Cardenales encerrados bajo llave
En 1216, tras la muerte de Inocencio III, se produce lo que se considera como el primer c¨®nclave
La f¨®rmula de los dos tercios adoptada por Alejandro III en su constituci¨®n de 1179 resolvi¨® un problema para generar otro: la dificultad para alcanzar r¨¢pidamente el necesario acuerdo con mayor¨ªa suficiente. En 1216 se produce lo que, en puridad, puede considerarse como el primer c¨®nclave (cum clave, con llave, bajo encerramiento). Muerto en Perusa, el 16 de julio, Inocencio III, sus habitantes encierran a los cardenales bajo condiciones de verdadero secuestro para que procedan a elegir cuanto antes. El 18 de julio han designado a Honorio III. Un secuestro, a¨²n m¨¢s estricto, se lleva a cabo en 1241. El senador de Roma Mateo Rosso Orsini, temiendo la intervenci¨®n del emperador Federico II, retiene casi dos meses a los cardenales en las ruinas de las c¨¢rceles de Septizonio, bajo vigilancia de guardianes, que tratan a los cardenales como prisioneros, sufriendo todo tipo de privaciones. Pero el elegido enferma dos d¨ªas despu¨¦s. Los cardenales, aterrorizados ante la idea de otro secuestro similar, huyen de Roma a Anagni, con el Papa moribundo, donde se tomar¨¢n casi a?o y medio para la elecci¨®n.
La leyenda sostuvo que gracias a la abertura en el tejado el Esp¨ªritu Santo ilumin¨® a los cardenales
El 29 de noviembre de 1268 muere en Viterbo Clemente IV. Reunidos en el hoy conocido como Palacio del C¨®nclave de esta ciudad para proceder a la elecci¨®n, ¨¦sta no se hace efectiva hasta el 1 de septiembre de 1271. Pasado el primer a?o, las autoridades de la ciudad decidir¨¢n recluir rigurosamente a los cardenales. Este encerramiento, seg¨²n algunos autores, es recomendado por san Buenaventura, general de los franciscanos, lleg¨¢ndose al extremo de que se abrir¨¢ una parte del tejado para hacerles llegar por esa v¨ªa los alimentos. En la fase final del proceso electoral s¨®lo recibir¨¢n pan y agua. Pronto se extender¨¢ la leyenda popular de que, gracias a la abertura en el tejado, la inspiraci¨®n del Esp¨ªritu Santo habr¨ªa iluminado a los cardenales.
El Papa elegido en Viterbo, Gregorio X, reunir¨¢ el Concilio II de Ly¨®n, donde el 7 de julio de 1274 presenta la constituci¨®n Ubi Periculum, destinada a regular pormenorizadamente todos los aspectos del c¨®nclave, siendo sus disposiciones las que, en esencia, han definido hasta hoy el perfil b¨¢sico de la instituci¨®n del c¨®nclave.
En esta constituci¨®n se pondr¨¢ especial atenci¨®n en definir plazos. Transcurridos diez d¨ªas de la muerte del pont¨ªfice, sin esperar m¨¢s tiempo a que lleguen los cardenales ausentes, los cardenales se reunir¨¢n en la ciudad donde hubiera muerto el Papa. Deber¨¢n encerrarse, asegurando el aislamiento, contando cada cardenal con un solo dom¨¦stico, dos en caso de necesidad por enfermedad. S¨®lo tratar¨¢n del asunto de la elecci¨®n. Las autoridades civiles, bajo juramento, deber¨¢n asegurar el aislamiento pretendido. A trav¨¦s de un torno de clausura se introducir¨¢n los alimentos. Despu¨¦s de los tres primeros d¨ªas de deliberaci¨®n se les reducir¨¢ la dieta a un plato por la ma?ana y otro por la tarde. Transcurridos otros cinco d¨ªas m¨¢s sin elegir, la dieta quedar¨¢ reducida a pan, agua y vino. Para entonces, el procedimiento electoral contemplaba tres f¨®rmulas: escrutinio, compromisarios e inspiraci¨®n. A fines del siglo XIII estaba meticulosamente definido el complejo ceremonial que recorr¨ªan los pont¨ªfices desde su elecci¨®n hasta su coronaci¨®n.
El futuro de esta constituci¨®n, tan importante para la historia del Pontificado, no fue f¨¢cil. El sucesor de Gregorio X, Inocencio V, fue elegido en un solo d¨ªa mediante su aplicaci¨®n, siendo abolida en 1276, con el consiguiente alargamiento de los procesos electorales. Celestino V, el ¨²nico papa dimisionario de la historia del Pontificado, tard¨® en ser elegido dos a?os y tres meses, siendo este pont¨ªfice el encargado de reponer, en 1294, la constituci¨®n abolida. Su sucesor, Bonifacio VIII, elegido en un solo d¨ªa, confirm¨® la reposici¨®n de la norma y la incorpor¨® definitivamente a la legislaci¨®n can¨®nica. Clemente VI, en 1351, suavizar¨ªa las disposiciones relativas a la dieta alimenticia.
Por muchos avatares habr¨ªa de pasar el c¨®nclave en los siglos inmediatos, con la progresiva politizaci¨®n del proceso electoral. En la elecci¨®n de 1378 fue elegido primero Urbano VI, para que, unos d¨ªas despu¨¦s, algunos cardenales manifestasen haber sido presionados y abandonasen la Ciudad Eterna para elegir a Clemente VII, inici¨¢ndose el Cisma de Occidente, con un Papa en Roma y otro en Avi?¨®n, debiendo ser el concilio general, reunido en Constanza en 1415, y no el c¨®nclave, el que proceder¨ªa a elegir a un Papa con el que se cerrase el conflicto generado.
Tras la terminaci¨®n del cisma, la intensificaci¨®n de las relaciones pol¨ªticas del Pontificado propici¨® la internacionalizaci¨®n del Colegio Cardenalicio, comenzando a ser habitual la presencia de cardenales no italianos, lo que permiti¨®, por ejemplo, la llegada al solio pontificio de cardenales espa?oles, los Borja, los llamados catalanes: Calixto III (1455-1458), y su sobrino Alejandro VI (1492-1503); o de Adriano VI (1522-1523), nacido en Utrecht. Son muchos los datos que han trascendido de las tensiones internas de los c¨®nclaves en esa etapa final del medievo. Entre las elecciones mejor conocidas en sus interioridades se encuentra la de P¨ªo II, en 1458, gracias a sus memorias, en las que relata c¨®mo una facci¨®n de los cardenales se encerraron por la noche secretamente en las letrinas del palacio apost¨®lico para organizar una trama favorable a una determinada candidatura, acab¨¢ndose por descubrir la conspiraci¨®n, a la vez que alude a la costumbre del asalto por el pueblo de Roma del palacio del cardenal elegido, con el perjuicio, en este caso, de otro cardenal, cuyo nombre circul¨® por error como elegido, sufriendo su palacio el saqueo ritual.
Ya en el contexto de la reforma tridentina, P¨ªo IV promulg¨® la bula In eligendis (1562), a?adiendo algunas precisiones referidas, en especial, a la suspensi¨®n de las atribuciones jurisdiccionales de los cardenales mientras dura el c¨®nclave y fijando las funciones del camarlengo durante el mismo, limit¨¢ndolas a presidir y dirigir la reuni¨®n. Sin embargo, en sustancia, las aportaciones de las disposiciones de 1059, 1179 y, sobre todo, 1274 fueron las que decidieron el futuro del c¨®nclave.
Jos¨¦ Manuel Nieto Soria es catedr¨¢tico de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro El pontificado medieval (Arcolibros, 1996).
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