'Ars¨¦nico por compasi¨®n'
EL PA?S ofrece ma?ana, s¨¢bado, por 8,95 euros, la comedia de Frank Capra
Quien no se r¨ªa con esta pel¨ªcula es que realmente se toma la vida demasiado en serio. Ars¨¦nico por compasi¨®n es una comedia muy, muy loca, ca¨®tica, rodada en un escenario ligeramente polvoriento y oscuro en el que abundan los muertos y los psic¨®patas y en el que brillan como luces del viejo ne¨®n di¨¢logos de estupenda cepa surrealista: "Creo que estoy cogiendo un resfriado". "No, querido. Es el reverendo Harper quien ha estornudado". Quiz¨¢ tengan raz¨®n quienes han escrito nost¨¢lgicamente que ya no se hacen pel¨ªculas como Arsenic and old lace: fueron quiz¨¢ los ¨²ltimos a?os en los que era todav¨ªa posible re¨ªrse a mand¨ªbula batiente de los asesinos en serie.
Resumir el argumento es casi imposible, porque habr¨ªa que decir que se trata de un hombre, Mortimer Brewster, cr¨ªtico teatral, famoso en todo Nueva York por su feroz defensa de la solter¨ªa, que descubre que sus dos amables y ancianas t¨ªas, as¨ª como su siniestro hermano mayor, son laboriosos homicidas y que procura arreglar las cosas antes de irse en luna de miel (se ha casado con la hija de un pastor: protestante, por supuesto). Es decir, un argumento enrevesado y poco gracioso. Y sin embargo, Ars¨¦nico por compasi¨®n, y sobre todo su primera parte, es simplemente desternillante, una comedia llena de vida, de ritmo desenfrenado, imposible de olvidar.
Dado que el director es Frank Capra (?Qu¨¦ bello es vivir!), se podr¨ªa pensar que esta pel¨ªcula tiene, como casi toda su obra, un toque sentimental y, seg¨²n algunos, algo blando. Pero no es as¨ª. Arsenic and old lace (t¨ªtulo original) no tiene ni la menor traza moralizante. Las viejecitas son encantadoras, pero su pretendida compasi¨®n es dura como el pedernal: hombre solitario al que conocen, hombre solitario al que envenenan con su rica infusi¨®n de t¨¦ de bayas. La idea no fue de Capra, sino de Joseph Kesselring, un actor y cantante convertido en autor teatral que logr¨® un gran ¨¦xito en Broadway con esta pieza, escrita (qu¨¦ tiempos aquellos) en tres semanas. Cuentan que Capra se lanz¨® literalmente sobre el escenario al acabar la representaci¨®n para comprar los derechos para el cine. "Una corazonada", escribi¨® en sus memorias, "es creatividad intentando decirte algo". El gui¨®n fue finalmente obra de Julius y Philip Epstein (los mismos de Casablanca), y la pel¨ªcula se rod¨® en ocho semanas porque hab¨ªa que aprovechar el "pr¨¦stamo" de algunos de los actores que interpretaban la obra en el teatro: sobre todo de las dos viejecitas, unas maravillosas Josephine Hull (t¨ªa Abby) y Jean Adair (t¨ªa Martha). Capra intent¨® que le "cedieran" tambi¨¦n al muy famoso Boris Karloff, que interpretaba en el escenario al hermano loco de Mortimer y protagonizaba un gag memorable: operarse para parecerse a ?Boris Karloff! No fue posible, y el papel fue para un digno Raymond Massey. Aunque el mejor secundario de la pel¨ªcula es, como siempre, Peter Lorre, bordando, en clave humor¨ªstica, uno de sus t¨ªpicos papeles de pelota redomado.
La interpretaci¨®n m¨¢s sorprendente de todas es la de Cary Grant. El actor reconoci¨® que se lo hab¨ªa pasado en grande en el rodaje, pero siempre insinu¨® que no hab¨ªa quedado muy satisfecho de su papel, porque Capra le hab¨ªa obligado a sobreactuar. Y eso era algo que a Cary Grant no le gustaba nada, encantado como estaba con su imagen elegante y su capacidad para mantener el tipo pasara lo que pasara. (Seguro que hubiera disfrutado interpretando a James Bond). Grant explic¨® su objetivo profesional: "Siempre me interpreto a m¨ª mismo a la perfecci¨®n". En Ars¨¦nico por compasi¨®n Capra no le dej¨® en paz hasta convertirle en un aut¨¦ntico payaso. Mortimer fue el papel m¨¢s loco de toda su carrera. Tuvo que hacer muecas, dar vueltas a los ojos como un poseso y entrar y salir vertiginosamente por puertas y ventanas: "La locura corre por las venas de mi familia. Mejor dicho, galopa". Y, a su pesar, Grant hizo una interpretaci¨®n a galope tendido. En algunos momentos llega a recordar a los actores c¨®micos de cine mudo.
Al fin y al cabo, Frank Capra se inici¨® en el cine dirigiendo al gran Harry Langdon (que casi enloqueci¨® intentando competir con Buster Keaton y Chaplin). Aunque no haya pasado a la historia del cine por eso, sino por representar mejor que nadie el sue?o americano. ?l, que hab¨ªa nacido en Palermo y emigrado a los seis a?os, conect¨® mejor que cualquier otro director con las emociones cotidianas de millones de norteamericanos que luchaban con la Gran Depresi¨®n y que apreciaron su optimista visi¨®n de una felicidad y justicia seguramente lejanas, pero posibles. Gente que no compart¨ªa la idea de que aquel que r¨ªe es el que a¨²n no ha o¨ªdo las ¨²ltimas y malas noticias y que so?aba con la mezcla de comicidad y sentimentalismo que le presentaba Capra.
Es muy posible que para los espectadores de hoy sea mucho m¨¢s atractiva su parte c¨®mica que la m¨¢s ideol¨®gica. A Capra se le ha acusado muchas veces de ser "un director ¨²til al servicio de un optimismo in¨²til", de difundir mensajes conformistas, comedias "sociales" en las que los individuos, uno a uno, eran capaces de triunfar sobre malvadas tramas de corrupci¨®n o sobre la indiferencia de los hombres realmente poderosos. El m¨¢ximo ejemplo ser¨ªa, precisamente, su famos¨ªsima ?Qu¨¦ bello es vivir!, estrenada dos a?os despu¨¦s de Ars¨¦nico por compasi¨®n y que, curiosamente, marc¨® su acelerada y muy brusca decadencia. Pero quiz¨¢ fuera m¨¢s justo relacionarle con un escritor ahora poco recordado pero de gran ¨¦xito en aquella misma ¨¦poca, William Saroyan, hijo de inmigrantes armenios, que tuvo tambi¨¦n momentos magn¨ªficos (como la muy injustamente olvidada Mi nombre es Aram) y libros como su Human comedy, que responden a ese mismo esp¨ªritu de identificaci¨®n casi visceral con el llamado "sue?o americano", el canto al individuo y a la candidez que signific¨® Capra. Casi es sorprendente que el director de cine no llevara a la pantalla la historia de Homer, el adolescente que reparte los telegramas en el peque?o pueblo de Ithaca durante la II Guerra Mundial y que se convierte en el testigo de la vida, las penas y alegr¨ªas, de sus convecinos.
Es verdad que fue gracias a estas comedias a lo que Frank Capra consigui¨® lo que ning¨²n otro director antes: que su nombre figurara por encima del t¨ªtulo de la pel¨ªcula, algo reservado hasta entonces a las grandes estrellas y que ¨¦l mismo valor¨® tanto como para grabarlo a fuego en la portada de su libro de memorias. Pero tambi¨¦n es posible que hoy d¨ªa Arsenic and old lace est¨¦ mucho m¨¢s viva que algunas de aquellas otras amables, y a veces dudosas, historias. Aqu¨ª no hay el habitual y t¨ªpico paso de la risa a las l¨¢grimas que tanto cultiv¨® Capra. Aqu¨ª no hay m¨¢s l¨¢grimas que las que puedan provocar las propias carcajadas. Y quiz¨¢ esta loca farsa de humor negro, un monumento al culto del gag, haya dejado realmente su marca en la historia del cine. ?No recuerdan en algunas ocasiones sus golpes m¨¢s ingeniosos a los mejores momentos de los Monty Phyton? Y las surrealistas cargas de Teddy Brewster cuando, convencido de que es Roosevelt, confunde la escalera de su casa con San Juan Hill, escenario de una de las batallitas del presidente norteamericano, ?no han estado quiz¨¢ presentes en algunas famosas pel¨ªculas c¨®micas de los a?os setenta? L¨¢stima que Capra no consiguiera terminar esta pel¨ªcula como quer¨ªa: en lugar de que Mortimer explicara a su mujer que no ten¨ªa por qu¨¦ preocuparse por la locura familiar pues ¨¦l hab¨ªa sido un ni?o adoptado, intent¨® que el protagonista gritara: "Al¨¦grate, soy un bastardo". Lo mejor para disfrutar de esta pel¨ªcula es recordar la recomendaci¨®n del gran Bernard Shaw: "Nadie dijo que la vida fuera f¨¢cil, hijo m¨ªo, pero ten valor: puede ser deliciosa".
Este texto se incluye en el libro-DVD de Ars¨¦nico por compasi¨®n que ma?ana pone a la venta EL PA?S.
El papel m¨¢s divertido de su vida
Realizada en 1944, Ars¨¦nico por compasi¨®n est¨¢ interpretada en sus papeles principales por Cary Grant, Priscilla Lane, Josephine Hull, Jean Adair, John Alexander, Raymond Massey, Jack Carson, Edward Everett Horton, Peter Lorre y James Gleason.
Productor y director: Frank Capra. Gui¨®n: Julius J. Epstein y Philip G. Epstein, basado en la obra de teatro de Joseph Kesselring. M¨²sica original: Max Steiner. Fotograf¨ªa: Sol Polito. Montaje: Daniel Mandell. Direcci¨®n art¨ªstica: Max Parker.
Sobre esta disparatada y genial comedia de humor negro, su protagonista, Cary Grant, reconoci¨® siempre que fue el rodaje en el que m¨¢s hab¨ªa disfrutado en su larga carrera, sin duda por la libertad de acci¨®n que le permiti¨® su responsable, Frank Capra. Grant est¨¢ exultante, probablemente sobreactuado y magistral.
Babelia
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