El nuevo Estatut como objeto de exportaci¨®n
Los parlamentarios valencianos votaron ayer por unanimidad su acuerdo sobre el nuevo Estatut para nuestra comunidad aut¨®noma. La paradoja es que a¨²n no saben cu¨¢l ser¨¢ el contenido de ese texto, sobre el que a¨²n mantienen acusadas divergencias.
La sesi¨®n de ayer de las Cortes visualiz¨®, en cualquier caso, la satisfacci¨®n de los diputados consigo mismos y con la aplaudida ponencia que ha redactado el dictamen sobre el Estatut. "Ha habido buen rollo", lleg¨® a enfatizar desde el estrado Joan Rib¨®, portavoz de EU-L'Entesa. Mientras en el interior del hemiciclo se daba rienda a tanta autosatisfacci¨®n, en las calles adyacentes no se manifestaban masas enfervorizadas ante semejante acontecimiento.
El obvio motivo es la previsibilidad del texto estatutario que ha de salir. En primer lugar -y eso es m¨¦rito de sus ponentes-, por haber dedicado meses a consultar a todo quisque: ninguna entidad o instituci¨®n representativa de la Comunidad ha quedado al margen de la consulta. En segundo lugar, porque la intenci¨®n manifiesta de todos los grupos pol¨ªticos es no s¨®lo la de redactar un nuevo Estatut, sino, sobre todo, transmitir una imagen de consenso que lo blinde en el interior y que permita exhibirlo como modelo a imitar en el exterior.
Por mor del intenso escrutinio al que se est¨¢ sometiendo al futuro marco legal de nuestra autonom¨ªa, los parlamentarios han sido particularmente prudentes a la hora de asignarse en ¨¦l competencias o privilegios que no ser¨ªan bien vistos por los ciudadanos. As¨ª, no han apurado la propuesta inicial de igualar el coste de todos los esca?os, lo que elevar¨ªa el n¨²mero de diputados a 109, pero que encarecer¨ªa tambi¨¦n el presupuesto de las Cortes. Y se han conformado asimismo con extender su inviolabilidad s¨®lo a algunos supuestos fuera de sede parlamentaria y a ampliarla hasta las siguientes elecciones. Se trata de meros detalles t¨¦cnicos, sin duda, pero, de haberse exagerado la nota, habr¨ªan podido arrojar sombras sobre el aut¨¦ntico inter¨¦s de nuestros representantes en la reforma.
Si ayer hubo satisfacci¨®n generalizada, no fue, pues, por propia conveniencia de los interesados, sino por haber logrado acuerdos que bien lo merec¨ªan: desde incluir el Derecho Civil valenciano hasta decidir que el Tribunal Superior de Justicia sea la ¨²ltima instancia judicial, pasando por controlar la Junta de Seguridad Ciudadana. ?sos y otros temas que han alimentado repetidas reivindicaciones auton¨®micas, fueron propiciados por la existencia constitucional de dos v¨ªas distintas de acceso a la autonom¨ªa y por haberse duplicado en muchos lugares servicios que prestaban a la vez la Administraci¨®n central y algunas perif¨¦ricas, como el de polic¨ªa. A esa duplicaci¨®n aberrante que a¨²n colea, y que resta en la actualidad eficacia a la lucha contra el crimen, se opusieron en su momento gentes tan diversas como Josep Tarradellas y Manuel Fraga, con su administraci¨®n ¨²nica auton¨®mica.
Aunque s¨®lo fuese por esas disfunciones, bien est¨¢ que se revisen los estatutos aqu¨ª y en el resto de Espa?a. En nuestro caso, frente a temas de obvio y generoso acuerdo de los grupos pol¨ªticos, perviven diferencias a solventar r¨¢pidamente si se pretende que el nuevo Estatut sea el primero en modificarse y que sirva, a su vez, como referente a todos los dem¨¢s. El mayor escollo se halla en esa Agencia Tributaria auton¨®mica propia que propone el PSPV-PSOE. Aunque sus competencias queden muy lejos de las que tiene Euskadi, el peligro de una dispersi¨®n fiscal que disminuya su eficacia, potencie el fraude y provoque la desigualdad entre los ciudadanos no es ninguna frusler¨ªa: por experiencia propia he vivido la opacidad fiscal absoluta entre el Pa¨ªs Vasco y el resto de Espa?a, que es semejante a la que pueda haber con Tailandia.
Pese a ello, el acuerdo estatutario est¨¢ a la vuelta de la esquina. No para la fecha simb¨®lica del 25 de abril, como pretend¨ªa el PP, dispuesto a "ser generoso y buscar el consenso", en manifestaci¨®n de su portavoz, Seraf¨ªn Castellano. Sin embargo, s¨ª ser¨¢ r¨¢pido e inevitable porque una fuerte corriente dentro del PSOE -los "colegas centralistas", que dice en privado Joan Ignasi Pla, refiri¨¦ndose, quiz¨¢s, a Rodr¨ªguez Ibarra, Chaves y alg¨²n otro- quiere, al igual que el PP, que el nuevo Estatut valenciano sea el espejo en el que se miren las otras autonom¨ªas, en vez de que escuchen los peligrosos cantos de sirena de un federalismo incontrolado, ll¨¢mese asim¨¦trico, medio pensionista o como sea.
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