El gusto del 'sake'
Con el fondo de la I Guerra Mundial pesando de alguna manera, Richard Strauss compuso la ¨®pera Die frau ohne schatten, un cuento fant¨¢stico cargado de simbolismo. Y lo hizo con la colaboraci¨®n una vez m¨¢s como libretista de Hugo von Hofmannsthal. Los buenos oficios de la pareja son una garant¨ªa para el sello de calidad de la obra. En el Teatro Real se ha presentado ahora con el soporte visual y teatral de una producci¨®n de 1992 de la ?pera de M¨²nich realizada en Madrid por Isao Takashima. La mayor originalidad es que el ritual esc¨¦nico se apoya en gran medida en los postulados b¨¢sicos del teatro kabuki japon¨¦s. En el gesto, el movimiento y, especialmente, en la suntuosidad del vestuario del emperador, la emperatriz y el mundo de los esp¨ªritus. El espect¨¢culo, sobre todo en los dos primeros actos, funciona bien. A la m¨²sica de Strauss no le sienta mal este toque oriental. Refuerza el misterio de lo inalcanzable en esta historia de valores trascendentes. Adem¨¢s, la propia estructura del montaje favorece la inteligibilidad de lo que se est¨¢ contando. Ello, en un argumento tan complejo, no es nada desde?able.
La mujer sin sombra
De Richard Strauss, con libreto de Hugo von Hofmannsthal. Con Robert Dean Smith, Eva Johansson, Julia Juon, etc¨¦tera. Director musical: Pinchas Steinberg. Director esc¨¦nico: Ennosuke Ichikawa. Producci¨®n de la Bayerische Staasoper de M¨²nich. Coro y Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Teatro Real, 15 de abril.
El motor fundamental de la noche vino, en cualquier caso, de la soberbia actuaci¨®n de la Sinf¨®nica de Madrid dirigida por el experto maestro Pinchas Steinberg. Cabe hablar incluso de agradabil¨ªsima sorpresa. Porque ante una partitura de dificultades en cadena, la orquesta y su director sacaron un sonido identificable como straussiano, mantuvieron en todo momento la tensi¨®n dram¨¢tica con unos contrastes din¨¢micos poderosos y, sobre todo, no renunciaron a la intensidad l¨ªrica. Hubo fluidez, expresividad y hasta sutileza po¨¦tica, aunque quiz¨¢ sin ese toque de voluptuosidad ¨²ltima a la que invita el compositor. El p¨²blico reconoci¨® el enorme esfuerzo y Steinberg se convirti¨® en el triunfador de la noche en los saludos finales.
El reparto vocal fue, asimismo, equilibrado. Empezando por la danesa Eva Johansson como Emperatriz, continuando por el estupendo tr¨ªo norteamericano -Dean Smith, Alan Titus, Luana deVol- y finalizando en unas intervenciones secundarias resueltas con entidad por los espa?oles Susana Cord¨®n, Ruth Rosique, Itxaso Mentxaka o Joan Cabero. Primaron los valores de conjunto sobre las individualidades y eso en una ¨®pera como ¨¦sta es prioritario. El espectador del Real experiment¨®, en l¨ªneas generales, el placer del descubrimiento. Por la obra, especialmente, pero tambi¨¦n por el montaje y la interpretaci¨®n.
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