1905, el tercer centenario
La crisis de 1898 lleva a primer plano la figura del Quijote como emblema de la naci¨®n espa?ola. Para la literatura sacudida por el Desastre, constituir¨¢ un refugio al ofrecer el m¨¢s noble ejemplo de la especificidad del alma nacional. No sucede lo mismo con quienes desde la periferia censuran desde hace d¨¦cadas los rasgos espirituales que consolidan el atraso de Espa?a. A mediados del siglo XIX, Marx hab¨ªa dado un claro ejemplo de esa actitud en su visi¨®n del mexicano como espa?ol degenerado, siendo ya Espa?a suficiente muestra de inadaptaci¨®n al progreso, con el quijotismo como s¨ªmbolo. La oposici¨®n entre una Catalu?a progresiva y la Castilla decadente, leitmotiv del primer catalanismo, sobre todo en la obra de Valent¨ª Almirall, responde a ese enfoque. "Almirall considera", nos explica la autora del libro que comentamos, "que la intransigencia quijotesca, su jactancia y su orgullo son caracter¨ªsticos de los castellanos que sin duda el manchego representa como ninguna otra figura literaria". Es el punto de partida de una valoraci¨®n destinada a durar mucho tiempo.
EL 'QUIJOTE' DESDE EL NACIONALISMO CATAL?N, EN TORNO AL TERCER CENTENARIO
Carme Riera
Destino. Barcelona, 2005
241 p¨¢ginas. 15 euros
La circunstancia particular de la celebraci¨®n del Tercer Centenario permite a Carme Riera realizar un penetrante an¨¢lisis del tratamiento recibido por el Quijote en Catalu?a a cargo del pensamiento nacionalista. Adem¨¢s, 1905 es un a?o en el que se incrementan las tensiones con la Espa?a oficial, con la famosa caricatura antimilitarista del ?Cu-Cut! que es origen de las trayectorias en tijera hacia la Ley de Jurisdicciones de un lado y hacia Solidaridad Catalana de otro. Otro movimiento en tijera saldr¨¢ de la lectura catalanista: el libro ser¨¢ objeto de juicios diversos, pero no as¨ª la figura positiva de Cervantes, todo en medio de una intensa pol¨¦mica, agudizada por el oficialismo que marca la celebraci¨®n. A pesar de la propensi¨®n al rechazo, los episodios m¨¢s salientes del libro, y por encima de todo sus dos protagonistas, pueblan las p¨¢ginas de la prensa siendo objeto de una utilizaci¨®n pluris¨¦mica, especialmente en el campo de la caricatura. De los dos, el caballero es el preferido frente al "sanchopancismo", l¨¦ase pasividad castellana, sobre el que ironiza Santiago Rusi?ol. Se trata, concluye Riera, de una visi¨®n realista en la cual prevalece la bac¨ªa sobre el yelmo, de acuerdo con el sistema de valores dominante en la sociedad que se agita en torno al centenario.
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