La izquierda parte con ventaja en las elecciones de ma?ana en Andorra

Un total de 16.022 electores sobre una poblaci¨®n de 72.000 ciudadanos -de los que 27.700 son espa?oles- decidir¨¢n ma?ana sobre el futuro del ¨²nico Estado de los Pirineos: Andorra. ?stas son, en opini¨®n de pol¨ªticos y analistas, las elecciones del cambio. Por dos razones. Primera, porque las fuerzas progresistas y de izquierdas parecen tener posibilidades reales de llegar al Gobierno y cambiar la orientaci¨®n de especulaci¨®n y liberalismo a ultranza de los ¨²ltimos a?os. Y segunda, porque las propuestas que formulaba por escrito el texto constitucional han empezado a ser asumidas por los grupos sociales y econ¨®micos.

A caballo entre la consolidaci¨®n de la Constituci¨®n que se aprob¨® en refer¨¦ndum hace 12 a?os, y la necesidad de obtener una posici¨®n en Europa o al menos entre sus vecinos para asegurar su supervivencia econ¨®mica, los pol¨ªticos andorranos han hecho en los ¨²ltimos 15 d¨ªas un sprint para conseguir su parcela de poder. Concurren cinco partidos: Liberal (Albert Pintat), Socialdem¨®crata (Jaume Bartumeu), Renovaci¨®n Democr¨¢tica (Patrick Garcia), la coalici¨®n CNA-Segle 21 (Enric Tarrado), y una candidatura ecologista y de izquierdas, los Verdes (Isabel Lozano). Lozano es la primera mujer que opta a la jefatura del Gobierno en un pa¨ªs en donde las mujeres no lograron derechos pol¨ªticos hasta casi la d¨¦cada de 1970.

En los ¨²ltimos a?os, los liberales que encabeza el actual jefe de Gobierno, Marc Forn¨¦, han negociado un acuerdo de cooperaci¨®n con la UE, pero tambi¨¦n con la mirada puesta en el mantenimiento de sus privilegios, lo que ellos llaman "especificidades".

Con todo, los andorranos han pagado el precio de tener que aplicar una legislaci¨®n en materia de impuestos sobre el ahorro y de transparencia bancaria. Y han sido obligados a empezar a respetar las normas que rigen a los socios europeos en materia de legislaci¨®n laboral, gesti¨®n de residuos y limpieza de r¨ªos, control de contrabando y bienestar social, en estado de letargo a pesar de las demandas sociales.