Nueve muertes olvidadas en ?frica
La muerte de m¨¢s de cuatro millones de personas a machetazos, balas o hambre en Ruanda y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo ser¨¢ investigada por la Audiencia Nacional. Puede ser un nuevo caso Pinochet, pero con una diferencia: los acusados siguen en el poder. La querella criminal, presentada el 22 de febrero por el F¨®rum Internacional por la Verdad y Justicia en el ?frica de los Grandes Lagos contra 69 ruandeses, se encuentra en el Juzgado Central de Instrucci¨®n n¨²mero 4, que se ha declarado competente citando el principio de justicia universal. Esta vez -y es otra particularidad-, la demanda se centra en los asesinatos de nueve espa?oles. En el auto, el juez Fernando Andreu sostiene que los cr¨ªmenes deber¨¢n ser contextualizados, es decir, se abre la posibilidad de una investigaci¨®n por genocidio.
El Supremo exige la existencia de v¨ªctimas espa?olas para que la Audiencia Nacional pueda investigar delitos de jurisdicci¨®n universal
"El 30 not¨¦ que Julio estaba muy nervioso y el 31 ya no respondi¨® a la llamada. Le estaban matando", asegura el hermano marista Arrondo
"Los que nos hemos casado con un pueblo de pobres, seguiremos con ¨¦l. Mi seguridad es su seguridad, y viceversa", escribi¨® Vallmaj¨®
El F¨®rum dispone de declaraciones juradas de decenas de testigos (protegidos) y pruebas que les permiten afirmar que fueron asesinados por unidades del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR), la guerrilla predominantemente tutsi que tom¨® el poder en Ruanda a mediados de 1994. Se trata de los misioneros Joaquim Vallmaj¨®, Julio Rodr¨ªguez, Fernando de la Fuente, Miguel ?ngel Isla, Servando Mayor e Isidro Uzcudun, y de los cooperantes de M¨¦dicos del Mundo (MDM) Flors Sirera, Manuel Madrazo y Luis Val-tue?a.
Una de las sorpresas es que la querella se?ala al FPR como autor del asesinato de los maristas Rodr¨ªguez, De la Fuente, Isla y Mayor, cuando se sospechaba de los interhamues, la milicia radical hutu. "Disponemos de testimonios que confirman que se trat¨® de un comando del FPR", dice Jordi Palou, el abogado que ha presentado la demanda. "Los maristas manten¨ªan el campo de Nyamirangue [pr¨®ximo a Buka-vu], con m¨¢s de 30.000 hutus. El Frente quer¨ªa que los refugiados huyeran a la selva. En la zona se mov¨ªan los banyamulengues [tutsis de Zaire] y entre ellos hab¨ªa gente infiltrada del FPR". Servando Mayor tambi¨¦n apunt¨® en esa direcci¨®n antes de morir: "Si nos pasara algo ser¨¢ a manos de los que vienen, y no de la gente del campo".
La demanda cuenta con el respaldo de los familiares a t¨ªtulo individual y de personalidades como el premio Nobel de la Paz, Adolfo P¨¦rez Esquivel, pero no de las ¨®rdenes religiosas, que a¨²n trabajan en la zona. "Participamos por respeto a la memoria de mi hermano. El nombre del asesino no nos lo devolver¨¢, pero servir¨¢ para que no vuelva a suceder", asegura Fernando, hermano del logista de MDM Luis Valtue?a. Josep Maria, hermano de Flors Sirera, enfermera de esta ONG, comparte la opini¨®n: "La querella es una forma de ayudar. Los responsables est¨¢n en el poder y mantienen la capacidad de matar. No tiene sentido salvar a 10 si se asesina a 20".
El actual Gobierno de Ruanda siempre ha negado su implicaci¨®n. S¨®lo en el caso de Joaquim Vallmaj¨®, el ministro de Interior ruand¨¦s, Seth Sendashonga, admiti¨® en agosto de 1994 que los autores pudieron ser "miembros incontrolados" de su milicia.
La doctrina del Tribunal Supremo (recurrida ante el Constitucional) exige, para que la Audiencia Nacional pueda investigar delitos de jurisdicci¨®n universal, la existencia de v¨ªctimas espa?olas. ?stos son los casos:
JOAQUIM VALLMAJ?
Misionero de los Padres Blancos. Naci¨® en Navata (Girona) el 21 de marzo de 1941. Desapareci¨® el 26 de abril de 1994. Jam¨¢s se encontr¨® su cuerpo. Llevaba m¨¢s de 28 a?os en Ruanda. Era un hombre comprometido que denunciaba las injusticias. Tuvo problemas con los hutus: "Soy mal visto por las autoridades locales, especialmente por las que tienen las manos sucias", confes¨® en una carta en abril de 1991, y con los tutsis cuando el FPR ocup¨® Byumba, en el norte. Sobre su car¨¢cter escribi¨®: 'Los que estamos tocados por la tramontana somos y seremos incorfomistas e inc¨®modos'. Su hermana menor, Nuria, le recuerda como "una persona valiente y entregada a los dem¨¢s". "No le gustaba nuestra sociedad; su familia estaba en Ruanda". Uno de sus referentes era el arzobispo salvadore?o ?scar Arnulfo Romero, asesinado por la extrema derecha en 1980 mientras dec¨ªa misa. Tal vez por ello, Vallmaj¨® escribi¨® en 1992: 'Los que nos hemos casado con un pueblo de pobres, continuaremos con ¨¦l. Mi seguridad es su seguridad y su seguridad es mi seguridad'. Admirador del obispo brasile?o Helder C¨¢mara, ap¨®stol de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, Joaquim describi¨® as¨ª su labor misionera: 'Intentar rehacer caminos para que la Iglesia sea de verdad liberadora (...). Nuestro camino son los refugiados, los hambrientos, los prisioneros, los enfermos, los parados, los perseguidos...'. Sus denuncias de matanzas de hutus a manos del FPR en el norte de Ruanda no gustaron, a pesar de que tampoco repar¨® en cr¨ªticas a la jerarqu¨ªa ruandesa tras el genocidio tutsi ('la Iglesia pagar¨¢ caro lo que ha hecho'). Un d¨ªa, en un control, un oficial tutsi le espet¨®: "Te vas a arrepentir de tus homil¨ªas". Una unidad del FPR le fue a buscar a su casa el 26 de abril de 1994. Vallmaj¨® no opuso resistencia, se santigu¨® y subi¨® al veh¨ªculo. Fue la ¨²ltima vez que se le vio con vida.
LUIS VALTUE?A
Madrile?o. Naci¨® el 7 de febrero de 1966. Muri¨® en 18 de enero de 1997 en
Ruhengeri (Ruanda). Trabaj¨® como fot¨®grafo en diversos medios, entre ellos la agencia Cover. Su primera misi¨®n para el MDM fue en 1996, en L¨ªbano.
"Siempre estaba sonriente. Ven¨ªa mucho por la sede y dec¨ªa: 'Me quiero ir", recuerda Miriam Cabrera, responsable de la selecci¨®n de la ONG. "No ten¨ªamos previsto enviar un logista a aquella misi¨®n, pero cuando se cre¨® ese puesto pens¨¦ en Luis. Al dec¨ªrselo se volvi¨® loco de alegr¨ªa e hizo el petate en horas". "Mi hermano no era un h¨¦roe; s¨®lo quer¨ªa ayudar a la gente. Siempre fue un poco aventurero y viajero. Me dec¨ªa que no podr¨ªa trabajar en un banco, que se sent¨ªa in¨²til sentado en una oficina", recuerda Fernando Valtue?a. "Hablamos con ¨¦l en Navidad [de 1996] y no nos transmiti¨® que estuviera en peligro. Cuando regresaba de un viaje hab¨ªa que sacarle las cosas. Si le preguntabas ?c¨®mo ha ido?, respond¨ªa: 'Fenomenal'. "Lo que sucedi¨® en Ruhengeri fue una sorpresa. No fuimos capaces de detectar el riesgo. M¨¢s que peligro, sent¨ªan que no eran queridos por las autoridades. Parec¨ªa menos arriesgado que Goma en 1994. Despu¨¦s supimos de la existencia de muchos incidentes con otras ONG", dice Teresa Gonz¨¢lez, de MDM. Cuando Luis lleg¨® a Kigali en noviembre de 1996 llevaba en su bolsa un osito de peluche que una madrile?a le hab¨ªa entregado para una ni?a ruandesa. El viaje de ese juguete se convirti¨® en un reportaje, un ejemplo de esperanza.
FLORS SIRERA
Naci¨® en Tremp (Lleida) el 25 de abril de 1963. Era enfermera. Trabaj¨® en Canarias en proyectos del Cuarto Mundo con MDM. Estuvo en Goma en 1994. Siempre viajaba con su libro de poes¨ªas de Walt Whitman y un disco de Rosana. Muri¨® en Ruhengeri a los 34 a?os, junto a Luis Valtue?a y Manuel Madrazo. "Mi hermana ten¨ªa una idea clara de ad¨®nde iba. Era altruista, una mujer muy sensible y abierta, un poco ilusa a veces, pero siempre dispuesta a ayudar. Estudi¨® en las dominicas y siempre le atrajeron las misiones. No era religiosa, pero ten¨ªa algo de ese sentimiento, y como no pod¨ªa ir si no pertenec¨ªa a una orden se apunt¨® a una ONG", asegura su hermano Josep Maria. Una semana antes de su muerte denunci¨® en una radio local las matanzas de hutus. "Estaba muy preocupada por esas declaraciones. No s¨¦ si iban a por ellos o fue la casa m¨¢s f¨¢cil de atacar, pero buscaban que todas las ONG se fueran de Ruhengeri y lo consiguieron", a?ade. Los asaltantes entraron en la vivienda, pidieron los pasaportes y mataron a los tres espa?oles. Al cooperante estadounidense Nitin Mahdav s¨®lo le tirotearon en una pierna. Ruanda es un estrecho aliado de EE UU.
MANUEL MADRAZO
Sevillano de Triana. Naci¨® el 14 de septiembre de 1954. Como t¨¦cnico de salud del Ayuntamiento trabaj¨® en asentamientos chabolistas. En 1994 inici¨® su colaboraci¨®n con MDM. Enviado a Goma en 1995, donde coloc¨® una bandera andaluza en la sede de MDM, Ruanda era su segunda misi¨®n. Asesinado el 18 de enero de 1997 en Ruhengeri. Llevaba tres meses en el pa¨ªs. "Le gustaba sentirse ¨²til. No era creyente, pero ten¨ªa una fuerte conciencia social. Dec¨ªa que el de Ruanda ser¨ªa su ¨²ltimo viaje. Fue para sustituir a una compa?era que no pudo ir por razones familiares. Era reflexivo y generoso", dice su hermano Fernando. "Nunca nos transmiti¨® un peligro inminente, pero cuando hablaba por tel¨¦fono lo hac¨ªa en clave. Ruanda era C¨¢ceres; Burundi, Badajoz, y Zaire, Portugal. Si lo hac¨ªa es porque se sent¨ªa espiado". Antes de morir, Manuel escribi¨® una carta a sus hijas que lleg¨® a Espa?a junto al cad¨¢ver. Ten¨ªa fecha de 12 de enero: "Nos debemos a la poblaci¨®n, pero para eso tenemos que pasar antes por el aparato oficial, que ha ganado una guerra reciente, que se siente fuerte, que tiene el mando y que, aunque con discreci¨®n, est¨¢ saldando cuentas pasadas", una referencia clara a las matanzas. Miriam Cabrera, m¨¦dico de Sevilla, era la persona que debi¨® haber ido a Ruanda en lugar de Manuel. "Ten¨ªa a una t¨ªa muri¨¦ndose y le convenc¨ª para que fuera en mi lugar. No s¨¦ por qu¨¦, pero le encarg¨® a Joaqu¨ªn, un celador gitano, que me cuidara en su ausencia. Cuando muri¨®, tard¨¦ d¨ªas en reaccionar. Despu¨¦s llor¨¦ y vomit¨¦. Joaqu¨ªn, que no separ¨® de m¨ª, me dijo para tranquilizarme: 'No estaba pa ti".
JULIO RODR?GUEZ
Naci¨® en Pi?el de Arriba (Valladolid) el 20 de octubre de 1956. Hermano marista. Estuvo en Zaire en tres etapas durante 14 a?os. Se incorpor¨® a la comunidad del campo de Nyamirangue a principios de junio de 1996. "Fue el ¨²ltimo que lleg¨®", recuerda el hermano Benito Arbu¨¦s, superior de la orden en aquellas fechas. "Julio era el entusiasmo en persona. Tom¨® la opci¨®n de ir a ?frica a ayudar a la gente, a zonas como Kivu, donde las condiciones son duras". El 30 de octubre de 1996, los cuatro hermanos destinados en Nyamirangue lanzaron una llamada de socorro en la que solicitaron una intervenci¨®n internacional urgente de la ONU, para evitar la masacre de los refugiados que proteg¨ªan. Entre esos refugiados hab¨ªa interhamues con los que tuvieron alguna discusi¨®n porque pretend¨ªan convertir la escuela en un campo de adoctrinamiento. Esas diferencias hicieron pensar a su comunidad y a la prensa internacional que los hutus eran los autores de sus muertes. Al d¨ªa siguiente de lanzar el llamamiento por la radio fueron asesinados. "Hablaba con ellos todas las noches", dice el hermano Ignacio Arrondo, destinado en aquellas fechas en Bukavu. "El 30 not¨¦ que Julio estaba muy nervioso y el 31 ya no respondi¨® a la llamada. Le estaban matando".
FERNANDO DE LA FUENTE
Naci¨® en Burgos el 16 de diciem-bre de 1943. Hermano marista. Vivi¨® en Chile en plena dictadura militar. En 1995 se incorpor¨® al campo de Nyamirangue. "Era un hombre muy sensible y completo", dice el hermano Benito. Escrib¨ªa y pintaba. Se carte¨® con Isabel Allende, que despu¨¦s le dedic¨® un libro. Cuando pedimos voluntarios para ir al Congo en 1994 se ofreci¨® voluntario junto con otros 65 hermanos. Era un hombre de una gran estabilidad emocional, defensor de la justicia pero sin grandes discursos. Cuando les pedimos que se marcharan por las noticias que ten¨ªamos de la guerra, Fernando nos respondi¨® que no pod¨ªa dejar abandonada a aquella gente. 'Si estuvieses en mi lugar no tendr¨ªas valor de irte', contest¨® a Benito Arbu¨¦s. Fernando esperaba que su presencia evitar¨ªa la matanza de los refugiados hutus y que sus vidas ser¨ªan respetadas".
SERVANDO MAYOR
Naci¨® en Hornillos del Camino (Burgos) el 20 de julio de 1952. Hermano marista. Se incorpor¨® a Namirangue en 1995. "Era un hombre de gran pasi¨®n. Fue el primero en llegar all¨ª para apoyar a seis hermanos ruandeses. Cuando les pedimos que se marcharan, respondi¨® que deb¨ªa seguir hasta el final, que si les oblig¨¢bamos a irse ser¨ªa una traici¨®n a su conciencia. 'Si nos mand¨¢is salir, nos vamos, pero si nos pregunt¨¢is, nos quedamos", contest¨®, recuerda el hermano Benito. Los cuatro hermanos fueron torturados y asesinados. Sus cuerpos fueron arrojados a un pozo ciego de m¨¢s de 12 metros de profundidad situado a 50 metros de donde viv¨ªan. Los descubri¨® el hermano Arrondo. Fueron enterrados muy cerca, en Nyangezi, en el jard¨ªn del colegio marista.
MIGUEL ?NGEL ISLA
Naci¨® en Villala¨ªn (Burgos) el 8 de marzo de 1943. Hermano marista. Estuvo en Costa de Marfil desde 1974, donde dirigi¨® una escuela y una leproser¨ªa. Se incorpor¨® a la comunidad marista de Bukavu en agosto de 1995. "Ten¨ªa cuatro principios que reg¨ªan su vida: amor a Dios, libertad, rebeld¨ªa y amor a los que sufren", dice Benito. Cipriano Isla, hermano de Miguel ?ngel, recuerda que tuvo que escapar en una mula de la dictadura argentina por su dedicaci¨®n a los pobres. "Era un tipo estupendo, siempre entregado a los dem¨¢s. Cuando vives en el peligro te acostumbras a ¨¦l y te conf¨ªas. Han pasado ocho a?os y a¨²n me emociono al hablar de ¨¦l. Si no hubiese sido creyente se habr¨ªa dedicado a ayudar a los dem¨¢s a trav¨¦s de una ONG. Era gente muy especial".
ISIDRO UZCUDUN
Naci¨® en Pasajes (Guipuzcoa) el 24 de enero de 1931. Sacerdote y misionero de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n. Se march¨® a Ruanda en 1964. Llevaba casi 37 a?os en Mugina (Gitarama, centro de Ruanda). "Era jovial y deportista y fuerte f¨ªsicamente. No ten¨ªa l¨ªmites. ?se era su estilo", dice un misionero que prefiere ocultar su nombre. Isidro tom¨® partido por las personas, sin importarle si eran hutus o tutsis. No dud¨® en defenderles ante las autoridades sin importar qui¨¦n era la autoridad del momento. "Cuando se produjeron las matanzas de tutsis sali¨® en su defensa, lo mismo cuando los muertos eran hutus". Siempre tuvo una relaci¨®n tirante con el FPR, sobre todo a partir de 1995. Sus denuncias de encarcelamientos y asesinatos le convirtieron en un problema. Los tutsis le acusaron de genocida. "El FPR acusaba a los misioneros extranjeros de haber educado a los hutus que luego cometieron un genocidio contra los tutsis. Les ve¨ªan como una parte del problema", a?ade. Seg¨²n la querella, un comando secreto del FPR, procedente de Kigali, le asesin¨® el 10 de junio de 2000. Le dispararon un tiro en la boca, para silenciarle.
Hambre, genocidios y el control del 'coltan' y otros minerales
UNA MALA INDEPENDENCIA de B¨¦lgica, la ca¨ªda de la monarqu¨ªa feudal tutsi, un Gobierno hutu surgido de las primeras elecciones por voluntad de la mayor¨ªa (el 80% de la poblaci¨®n de Ruanda es hutu), las primeras matanzas y la radicalizaci¨®n de un r¨¦gimen mimado por Francia desemboc¨® en abril de 1994 en el genocidio de 800.000 tutsis y hutus moderados y la posterior conquista de Kigali por parte del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (exiliados tutsis procedentes de Uganda). La ca¨ªda del r¨¦gimen radical hutu provoc¨® un ¨¦xodo de dos millones de personas. La Francia de Mitterrand ayud¨® a sacar del pa¨ªs a los asesinos con la cobertura de una operaci¨®n humanitaria. El nuevo r¨¦gimen tutsi de Kigali lanz¨® en oto?o de 1996 una ofensiva contra los campamentos hutus situados en Zaire, al otro lado de la frontera. Se ayud¨® de los banyamulengues (tutsis zaire?os).
La corrupci¨®n del r¨¦gimen de Mobutu Sese Seko en Kinshasa fue m¨¢s efectiva que el avance militar de una variopinta guerrilla al frente de la cual Ruanda y su entonces aliado, Uganda, colocaron a Laurent Kabila. Un golpe de Estado fallido en agosto de 1998 contra su hombre, que no cumpli¨® las expectativas, provoc¨® la invasi¨®n del este de Zaire, llamado ya Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, por los ej¨¦rcitos ruand¨¦s y ugand¨¦s, que se enfrentaron a ca?onazos entre s¨ª en Kisangani por el control del bot¨ªn. Desde entonces mantienen en la zona guerrillas clientelares.
Seg¨²n un informe de la ONU, ambos se han dedicado al saqueo sistem¨¢tico. Uganda, por ejemplo, ha exportado diamantes que no produce, y Ruanda, coltan (contracci¨®n de columbita-tantalita), un mineral esencial para los tel¨¦fonos m¨®viles. La ONU calcula que el 14% del comercio mundial de ese mineral procede del Congo y que una parte del comercio legal es extra¨ªdo en este pa¨ªs africano en condiciones de esclavitud. Es s¨®lo un ejemplo que se puede extender al germanio y al oro de Ituri, regi¨®n al norte del Congo, en la que se suceden las matanzas entre los hema (apoyados por Ruanda) y los lendu (protegidos por Uganda).
La Corte Penal Internacional de La Haya ha iniciado una investigaci¨®n sobre este pillaje. En esta guerra continua que sufre el Congo desde 1996 se ha producido un segundo genocidio menos vivible: el exterminio de los refugiados hutus y de sus aliados. Entre una matanza y otra, el hambre cr¨®nica y el monopolio imperial entre Francia y Estados Unidos, los muertos superan los cuatro millones, 20 veces m¨¢s que en Bosnia-Herzegovina.
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