El segundo Gobierno de Berlusconi nace lastrado por la tensi¨®n entre sus socios
Posfascistas y democristianos critican el nombramiento de un nuevo viceprimer ministro
El segundo Gobierno de Silvio Berlusconi naci¨® ayer con la misma enfermedad que mat¨® al primero: una tensi¨®n patol¨®gica entre los partidos del sur, Alianza Nacional (AN) y Uni¨®n de los Dem¨®cratas Cristianos (UDC), y el eje del norte de Forza Italia y la Liga Norte. Los liguistas cantaron victoria por la incorporaci¨®n como vicepresidente del ex ministro de Econom¨ªa Giulio Tremonti, al que consideraban uno de los suyos pese a militar en Forza Italia, mientras posfascistas y democristianos apenas ocultaban su falta de entusiasmo. Berlusconi parec¨ªa condenado a seguir sofocando las disputas entre sus socios.
El Gobierno Berlusconi-bis s¨®lo tiene que durar hasta las elecciones generales de la pr¨®xima primavera, pero incluso un a?o tomaba el aspecto de un plazo largu¨ªsimo para un equipo compuesto por elementos incompatibles. AN y UDC, formaciones con base electoral en el centro y sur del pa¨ªs, soportaron con resignaci¨®n los gritos de "Roma ladrona" proferidos por los ministros de la Liga Norte mientras dur¨® la inercia de la gran victoria electoral de 2001.
En julio pasado, tras el mal resultado en las europeas, forzaron la dimisi¨®n de Giulio Tremonti, ministro de Econom¨ªa y gran amigo de los liguistas, para reducir el peso nordista en el Gabinete. Esta semana, at¨®nitos ante el desplome registrado en las regionales (el centro-derecha venci¨® s¨®lo en dos de las 15 regiones donde se celebraron comicios), provocaron una crisis y la dimisi¨®n del propio Berlusconi con el mismo objetivo: laminar el nordismo que les hac¨ªa perder votos en el sur.
Pero ayer se encontraron con que los tres Robertos de la Liga (Roberto Calderoli, en Reformas; Roberto Castelli, en Justicia, y Roberto Maroni, en Trabajo) manten¨ªan sus puestos, reforzados con la vicepresidencia de Tremonti. "Con Tremonti es como si tuvi¨¦ramos tres ministros y medio", se entusiasm¨® Maroni. El l¨ªder de la Liga, Umberto Bossi, convaleciente de un derrame cerebral sufrido a finales de 2003, telefone¨® a Berlusconi para "felicitarle por la elecci¨®n de Tremonti" y exhibi¨® su sensaci¨®n de triunfo.
UDC y AN, por su parte, soportaron mal el jolgorio del norte. El ex vicepresidente democristiano Marco Follini, que prefiri¨® no formar parte del Berlusconi-bis, indic¨® que su partido no deseaba entablar pol¨¦micas sobre la composici¨®n del nuevo equipo. "Queremos que el debate se centre en el programa pol¨ªtico, no en los ministros, y que se desarrolle en el Parlamento", dijo. El l¨ªder de la oposici¨®n, Romano Prodi, aprovech¨® la ocasi¨®n para hurgar en las heridas de la coalici¨®n conservadora: "?sta ha sido una victoria absoluta de la Liga Norte", proclam¨®, secundado por todos los dirigentes del centro-izquierda. Piero Fassino, secretario general del mayor partido italiano, los Dem¨®cratas de Izquierda (ex comunistas), declar¨® que el resultado de la crisis pol¨ªtica hab¨ªa sido "un Gobierno de la desesperaci¨®n" y pronostic¨® que no durar¨ªa.
Preferencias
Resultaba evidente que Silvio Berlusconi ha preferido apoyarse en la Liga Norte -un partido regional y de tama?o limitado, pero con un electorado estable y fiel a su persona desde el principio de la legislatura- a hacerlo sobre dos formaciones nacionales, Alianza Nacional y la Uni¨®n de Dem¨®cratas Cristianos, tendentes a actuar con la mirada puesta en el posberlusconismo.
La Liga Norte abandon¨® a Il Cavaliere en 1994 y le conden¨® a una penosa ¨¦poca en la oposici¨®n, pero desde la victoria electoral de 2001 se mostr¨® leal: a cambio de la reforma federalista (poco apreciada por AN y UDC) ofrece un respaldo sin fisuras al liderazgo de Berlusconi. El presidente del Gobierno considera, adem¨¢s, que el extremismo de la Liga, muy dada al racismo y la xenofobia y partidaria de la pena de muerte, le permite atraer los votos ultraderechistas que el "viaje al centro" del posfascismo abandona por el camino.
La promesa de Berlusconi de trabajar con m¨¢s intensidad a favor del desarrollo del sur tuvo una plasmaci¨®n modesta en el nombramiento, como responsable de un nuevo Ministerio de Desarrollo y Cohesi¨®n Social, del siciliano Gianfranco Miccich¨¦, quien asegur¨® que en adelante se mirar¨¢ a las regiones sure?as "con mucha atenci¨®n". Miccich¨¦, de 51 a?os, procede de la inagotable cantera pol¨ªtica de Mediaset, el grupo televisivo de Il Cavaliere. Fue ejecutivo de Publitalia hasta que Berlusconi le encarg¨® que estableciera Forza Italia en Sicilia.
El ¨¦xito de Miccich¨¦ excedi¨® las expectativas de su jefe: en 2001 consigui¨® que una isla pol¨ªticamente poco homog¨¦nea, atormentada por la mafia y por la escasez de desarrollo, votara en bloque al centro-derecha y le diera los 61 esca?os en juego. El centro-izquierda no obtuvo ninguno.
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