Chagas, la epidemia silenciosa
18 millones de suramericanos sufren la dolencia, que tiene el 15% de mortalidad y s¨®lo da s¨ªntomas cuando ya es irreversible
Una chinche pica y no pasa nada. De momento. Porque en realidad ha activado una bomba de tiempo. El insecto ha transmitido un par¨¢sito, el Tripanosoma Cruzi, por el que 10 o 20 a?os despu¨¦s del contagio, hasta el 40% de los afectados sufrir¨¢n da?os en el coraz¨®n, es¨®fago, colon y sistema nervioso. El proceso, conocido como enfermedad de Chagas, es entonces irreversible y mortal hasta en el 15% de los casos.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) calcula que unos 18 millones de latinoamericanos viven, sin saberlo, con esta silenciosa enfermedad, que no suele dar s¨ªntomas hasta que est¨¢ en una fase avanzada. Seg¨²n los datos m¨¢s conservadores, unas 43.000 personas mueren por esta causa cada a?o en el continente americano, de donde este mal es exclusivo. Los pa¨ªses m¨¢s afectados son los centroamericanos, principalmente Honduras y Nicaragua, y los andinos, sobre todo Bolivia, donde el Chagas es la cuarta causa de muerte. M¨¦dicos sin Fronteras Espa?a (MSF-E) asegura que los afectados "pueden ser muchos m¨¢s", pues "unos 100 millones" de personas viven en contacto con el par¨¢sito y, por lo tanto, con riesgo de infecci¨®n.
Los dos f¨¢rmacos contra el par¨¢sito son de hace 30 a?os y uno de ellos ya no se comercializa
Silvia Sep¨²lveda, impulsora del proyecto internacional Chagas Space, por el que un grupo de investigadores de Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica y de la NASA intenta conseguir la curaci¨®n de la enfermedad de Chagas, asegura que el par¨¢sito que la produce tiene enzimas similares a las del sida. Ambas atacan al sistema inmunitario, s¨®lo que el Chagas de una manera m¨¢s lenta. En ambos casos, el paciente no muere por la enfermedad en s¨ª, sino por el da?o que ha causado en otros ¨®rganos.
El 80% de los contagios son por la chinche, pero existen otras v¨ªas, como las transfusiones de sangre y el contagio de madre a hijo durante el embarazo. Algunos casos apuntan a que tambi¨¦n podr¨ªa transmitirse por comer alimentos contaminados con gran cantidad de heces del insecto.
El Chagas "est¨¢ ligado a la pobreza", dice Fran Rom¨¢n, coordinador del proyecto de M¨¦dicos sin Fronteras en Am¨¦rica Latina. Por su precario estado, las casas rurales, con paredes de barro y techo de paja, son las m¨¢s propensas a albergar los insectos portadores del par¨¢sito. El diagn¨®stico "es complicado", indica Rom¨¢n. Requiere de t¨¦cnicas de laboratorio inalcanzables en muchos lugares "por falta de voluntad pol¨ªtica y de dotaci¨®n presupuestaria".
El Chagas, adem¨¢s de ser silencioso, est¨¢ silenciado, seg¨²n ha denunciado la presidenta de MSF-E, Emilia Herranz. "Se ignora a los que sufren la enfermedad porque no se busca activamente a los infectados y no se aplican programas de diagn¨®stico, tratamiento y gesti¨®n del mal una vez contra¨ªdo", asegura Herranz, que responsabiliza a los gobiernos de los pa¨ªses afectados y a los organismos internacionales, pero tambi¨¦n al desinter¨¦s de la industria farmac¨¦utica.
Los dos ¨²nicos medicamentos que hay disponibles (nifurtimox y benznidazol) son los que se utilizaban hace 30 a?os. "No son precisamente ¨®ptimos: requieren un tratamiento prolongado y la frecuencia de los efectos secundarios [da?o del h¨ªgado, v¨®mitos, dolor de cabeza] es elevada, y eso contribuye a que el ¨ªndice de curaci¨®n sea bajo", afirma M¨¦dicos sin Fronteras Espa?a. Por si las dificultades fueran pocas, uno de los laboratorios ha dejado de comercializar el medicamento argumentando que "la escasa demanda no rentabiliza la producci¨®n y la distribuci¨®n, y mucho menos el inicio de programas de investigaci¨®n".
La investigadora del proyecto Chagas Space est¨¢ de acuerdo: "Las farmac¨¦uticas tienen poco inter¨¦s porque la mayor¨ªa de los enfermos son pobres". Sin embargo, ella tiene m¨¢s esperanzas y asegura que los investigadores han logrado una f¨®rmula para matar los par¨¢sitos, pero todav¨ªa les quedan "dos o tres a?os para estudiar muchos par¨¢metros, como los efectos de toxicidad y la lipofilia antes de poder iniciar la fase de prueba".
La investigaci¨®n de este grupo internacional se ha complicado desde que la NASA ha decidido dejar de aportar en 2005 fondos por 1,7 millones de d¨®lares (m¨¢s de 1,3 millones de euros), alegando el coste que le signific¨® el accidente del transbordador Columbia. "La situaci¨®n
es grave", reconoce la investigadora.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribe en un libro sobre la enfermedad editado por MSF: "Elige a sus v¨ªctimas en el pobrer¨ªo. Las muerde y lentamente, poquito a poco, va acabando con ellas. Sus v¨ªctimas no tienen derechos, ni dinero para comprar los derechos que no tienen. Ni siquiera el derecho de saber de qu¨¦ mueren".
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