En el furg¨®n de cola
Que el presidente de la Generalitat pretenda convertir un edificio, el monasterio de La Valldigna, en una instituci¨®n auton¨®mica no pasa de ser una extravagancia inocua; pero que Francisco Camps pretenda cerrar el debate estatutario con una disposici¨®n adicional por la que el Estatut incluir¨¢ de forma autom¨¢tica todas las competencias que consigan otras autonom¨ªas, si aquellas suponen modificaci¨®n de leyes org¨¢nicas, bordea la ofensa a los valencianos. Semejante propuesta supone reconocer de hecho y de derecho la subsidiariedad de la Comunidad Valenciana, ya no respecto de la direcci¨®n del PP, si no de otras autonom¨ªas.
Con su ocurrencia, s¨®lo explicable por las presiones y las tensiones internas que recibe de su propio partido, el presidente asume que la capacidad de autogobierno de los valencianos depende del techo competencial que alcancen otras autonom¨ªas. Por sorprendente que parezca la existencia o no de una agencia tributaria valenciana ser¨¢ posible si los catalanes o los andaluces logran incorporarla a sus estatutos. Y lo mismo cabe decir respecto de que el TSJ sea la ¨²ltima instancia judicial en la Comunidad Valenciana.
La disposici¨®n adicional, que se quiere presentar como la piedra filosofal capaz de solucionar todos los desencuentros entre los partidos mayoritarios, es un desprop¨®sito de tal magnitud que coloca a la Comunidad Valenciana en el furg¨®n de cola de las reformas estatutarias, cuando Camps pretend¨ªa liderar desde Valencia el modelo territorial de su partido.
La indigencia pol¨ªtica que revela esta apuesta es a¨²n mayor si se tiene en cuenta la inutilidad, seg¨²n algunos constitucionalistas, de este tipo de propuestas calificadas como "cl¨¢usulas pescadilla", toda vez que remiten a leyes org¨¢nicas que a su vez remiten a los respectivos estatutos de autonom¨ªa. Una situaci¨®n circular que no conduce a ninguna parte.
Todas estas consideraciones, sin embargo, no fueron obst¨¢culo para que el presidente anunciara en Canal 9 un acuerdo cerrado con el PSPV-PSOE que no existe salvo en su voluntad, duramente puesta a prueba ayer por sus correligionarios.
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