Derechos humanos a la siria
Las organizaciones de defensa de los presos pol¨ªticos son hoy m¨¢s activas, pero siguen en un limbo legal que favorece la indefensi¨®n
Suena el m¨®vil de Anwar al Bunni. Un colega le cuenta que el diario Al Zaura (oficial) informa de la desaparici¨®n de Nizar Rashtanami, como ¨¦l, un activista de los derechos humanos en Siria. "?Se puede creer que a estas alturas todav¨ªa haya gente a la que detienen y no sabemos a d¨®nde se la llevan?", pregunta tras disculparse por la interrupci¨®n. Aunque el presidente Bachar el Asad ha decretado dos amnist¨ªas desde su llegada al poder en el a?o 2000, las asociaciones de derechos humanos estiman que a¨²n quedan entre 1.000 y 2.000 presos pol¨ªticos en Siria.
"Tenemos registrados a tres centenares de antiguos presos pol¨ªticos y 120 kurdos de las protestas del a?o pasado", declara Al Bunni, abogado y miembro de la Asociaci¨®n de Derechos Humanos en Siria (ADHS). "Hab¨ªa 320 kurdos detenidos, pero cuando hace unas semanas anunciaron su liberaci¨®n, s¨®lo salieron en realidad 200", lamenta. Sin embargo, tanto su asociaci¨®n como otras tres con objetivos similares consideran que el total es m¨¢s abultado.
Las organizaciones de derechos humanos creen que hay entre 1.000 y 2.000 presos pol¨ªticos
"De acuerdo con las denuncias de desapariciones que recibimos, calculamos que deben ser entre mil y dos mil", manifiesta en su modesto despacho del centro de Damasco. "La dificultad estriba en saber qu¨¦ aparato de seguridad ha procedido a su detenci¨®n, ya que hay cinco servicios, cada uno con varios departamentos, y cada departamento, con su propia c¨¢rcel", describe, antes de enumerar una quincena de carceleros.
ADHS ha pedido al r¨¦gimen que abra sus archivos para que las familias puedan reunirse con sus seres queridos, o guardarles luto en caso de que est¨¦n muertos. Es lo que desear¨ªa la familia de Farhan al Sobhi, un general detenido en 1970 y que, si sigue vivo, ser¨ªa uno de los presos pol¨ªticos m¨¢s antiguos del mundo. El periodista sirio Mazen Yaghi, que pertenec¨ªa clandestinamente a esa organizaci¨®n y escap¨® de su pa¨ªs a Espa?a hace cuatro a?os por temor a ser encarcelado, asegura que "hay por lo menos 5.000 disidentes sepultados en varios lugares de Siria".
Al igual que en otros terrenos de la vida pol¨ªtica, los avances que se han producido desde que en el a?o 2000 Bachar hered¨® la presidencia de su padre, Hafez el Asad, est¨¢n sujetos a altibajos y contradicciones. Uno de los ejemplos claros son las propias organizaciones de derechos humanos. "Se nos oye m¨¢s y nos estamos mostrando m¨¢s activos, pero seguimos en un limbo legal y en cualquier momento pueden actuar contra nosotros", explica Al Bunni. "No ajustan las leyes de acuerdo a los cambios que anuncian; muchos de los pasos que se dan se contradicen con la Constituci¨®n", destaca, convencido de que el objetivo de quienes toman esas decisiones es "mantenerse en el poder".
"Trabajamos en un campo de minas", corrobora Abdul Karim Rihawi, director de la Organizaci¨®n Siria de Derechos Humanos. "No podemos dar conferencias de prensa, ni recibir financiaci¨®n internacional, ni imprimir folletos".
Al Bunni y Rihawi son de las escasas voces disidentes que reconocen que la presi¨®n exterior es lo ¨²nico que propicia los cambios. "Tiene que responder con algo", defiende Rihawi. Sin embargo, tampoco desean una intervenci¨®n a la iraqu¨ª. "Lo que pedimos a Occidente es que presione para que el r¨¦gimen d¨¦ m¨¢s espacio a la sociedad", aclara Al Bunni. "De todas maneras, esto no es m¨¢s que una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica de la que el paciente va a salir m¨¢s feo", apunta Rihawi. "Siento que me estoy enga?ando a m¨ª mismo al ser parte de este juego, ayudando al r¨¦gimen a parecer m¨¢s presentable", concluye.
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