Viena tr¨¢gica
En su interesant¨ªsimo ciclo vien¨¦s de esta temporada, la ONE y Josep Pons nos propon¨ªan nada menos que el estreno en Espa?a -casi noventa a?os despu¨¦s de la premi¨¨re, dada en Stuttgart en 1917- de Una tragedia florentina, de Alexander von Zemlinsky, el hombre enamorado un d¨ªa de Alma Mahler para quien ser feo representaba una tragedia, el cu?ado de Sch?nberg, el olvidado que hace esfuerzos por volver. A su lado en el programa, las Cinco cantos para voz grave y orquesta, de Franz Schreker, uno de los autores de ¨®peras m¨¢s famosos de su tiempo, un triunfador que con la llegada de los nazis al poder se vio relegado al ostracismo primero y al limbo de los justos despu¨¦s. Como la de Zemlinsky, a partir de hace 20 a?os su obra se ha vuelto a valorar y ya parece ocupar de nuevo su lugar en la amalgama de genios que fue la Europa Central del primer tercio del siglo XX.
Orquesta Nacional de Espa?a
Josep Pons, director. Jane Irwin, mezzosoprano. Francisco Vas, tenor. Willard White, bajo. Obras de Schreker y Zemlinsky. Auditorio Nacional. Madrid, 6 de mayo.
Dos nombres, pues, que aportan al oyente placer y conocimientos. Los Cantos de Schreker son piezas muy bellas, decadentistas, en las que el inventor del expresionismo musical exprime los sentimientos con sabidur¨ªa y eficacia. La mezzo brit¨¢nica Jane Irwin fue una traductora ideal de ese universo suavemente atormentado, apoyada por la ONE en un acompa?amiento sutil¨ªsimo, que nunca pas¨® del mezzoforte, y en el que Pons puso un cuidado exquisito.
Amor, celos y venganza
Una tragedia florentina presenta un entorno bien distinto, una historia de amor, celos y venganza coronada por un humor macabro, que usa la traducci¨®n alemana de la obra hom¨®nima de Oscar Wilde. Zemlinsky est¨¢ en ella pr¨®ximo al Strauss de Salom¨¦ aunque suma a la crueldad la iron¨ªa.
En lo vocal, la parte del le¨®n la lleva el personaje de Simone que encarn¨® el jamaicano Willard White. La voz sigue en buen estado, aunque pudo ser m¨¢s incisivo. Bien en todo caso. Como Francisco Vas en Guido, el burlado amante ocasional, que a veces plantea a su car¨¢cter ligero unas respetables subidas. Jane Irwin, la primero asustada, luego perpleja y despu¨¦s entregada Bianca, reiter¨®, en sus breves intervenciones, la excelente impresi¨®n causada en la primera parte. Pons lo gobern¨® todo con excelente criterio y la ONE dio de s¨ª todo lo que lleva dentro.
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