Villaverde no es el Bronx
La autora cree que los incidentes registrados en este distrito tras la reciente muerte de un joven revelan la necesidad urgente de poner en marcha pol¨ªticas sociales
He estado en varias ocasiones en Villaverde, como candidata y como concejal. He tenido la oportunidad de reunirme con asociaciones y entidades ciudadanas y pasearme por los distintos barrios que componen el distrito. Tambi¨¦n he estado en colegios y en centros c¨ªvicos. Y siempre he encontrado la misma gente amable, sociable, y dispuesta a pararse conmigo para intercambiar impresiones sobre c¨®mo discurre su vida cotidiana. Sus conversaciones no distan mucho de las que tengo con otros vecinos madrile?os, al menos con vecinos de Usera o Vallecas: que los j¨®venes no tienen trabajo ni lugar donde ir, que la inseguridad ciudadana es cada d¨ªa mayor, que la marginalidad se va apropiando de los barrios, expulsando a la gente que busca un lugar m¨¢s tranquilo para sus hijos, que no hay metro, que no est¨¢n comunicados con el centro, que los centros culturales no programan actividades que interesen a la gente...
Y tambi¨¦n me comentan: "Oye, Trini, que los j¨®venes d¨®nde van a vivir; que los pisos est¨¢n muy caros, que sin n¨®mina no hay hipoteca. ?Y los hijos d¨®nde los dejamos? Que no hay plazas en las escuelas infantiles". Y as¨ª podr¨ªamos seguir, pero la realidad es mucho m¨¢s dura. Y es que Villaverde es el distrito con la renta per c¨¢pita m¨¢s baja de Madrid, la que tiene un ¨ªndice de paro m¨¢s alto, y unos equipamientos p¨²blicos m¨¢s deficitarios. S¨ª, tambi¨¦n hay que a?adir que es un distrito con un alto porcentaje de poblaci¨®n inmigrante. Es inevitable que hablemos en estos d¨ªas de ese dato, pues el clima social que se ha generado nos remite, con insistencia, al enfrentamiento entre uno y otro sector de la poblaci¨®n.
?Qu¨¦ ha pasado? ?Por qu¨¦ comunidades que viv¨ªan y compart¨ªan el mismo espacio se miran ahora con recelo? ?Se trata de un sector minoritario el que provoca los enfrentamientos? ?stas son las preguntas que hoy se hace todo el mundo. Algunos, escandalizados de que brotes xen¨®fobos hayan prendido en nuestra ciudad, mientras otros mueven la cabeza diciendo "esto lo ve¨ªa yo venir". Es comprensible el dolor y la rabia que hay por la muerte de Manuel. Pero quien lo mat¨® no lo hizo porque fuera de una determinada raza o color y, por tanto, no se puede culpar a todos los de su nacionalidad de este terrible asesinato. Si as¨ª fuera, no s¨®lo estar¨ªamos siendo profundamente injustos, sino que estar¨ªamos abriendo una profunda brecha entre los ciudadanos madrile?os: los que nacen aqu¨ª y los que vienen de otros lugares.
Lo que ha ocurrido en Villaverde tiene que hacernos reflexionar sobre varias cuestiones. La primera de ellas es la relativa a la necesidad urgente de poner en marcha pol¨ªticas sociales que reduzcan la conflictividad. Cuando hablamos de pol¨ªticas sociales, estamos hablando de escuelas infantiles, de profesores de apoyo para ni?os inmigrantes, de distribuci¨®n de los mismos en la ense?anza p¨²blica y concertada, de formaci¨®n profesional... Pero tambi¨¦n estamos hablando de luchar contra el absentismo escolar, de m¨¢s trabajadores sociales, de seguimiento a las familias, de planes de integraci¨®n. Y hablamos de actividades extraescolares, bibliotecas y est¨ªmulos que permitan a los ni?os y adolescentes escapar de las garras de la marginalidad.
Es evidente que para todo esto hacen falta recursos. Y no caben excusas de que ya hay recursos: est¨¢ claro que son escasos y se necesitan m¨¢s. Y si en esta zona de Madrid el 70% de las familias requiere alg¨²n tipo de ayudas, pues hay que d¨¢rsela. Lo que no podemos permitir es que surjan enfrentamientos porque los que no tienen nada se quedan con las ayudas que tambi¨¦n precisan los que tiene algo m¨¢s que nada. Y pol¨ªticas sociales son tambi¨¦n mejores centros de salud. Y si est¨¢n saturados, que se construyan m¨¢s, que se doten de m¨¢s personal, pero evitemos que los ciudadanos digan "con la llegada de todos estos se ha colapsado el centro y no hay quien nos atienda".
Pero adem¨¢s de pol¨ªticas sociales, que son urgentes, hay que tomarse en serio el reequilibrio territorial de la ciudad. De nada nos sirve que se hable de planes y no se haga nada, mientras que cada d¨ªa las diferencias son mayores. ?Qu¨¦ se est¨¢ haciendo en materia de empleo en Villaverde? Que nadie me diga que tenemos en Madrid uno de los ¨ªndices de paro m¨¢s bajos de Espa?a, que se vaya a Villaverde y le pregunte a los j¨®venes y a las mujeres y que el afortunado que tenga trabajo le diga por cu¨¢nto tiempo y por qu¨¦ salario. Una ciudad no se puede medir s¨®lo por estad¨ªsticas, sino que hay que vivirla y saber lo que la gente siente y necesita. ?Cu¨¢ntas viviendas sociales se est¨¢n construyendo? Que no se me diga que se han entregado "tantas", porque se necesitan muchas m¨¢s. ?Y qu¨¦ se est¨¢ haciendo en infraestructuras? En Villaverde llevan a?os reclamando el metro. ?Por qu¨¦ tienen que ser ellos los ¨²ltimos? Me gustar¨ªa ver instalaciones que dieran empleo y elevaran la calidad de vida de la gente. Y que llev¨¢ramos actividades que hicieran a la gente sentirse orgullosa de vivir en su distrito.
Tambi¨¦n necesitamos m¨¢s presencia policial, que la gente se sienta segura, que no crea que el distrito est¨¢ abandonado a su propia suerte. Que vea polic¨ªas de proximidad, de barrio, que los vean como los garantes para el ejercicio de sus derechos. Y si para ello es necesario destinar de manera extraordinaria m¨¢s agentes a la zona, que se haga, porque los ciudadanos tienen derecho a la seguridad p¨²blica, especialmente quien menos tiene.
?Cu¨¢nto cuesta esto? Es dif¨ªcil calcular, porque necesitar¨ªa una programaci¨®n de varios a?os, pero seguramente menos de los 15.000 millones de euros que acabaremos pagando los madrile?os por la reforma de la M-30 en los pr¨®ximos 35 a?os. Y, en todo caso, en cualquier ejercicio de la pol¨ªtica hay que establecer prioridades, y un buen gobernante es aquel que busca la cohesi¨®n de la sociedad, el bienestar para todos, aquel que es capaz de crear un sentimiento de pertenencia a ese espacio p¨²blico compartido que llamamos ciudad. Lo dem¨¢s es pura gesti¨®n, cifras, obras y ordenanzas sin vida ni cumplimiento.
Trinidad Jim¨¦nez Garc¨ªa-Herrera es concejal, portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Madrid.
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