Residuos humanos
En su ¨²ltimo libro, Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias (Paid¨®s 2005), el soci¨®logo Zygmunt Bauman, profesor en las universidades de Leeds y Varsovia, explica c¨®mo el proceso hist¨®rico iniciado con el Renacimiento instaur¨® en Occidente un r¨¦gimen de residuos hasta entonces in¨¦dito. La invasi¨®n colonial del mundo extraeuropeo, que nuestros antepasados se tomaron como un bot¨ªn gratuito de espacios vac¨ªos (pues sus pobladores ancestrales no entraban en la contabilidad del progreso), sirvi¨® de cubo de la basura para que las nuevas naciones emergentes -Espa?a, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda- arrojaran all¨ª sus residuos humanos. No es ninguna met¨¢fora que las crisis sucesivas del embrionario capitalismo europeo -incapaz de alimentar a todo el proletariado que iba creando con la progresiva industrializaci¨®n- se resolv¨ªan por medio de oleadas de emigrantes hacia ultramar, con lo cual las castas superiores eliminaban de un plumazo en Europa a las masas que hubieran podido provocar graves conflictos sociales.
Aquellos emigrantes eran la basura de la modernidad, como hoy lo son la chatarra, los pl¨¢sticos desechables o los residuos nucleares. Pero en el planeta globalizado neoliberal, que ahora produce parias en todas partes, ya no quedan zonas supuestamente vac¨ªas y son los antiguos vertederos tercermundistas quienes nos exportan sus copiosos excedentes. Por eso la UE ha cerrado las fronteras: la basura humana le resulta indeseable.
Hace unos d¨ªas le¨ª este libro magn¨ªfico mientras, a diario, pasaba en mi barrio multi¨¦tnico de Ruzafa junto a la muchedumbre de ilegales de todas las razas que hac¨ªan cola ante las oficinas de la Seguridad Social. Se trataba, ya se sabe, del proceso de normalizaci¨®n de extranjeros iniciado por el gobierno, que va a ofrecer la residencia a unas 400.000 personas. No ser¨¦ yo quien critique la medida, que me parece meritoria aunque limitada, y menos a¨²n con los argumentos impresentables del Partido Popular. La dirigencia del PP, descendiente directa de los explotadores que se hicieron ricos con la sangre de indios y negros, est¨¢ horrorizada ante lo que se nos viene encima y ser¨ªa muy feliz si toda esta marea humana desapareciese por completo de Espa?a. En cambio los socialdem¨®cratas de Zapatero, en principio hijos de espa?oles que siguieron siendo pobres a pesar de la conquista, conservan la mala conciencia y la humanidad del nuevo rico que a¨²n recuerda que su abuelo tuvo que emigrar a la Argentina o limpiar retretes en Alemania.
La regularizaci¨®n de unos cientos de miles de desheredados no solucionar¨¢ el problema, pues se trata s¨®lo de pa?os calientes y el c¨¢ncer capitalista sigue debajo. Como dice Bauman, "la producci¨®n de cuerpos superfluos, ya no requeridos para el trabajo, es una consecuencia directa de la globalizaci¨®n y la ¨²nica industria pr¨®spera en los pa¨ªses tortuosa y enga?osamente apodados en v¨ªas de desarrollo es la producci¨®n masiva de refugiados". Seguir¨¢n viniendo -yo har¨ªa igual si fuese africano-, porque el se?uelo de nuestra riqueza adquirida a cr¨¦dito es demasiado atrayente para quienes carecen de toda esperanza. La soluci¨®n, desde luego, no es el racismo de la derecha, pero tampoco la caridad laica de la socialdemocracia. Otro mundo es posible.
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