C¨®mo administrar el 'oro rojo' de los hospitales
Mientras llega la sangre artificial, los especialistas buscan m¨¦todos para ahorrar hemoderivados
Sobre la sangre hay tres axiomas que ning¨²n experto discute: el primero es que siempre ser¨¢ un bien escaso que necesitar¨¢ de la donaci¨®n; el segundo, que el riesgo cero no existe para quienes reciben una transfusi¨®n, y el tercero, que la sangre, al ser un producto biol¨®gico, nunca estar¨¢ libre del todo de ser contaminada por bacterias o virus desconocidos, con lo que se hace imposible, a priori, su detecci¨®n.
Trat¨¢ndose de un producto que el organismo humano genera y regenera con facilidad, parece que no deber¨ªa haber problemas de abastecimiento. Pero la poblaci¨®n envejece, la cirug¨ªa es cada d¨ªa m¨¢s compleja, los donantes disminuyen y cada vez han de estar m¨¢s controlados. ?Consecuencia? La sangre escasea. Y, por consiguiente, las empresas farmac¨¦uticas libran una batalla contra reloj para encontrar un sustituto mediante procedimientos de biotecnolog¨ªa. Los especialistas reciben informaci¨®n de que la tan ansiada sangre artificial est¨¢ a punto de conseguirse, pero todo apunta a que "s¨®lo va a servir, en principio, para solventar problemas de urgencia en cat¨¢strofes o en periodos de guerra", explica Elvira Bisbe, anestesista del conjunto hospitalario Mar-Esperanza de Barcelona.
El factor VII, probado en un soldado que perdi¨® un brazo, reduce a la mitad el sangrado
Israel y Estados Unidos ya est¨¢n usando sangre sint¨¦tica para tratar a heridos de guerra
Lo que s¨ª parece cierto es que israel¨ªes y norteamericanos est¨¢n ya utilizando esta "sangre sint¨¦tica" con ¨¦xito en los heridos de los atentados palestinos y con los soldados de la guerra de Irak. Si as¨ª fuera, la ansiada mol¨¦cula de hemoglobina sint¨¦tica, capaz de captar gran cantidad de ox¨ªgeno en los pulmones, transportarlo y soltarlo r¨¢pidamente en los tejidos sin causar da?o, podr¨ªa llegar al mercado en cualquier momento. Pero la mayor¨ªa de los especialistas no lo consideran algo inmediato. "Lo que parece que ocurre es que se ha conseguido eliminar de esta sangre artificial la toxicidad que ten¨ªa, y eso podr¨ªa ser un paso definitivo", dice Elvira Bisbe.
Las guerras siempre producen grandes da?os y algunos de los saltos de la medicina se han producido para hacerles frente: "En la Primera Guerra Mundial se perfeccionaron las transfusiones sangu¨ªneas, y en la Guerra Civil espa?ola se cre¨® el primer banco de sangre...", explica Juan Vicente Llau, anestesista en el hospital Cl¨ªnico de Valencia. Como Bisbe, Llau tampoco cree que la sangre artificial vaya a llegar tan pronto a los hospitales. Para ¨¦l, como para la mayor¨ªa de anestesistas, hemat¨®logos, intensivistas y otros profesionales relacionados con la sangre, el principal problema que se plantea es la disparidad de criterios entre los sanitarios a la hora de practicar transfusiones: "La verdadera revoluci¨®n", insiste Llau, "ser¨ªa que los profesionales tomaran conciencia de la necesidad de ahorrar sangre y establecer protocolos que permitan un uso racional y seguro en las transfusiones".
En una reciente reuni¨®n sobre Alternativas a las Transfusiones Sangu¨ªneas, celebrada en Sevilla, en la que participaron cinco sociedades cient¨ªficas relacionadas con el llamado oro rojo de los hospitales, se acord¨® elaborar un documento de consenso capaz de fijar unas pautas, "siempre basadas en la evidencia cient¨ªfica, que avalen las t¨¦cnicas y f¨¢rmacos que emplear en cada paciente que precise una transfusi¨®n", explica Ram¨®n Leal, intensivista del hospital Virgen del Roc¨ªo y secretario de esta reuni¨®n. Leal, que es tambi¨¦n asesor europeo en sangrados cr¨ªticos y coordinador nacional del Grupo de Sangre de Cuidados Intensivos: "Contamos con varias t¨¦cnicas para la recuperaci¨®n de la sangre durante o en el posoperatorio, disponemos de m¨¢s de una docena de f¨¢rmacos que nos permiten reducir el sangrado o estimular la producci¨®n de sangre... Pero no tenemos protocolos comunes", dice. Si se aplicase siempre la pauta m¨¢s adecuada, el ahorro de sangre en las transfusiones podr¨ªa llegar al 20%. "Pero para ello tenemos que sensibilizar a nuestros m¨¦dicos de que la sangre es, y lo ser¨¢ cada vez m¨¢s, un bien escaso", sostiene Enric Contreras, hemat¨®logo del hospital Joan XXIII de Tarragona.
Las estrategias de ahorro de sangre son varias y conocidas, pero no siempre se aplican bien. Una de ellas consiste en reducir el umbral 10 de hemoglobina hasta 8, con lo que se puede llegar a ahorrar hasta 1,5 litros de sangre por transfusi¨®n. "Es la forma m¨¢s barata y resulta muy eficaz en personas j¨®venes", recuerda Elvira Bisbe. Tambi¨¦n se puede mejorar la anemia en el preoperatorio o, lo que es lo mismo, estimular al paciente para que fabrique m¨¢s sangre. Y la eritropoyetina (la famosa EPO que usan algunos deportistas para doparse) es "un f¨¢rmaco fundamental para muchos pacientes que han de ser operados porque les ayuda a mejorar la calidad de su sangre", explica Llau. Reducir el sangrando es otra estrategia de ahorro de hemoderivados a tener en cuenta. F¨¢rmacos como el factor VII activado, utilizado por primera vez en Israel, en 1999, con un soldado que hab¨ªa perdido un brazo, reducen la p¨¦rdida de sangre en m¨¢s de un 50%. En cirug¨ªa cardiaca, en la que el sangrado es muy abundante, el empleo de estos f¨¢rmacos es fundamental. Y en cirug¨ªa ortop¨¦dica, tambi¨¦n. Un estudio realizado por Elvira Bisbe sobre cirug¨ªa ortop¨¦dica programada concluye que, aplicando la estrategia adecuada, puede ahorrarse hasta el 70% de sangre.
Hay otras formas de ahorro en los hospitales. La utilizaci¨®n de la propia sangre (autotransfusi¨®n) es uno de ellos. Puede extraerse antes de la operaci¨®n pero tambi¨¦n puede hacerse durante o despu¨¦s del proceso quir¨²rgico. En ambos casos, tras un proceso de filtrado, la sangre queda en condiciones de volver a ser transfundida.
En cualquier caso, la sangre, como producto biol¨®gico que es, exige rigor y cuidado en su manipulaci¨®n: no debe olvidarse que una transfusi¨®n es siempre un trasplante. Eso no quiere decir que la sangre no sea hoy segura. "Al contrario, es m¨¢s segura que nunca", dice, rotundo, Leal. Pero una transfusi¨®n jam¨¢s est¨¢ exenta de riesgo. "El riesgo cero, en medicina, no existe", recalca Enric Contreras.
Las t¨¦cnicas disponibles permiten hoy descubrir los agentes pat¨®genos que se conocen (virus del sida, de la hepatitis C, mal de las vacas locas, etc¨¦tera). Pero "?qui¨¦n puede asegurar que no haya alg¨²n virus, retrovirus o bacteria, ahora desconocidos, que podr¨ªan aparecer dentro de un tiempo, como ocurri¨® con el sida?", se pregunta Llau. Por eso se insiste tanto en la necesidad de consensuar actuaciones entre los profesionales. El documento de consenso, cuya publicaci¨®n se prev¨¦ para finales de a?o, ser¨¢ pionero en su g¨¦nero en Europa, seg¨²n Leal, y va a suponer "un antes y un despu¨¦s" en las transfusiones sangu¨ªneas porque se pretende que Administraci¨®n, hospitales y m¨¦dicos tengan un marco de referencia.
La pr¨®xima d¨¦cada propiciar¨¢ grandes cambios en lo referente a hemoderivados. El primero ya se ha iniciado con los llamados hospitales sin sangre, "un concepto que, en la pr¨¢ctica, no significa otra cosa que ahorro de sangre y de costes, adem¨¢s de m¨¢xima seguridad para los pacientes", indica Juan Manuel Flores, subdirector m¨¦dico de rehabilitaci¨®n y traumatolog¨ªa del hospital Virgen del Roc¨ªo. "Lo ideal ser¨ªa que cualquier hospital, con las t¨¦cnicas ya existentes, fuese, en materia de sangre, autosuficiente", concluye.
Alternativas a la transfusi¨®n
En el mundo desarrollado hay cada d¨ªa m¨¢s personas (se habla ya de una de cada tres) que sugieren que no se les haga transfusi¨®n sangu¨ªnea cuando la necesitan o no la admiten. No s¨®lo los Testigos de Jehov¨¢ (en Espa?a unos 150.000) se niegan, sino tambi¨¦n ciudadanos que, bien informados de riesgos y alternativas existentes a la transfusi¨®n, piden una autotransfusi¨®n, o bien someterse a una de esas t¨¦cnicas de ahorro antes descritas. Seg¨²n Javier B¨¢rcenas, m¨¦dico de familia, y asesor de los Testigos de Jehov¨¢ en su relaci¨®n con los hospitales, "hoy, pr¨¢cticamente, todo el mundo entiende que, de acuerdo con nuestras creencias, no queramos sangre de otros". Los Testigos de Jehov¨¢, en general, ya no tienen problemas cuando se trata de una operaci¨®n programada; cuentan con una red de m¨¢s de 100 hospitales sin sangre. B¨¢rcenas "se congratula" de que la ciencia y sus creencias por fin "confluyan". Y cita el hospital del Esp¨ªritu Santo de Barcelona en el que se han hecho ya m¨¢s de 4.000 intervenciones de cirug¨ªa ortop¨¦dica sin necesidad de transfusi¨®n sangu¨ªnea.
Mientras tanto, las donaciones de sangre se estancan. En Espa?a, en 2003, la sangre aportada por 1.650.000 espa?oles que donaron (38 de cada 1.000 habitantes) no fue suficiente ni para llegar a la media europea (por encima de 40 por 1.000), ni para alcanzar la cifra que establece la OMS como "ideal" (45 donantes por 1.000 habitantes). Esta cifra es la que garantiza el autoabastecimiento de un pa¨ªs.
Por comunidades aut¨®nomas, Navarra y Euskadi, con 54,7 y 47,1 donaciones por millar est¨¢n a la cabeza. Por abajo, Andaluc¨ªa y Canarias con 33,8 y 31,8, respectivamente, son las dos ¨²ltimas. Con estos datos, no es de extra?ar que se busquen alternativas en el ahorro y en la biotecnolog¨ªa.
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