Gus van Sant recrea los d¨ªas finales del ¨ªdolo 'grunge' Kurt Cobain
El cineasta asegura que Last days no busca respuestas a la muerte del l¨ªder de Nirvana
Last days recrea los d¨ªas finales del l¨ªder de Nirvana, Kurt Cobain, en la que el estadounidense Gus van Sant reincide en su apuesta por un lenguaje cercano a lo abstracto. Van Sant da un paso m¨¢s en su inter¨¦s por j¨®venes problem¨¢ticos o marginados. Al director de My own private Idaho se le ha calificado de "poeta de los inadaptados". Tambi¨¦n ayer se present¨® en la secci¨®n oficial a concurso Where the truth lies, en la que el cineasta canadiense Atom Egoyan se inspira en el cine negro de la etapa cl¨¢sica.
Atom Egoyan se zambull¨® en el visionado de todos los cl¨¢sicos de cine negro
Estos d¨ªas se ha publicado un libro sobre la historia del festival de Cannes en el que Loredana Latil asegura que el actual equipo de Gilles Jacob se mueve en perfecto equilibrio entre la audacia y la tradici¨®n. A este esquema responden Last days y Where the truth lies. Otro tanto puede decirse de otras pel¨ªculas presentadas en diversas secciones, como la mexicana Sangre y la norteamericana Kiss, kiss, bang, bang, que representan respectivamente la audacia y la tradici¨®n. Sangre, del novel Amat Escalante, tiene un lenguaje austero, el¨ªptico, radical: la triste vida de un matrimonio de obreros de edad media, perros apaleados, est¨¢ vista con dureza y humor, y hasta con inesperados elementos fant¨¢sticos. Todo un riesgo.
Por su parte, Kiss, kiss, bang, bang es una comedia con aislados buenos gags junto a otros que parecen propios de adolescentes a los que les falta un hervor. A veces sorprende que su humor haga gracia, pero por momentos vale su espor¨¢dica agudeza caricaturizando el mundo de Hollywood.
Tambi¨¦n Atom Egoyan en Where the truth lies se refiere a ese mundo de Hollywood. Una periodista (Alison Lohman) inicia una investigaci¨®n sobre la extra?a muerte de una muchacha que aparece desnuda en la ba?era de la suite de dos populares showmen de la televisi¨®n. A ra¨ªz de aquel suceso, ocurrido 15 a?os atr¨¢s, los dos amigos (Kevin Bacon y Colin Firht) se separan, probablemente creyendo cada uno en la culpabilidad del otro.
Para preparar esta pel¨ªcula, Egoyan se zambull¨® en el visionado de todos los cl¨¢sicos de cine negro posibles, tom¨® notas, especialmente sobre el uso de las voces en off (en su pel¨ªcula se alternan las de varios personajes), y hasta se entendi¨® con el director de fotograf¨ªa Paul Sarossy para intentar reproducir en colores todos los matices del blanco y negro. Clara referencia a un g¨¦nero, y con sello del autor, lo que seg¨²n la afici¨®n que cada cual tenga por su cine (Ararat, El viaje de Felicia, Ex¨®tica) ser¨¢ para bien o para mal. Egoyan tiene solvencia narrativa junto a una distinci¨®n rebuscada, aunque en Where the truth lies su egoyanismo, como lo llamaba ?ngel Fern¨¢ndez-Santos, se haya visto limitado por las obligaciones del g¨¦nero elegido.
Gus van Sant vuelve tambi¨¦n por sus fueros en Last days, dando un paso m¨¢s en su inter¨¦s por j¨®venes problem¨¢ticos o marginados (se le ha calificado de "poeta de los inadaptados"). Hace dos a?os gan¨® la Palma de Oro con Elefante, en la que contemplaba el comportamiento y educaci¨®n de los j¨®venes que acabar¨ªan asesinados en la misma masacre de estudiantes que Michael Moore denunci¨® en Bowling for Columbine. En Last days se refiere a otro hecho real, el suicidio de Kurt Cobain, l¨ªder del grupo Nirvana, a quien est¨¢ dedicada la pel¨ªcula. Pero en ella se llama simplemente Blake (Michael Pitt), y es un joven en estado de alucinaci¨®n, refugiado en una casa en medio del bosque, en soledad a pesar de la compa?¨ªa de cuatro amigos de su grupo, taciturno, ajeno, ocult¨¢ndose de sus agentes art¨ªsticos, que vive los dos ¨²ltimos d¨ªas de su vida en un constante mon¨®logo interior del que o¨ªmos un mascullar ininteligible. Por la ma?ana, un jardinero le encuentra muerto...
Dice Van Sant que su intenci¨®n ha sido la de interrogarse sobre lo que realmente sucedi¨® en aquellos dos d¨ªas; dice que ¨¦l sigue sin saber lo que ocurri¨® porque ha preferido inventarse las situaciones a documentarse sobre ellas, pero que viendo la pel¨ªcula cada espectador encontrar¨¢ su propia explicaci¨®n. Algunos han calificado esta propuesta de "sublime". Puede ser, pero a juzgar por el rebullir de la gente en sus butacas, tanta abstracci¨®n estaba aburriendo. M¨¢s que aplausos finales, hubo suspiros de alivio.
A veces da la impresi¨®n de que la audacia a la que se refiere en su libro Loredana Latil es simple amaneramiento que en los festivales encuentra apoyo. No parecen ¨¦stas pel¨ªculas de grandes p¨²blicos y, sin embargo, la fiesta del festival arrastra multitudes hasta el punto de que resulta dif¨ªcil acceder al palacio, cuyos alrededores est¨¢n ocupados por un bosque de fans, no menos poblado que el de polic¨ªas que observan. Una vez atravesada la masa, surgen otros ciudadanos que esperan pacientemente a que a alguien les de una entrada. Muestran cartelitos con sus preferencias y en ocasiones hasta con el precio que pagar¨ªan por ella. Una se?ora ofrec¨ªa 100 euros por ver la de Woody Allen, que hasta ahora es la pel¨ªcula m¨¢s popular y menos amanerada.
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