Viaje al infierno de Las Barranquillas
Unos 5.000 toxic¨®manos compran cada d¨ªa su dosis en un poblado de Madrid que es el mayor 'hipermercado' de la droga de Europa
La miseria extrema y la m¨¢xima degradaci¨®n humana tienen un nombre en Madrid: Las Barranquillas, en el distrito de Villa de Vallecas. El mayor hipermercado de venta de droga de Europa recibe una media de 5.000 toxic¨®manos al d¨ªa, que acuden a comprar su dosis de coca¨ªna o hero¨ªna. Este lugar marginal y depauperado, formado por unas 90 chabolas medio derruidas, parece sacado de una pel¨ªcula de terror, donde decenas de adictos se pinchan en plena calle. Compradores llegados en coches de lujo se mezclan con otros que visten harapos. La adicci¨®n no diferencia entre clases sociales.
Las Barranquillas est¨¢ en un lugar inh¨®spito al que se accede desde la M-40, por la salida de Mercamadrid. Ya en el camino, el visitante se topa con toxic¨®manos tambaleantes. La entrada al poblado est¨¢ plagada de coches abandonados. El olor es nauseabundo.
"Los vendedores utilizan varios m¨¦todos para hacerse con el cliente. Uno de ellos es tener encendida, incluso en verano, una estufa. El humo quiere decir que hay droga para vender. Otro es tener a un t¨ªo en la puerta que ofrece la mercanc¨ªa", explican agentes de la comisar¨ªa de polic¨ªa de Villa de Vallecas.
Hace dos o tres a?os hab¨ªa 120 chabolas en este hipermercado. Algunos vendedores han decidido trasladarse a la cercana Ca?ada Real Galiana. Otras veces, cuando la polic¨ªa detiene a alg¨²n clan vendedor, el Ayuntamiento consigue la orden del juez para derribar la infravivienda con el fin de evitar nuevos moradores. "Lo que ocurre es que muchas veces son derribadas hoy y al d¨ªa siguiente ya est¨¢n de nuevo levantadas. Lo hacen en horas", a?aden fuentes policiales.
18.000 euros al d¨ªa
Las chabolas se han convertido en aut¨¦nticos puestos de venta de coca¨ªna y hero¨ªna. Una de las m¨¢s activas y con m¨¢s clientes es la de Los Leones. Se encuentra en el centro del poblado, justo en la esquina de la calle principal. Dos o tres hombres apoyados en columnas se encargan de vigilar. "El volumen de venta en el poblado no ha disminuido. Ahora quien vende, vende mucho m¨¢s que hace unos a?os", explica un jefe de la comisar¨ªa. Una de las ¨²ltimas operaciones policiales revela datos sorprendentes: el jefe de un grupo asentado en una chabola obten¨ªa unos 18.000 euros diarios. El negocio no para ni de d¨ªa ni de noche. Da lo mismo que haga fr¨ªo o calor. La clientela asiste fiel a estos puestos ilegales.
"Sabemos que nos estamos matando, que esto va a acabar con nuestra vida, pero es muy dif¨ªcil salir de este infierno", reconocen los ocupantes de un lujoso BMW de Ciudad Real. La historia se repite y una conversaci¨®n con los habituales de esta zona supone entrar en un drama humano. La mayor¨ªa de ellos, sucios y desorientados, ha perdido su trabajo, no tiene relaci¨®n con la familia y carece de un techo digno. Los compradores adquieren sus dosis (una micra) por unos seis euros, ya sea coca¨ªna o hero¨ªna. La pureza no supera el 20% o el 25%. En caso contrario, resulta letal para el consumidor.
Algunos compradores se suben en sus coches y van a la parte posterior del poblado. Otros, que tienen menos posibilidades, se meten el pico en medio del campo o apoyados en alguna valla. Una cuerda atada a un brazo, una cucharilla, un mechero y una jeringuilla son suficientes para iniciar el viaje.
A unos 300 metros de Las Barranquillas, apartada por un camino lleno de baches y socavones, est¨¢ la narcosala (un centro asistencial de la Comunidad de Madrid), donde los yonquis acuden para inyectarse o para ser atendidos.
La narcosala tuvo en 2004 unos 500 usuarios fijos y otros muchos espor¨¢dicos. Cada d¨ªa acudieron una media de 100 drogadictos (el 70% hombres). En la narcosala es posible obtener una jeringuilla nueva a cambio de una usada. El a?o pasado, los empleados de este centro recogieron 441.232 jeringuillas (una media de 1.210 al d¨ªa).
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