Ni?as ante su agresor

Hoy se producir¨¢ en la secci¨®n segunda de la Audiencia Provincial de Barcelona una escena dif¨ªcilmente justificable y que el tribunal tendr¨ªa que haber evitado: el testimonio directo y personal, cara a cara con su presunto agresor, de cuatro ni?as de 9 a 13 a?os agredidas sexualmente hace tres a?os.

?Qu¨¦ derecho constitucional o garant¨ªa procesal puede justificar que las v¨ªctimas menores se vean obligadas a revivir su drama ante un tribunal bajo la mirada directa y escrutadora de su presunto agresor? Seg¨²n los jueces, se trata de respetar la presunci¨®n de inocencia del acusado y su derecho de defensa, que quedar¨ªan en entredicho sin esta "confrontaci¨®n visual". Pero esos derechos pueden garantizarse sin necesidad de esta experiencia traum¨¢tica.

De todos los medios de prueba previstos por la ley en casos semejantes, la Audiencia de Barcelona ha optado por el m¨¢s da?ino para las v¨ªctimas. La ley procesal faculta al juez para interrogar al menor "evitando la confrontaci¨®n visual con el inculpado", y las leyes espec¨ªficas del menor establecen que sus comparecencias judiciales deben realizarse de forma adecuada a su situaci¨®n y desarrollo evolutivo. En ocasiones, el testimonio se lleva a cabo a trav¨¦s de cualquier medio audiovisual que evite el cara a cara con el agresor. Tambi¨¦n los testigos protegidos declaran con voz distorsionada y ocultos en la mayor¨ªa de los casos tras una mampara, sin que ello reste validez a su testimonio.

No son convincentes las razones de los jueces de Barcelona. Es lamentable que hayan deso¨ªdo tanto al ministerio p¨²blico como a los psic¨®logos que valoraron muy negativamente esta experiencia. La protecci¨®n de los derechos del presunto agresor no exig¨ªa desconocer en absoluto los de sus peque?as e indefensas v¨ªctimas.