Siglos de separaci¨®n

El acuerdo para que la adoraci¨®n a la Virgen Mar¨ªa deje de ser un obst¨¢culo entre cat¨®licos y protestantes no resuelve las diferencias que separan a las dos confesiones desde el siglo XVI, pero constituye un paso importante hacia la unidad.

"El documento sobre Mar¨ªa es un s¨ªmbolo del compromiso de la Comuni¨®n Anglicana y la Iglesia Cat¨®lica para continuar el di¨¢logo en beneficio de la unidad cristiana", declar¨® ayer el portavoz de los anglicanos en Londres, el canon James Rosenthal. Los anglicanos (77 millones de fieles), est¨¢n tradicionalmente m¨¢s cerca del catolicismo (1.100 millones de fieles) que otros grupos cristianos que rompieron con Roma con la Reforma del siglo XVI.

Pero es la figura del Papa y su autoridad infalible en materia de dogma lo que m¨¢s separa a cat¨®licos y protestantes. A pesar de ello, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, hizo un significativo gesto al asistir a los funerales por Juan Pablo II: era la primera vez que el l¨ªder de la Comunidad Anglicana asist¨ªa a los funerales de un Papa, y llev¨® consigo al pr¨ªncipe de Gales, llamado a convertirse en defensor de la fe anglicana.

El acuerdo de Seattle especifica que la pr¨¢ctica de pedir la intercesi¨®n de la Virgen Mar¨ªa y de los santos no es motivo de divisi¨®n para las dos Iglesias, aunque se abstiene de respaldar "las revelaciones privadas" de la Virgen, como las apariciones en F¨¢tima o el Lourdes. Sin embargo, considera que las expresiones de esa devoci¨®n no menoscaban el papel de Cristo en la Iglesia, siempre y cuando esa devoci¨®n no sea obligatoria: "Las muchedumbres que se re¨²nen en algunos lugares donde se cree que Mar¨ªa ha aparecido sugieren que esas apariciones son una parte importante de esa devoci¨®n y proporcionan ayuda espiritual".