Mario Vargas Llosa confiesa su "envidia" por los poetas
El escritor inaugura un ciclo de poes¨ªa en la Casa de Am¨¦rica de Madrid
Envidia... Sana y regocijante envidia es lo que siente Mario Vargas Llosa por esos seres, "con la mitad del cuerpo en la tierra y la cabeza en el cielo o en el infierno", que son para ¨¦l los poetas. As¨ª lo confes¨® este narrador, penitente y nost¨¢lgico del poder de los versos, que inaugur¨® ayer en la Casa de Am¨¦rica el ciclo Los otros poetas, organizado por la Fundaci¨®n Loewe, con una conferencia sobre su experiencia de lector abierto a la inspiraci¨®n con el g¨¦nero.
Aquel libro peque?o con las tapas azules y con estrellas amarillas que estaba en la mesita de noche de su madre, y que ¨¦sta le prohibi¨® leer, supuso para Vargas Llosa, cuando era ni?o en Cochabamba (Bolivia), una tormenta interior que todav¨ªa le sonroja. Eran los Veinte poemas de amor y una canci¨®n desesperada, de Pablo Neruda. "Cuando le¨ª los primeros versos me pregunt¨¦ qu¨¦ pasaba ah¨ª, qui¨¦n era ese ser que socavaba a ese otro ser y le hac¨ªa brotar un fruto de la tierra. No pod¨ªa ser otra cosa que el pecado". Con esa primera toma de contacto el escritor confes¨® ante m¨¢s de 300 personas y despu¨¦s de ser presentado por Luis Antonio de Villena y Enrique Loewe, presidente de la Fundaci¨®n, sus vivencias m¨¢s ¨ªntimas con un g¨¦nero para el que, seg¨²n ¨¦l, "hay que ser un elegido de los dioses".
Como lo fue Neruda, o Rub¨¦n Dar¨ªo, o G¨®ngora y Garcilaso, o San Juan de la Cruz... Poetas que han sacudido constantemente la mente y las entra?as de este escritor, que confiesa todav¨ªa "pudor" al hablar de poes¨ªa, "como si se tratara de un exhibicionismo obsceno".
Ese territorio de lo prohibido, "que expresa los bajos fondos de la condici¨®n humana", ha sido para el autor una constante inspiraci¨®n vital. "Como dec¨ªa Borges, en poes¨ªa s¨®lo se admite la excelencia, y para m¨ª este g¨¦nero es extremista. La poes¨ªa es buena y mala; cuando es muy mala podemos encontrar en ella ensa?amiento y alevos¨ªa, incluso". No hay consuelo para los malos poetas, pero s¨ª puede haberlo para los prosistas del mont¨®n. "En cambio, la prosa es m¨¢s bondadosa, admite que un novelista sea s¨®lo bueno y que se le apliquen adjetivos como entretenido o competente, algo que ser¨ªa humillante en el caso de un poeta".
El autor de La fiesta del Chivo convoc¨® en su lecci¨®n el misterio de otros mundos y agradeci¨® expresamente la luz que han arrojado algunos poetas en su camino. "?stos, desde el principio de los tiempos, han gozado de un estatuto que les distingu¨ªa del resto de los mortales. Eran aquellos videntes y visionarios que bajaban y sub¨ªan del cielo y del infierno, a veces oliendo a azufre. Mientras el novelista estaba condenado a una lucha con el tiempo y las palabras, el poeta pod¨ªa codearse con Dios o con el diablo".
As¨ª como para Vargas Llosa la genialidad en la narrativa se puede conseguir con trabajo, "en poes¨ªa hay elegidos de los dioses, como Rimbaud, un adolescente a medio educar, que escribi¨® las Iluminaciones y que pod¨ªa llegar, seg¨²n sus propias palabras, a ser otro". Existe otro Rimbaud en lengua espa?ola para Vargas Llosa. "Rub¨¦n Dar¨ªo es equiparable a Rimbaud. Sus poemas afrancesados, despreciados por muchos poetas serios, me encantaban y me hechizaban con sus cisnes, sus princesas y una belleza visual que me arrancaban de la existencia mediocre que yo llevaba en Lima y sus barrios".
Puede que se debiera tambi¨¦n al hallazgo de la perfecci¨®n: "En un soneto de G¨®ngora o una ¨¦gloga de Garcilaso todo es esencial, posee la calidad de lo compacto, indestructible, es la perfecci¨®n, una calidad que s¨®lo se da en la m¨²sica y la poes¨ªa, mientras que en la novela no puede conseguirse porque es un ideal inalcanzable, la imperfecci¨®n hecha arte".
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