Armas para la Rep¨²blica
Sin duda, el gesto m¨¢s arriesgado y comprometido del Gobierno de C¨¢rdenas en ayuda de la Rep¨²blica espa?ola fue suministrarle armas en un momento en que todos los dem¨¢s pa¨ªses se negaban a hacerlo. Desde el principio, el Gobierno mexicano puso a disposici¨®n de la Rep¨²blica la producci¨®n total de su F¨¢brica Nacional de Armamentos.
Se enviaron de inmediato todas las piezas disponibles en las bodegas del Ej¨¦rcito mexicano e incluso se desmontaron unidades completas de artiller¨ªa para llevarlas a Espa?a. Las f¨¢bricas militares mexicanas aumentaron el n¨²mero de trabajadores, as¨ª como los turnos de ¨¦stos, para poder entregar m¨¢s ametralladoras, fusiles y municiones. Cuando este esfuerzo result¨® insuficiente, M¨¦xico actu¨® como pantalla de las operaciones secretas entre la Rep¨²blica y otros pa¨ªses. Este apoyo seguir¨ªa, en diversos grados, durante todo el conflicto, dejando a M¨¦xico como el ¨²nico proveedor de armamento fiable para la Rep¨²blica espa?ola, aparte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El gesto m¨¢s arriesgado y comprometido del Gobierno de L¨¢zaro C¨¢rdenas en ayuda de la Segunda Rep¨²blica espa?ola fue suministrarle armas en un momento en que todos los dem¨¢s pa¨ªses se negaban a hacerlo
El Reino Unido rehus¨® expedir licencias para la venta de una cantidad no especificada de rifles, ametralladoras y munici¨®n a M¨¦xico por temor a que fuera reenviada a Espa?a
Se ha sugerido que diplom¨¢ticos mexicanos hicieron espionaje a favor de la Rep¨²blica para contrarrestar al Eje por influir en las canciller¨ªas a favor de los rebeldes
No se ha podido comprobar el volumen exacto de esa ayuda ya que la informaci¨®n es variable y confusa. Hugh Thomas la valor¨® en dos millones de d¨®lares. A su vez, T. G. Powell, bas¨¢ndose en el informe presidencial de C¨¢rdenas de 1937, reconoci¨® que la venta de armas de M¨¦xico a Espa?a sobrepasaba los 8.000.000 de pesos (lo que al tipo de cambio de entonces, de 3,60 pesos por d¨®lar, equivaldr¨ªa a 2.225.000 d¨®lares). Sin embargo, este c¨¢lculo equivale ¨²nicamente al armamento enviado entre septiembre de 1936 y septiembre de 1937, y deja sin aclarar los dem¨¢s cargamentos efectuados entre septiembre de 1937 y octubre o noviembre de 1938.
Por otra parte, la determinaci¨®n del Gobierno mexicano de vender armamento cuando todos los dem¨¢s pa¨ªses rehusaban hacerlo tambi¨¦n puede considerarse una pol¨ªtica dise?ada para fijar un precedente moral digno de ser imitado por otros pa¨ªses. Sin embargo, la Administraci¨®n de C¨¢rdenas fracas¨® rotundamente en este cometido. A pesar de las diversas peticiones que realiz¨® su Gobierno en foros internacionales a trav¨¦s de sus emisarios, ning¨²n otro pa¨ªs, salvo la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que ya lo hac¨ªa, mostr¨® disposici¨®n de vender armas a la Rep¨²blica, por lo menos no de forma abierta.
Un virtual empate
Del primer ataque de los insurgentes y la correspondiente resistencia de las fuerzas republicanas, en julio de 1936, result¨® un virtual empate. Los nacionalistas ocupaban alrededor de una tercera parte del territorio espa?ol y la Rep¨²blica manten¨ªa un control incierto sobre los dos tercios restantes. Carec¨ªan del equipamiento y las armas necesarias para someter al adversario de un solo golpe y, menos a¨²n, para resistir una larga guerra. Faltos de una alternativa inmediata para salir de esta situaci¨®n y sin la esperanza de llegar a un acuerdo, ambos contendientes buscaron pronto ayuda exterior.
Desde el comienzo de las hostilidades, los rebeldes contaron con la ayuda militar de Italia y el respaldo de Portugal. A s¨®lo tres d¨ªas del levantamiento, los nacionales se aseguraron el apoyo alem¨¢n, que inicialmente fue de 20 aerotransportes pesados Junker 52. Con ¨¦stos se estableci¨® un puente a¨¦reo entre Tetu¨¢n y Sevilla para doblegar el bloqueo impuesto por la flota republicana al grueso de las tropas franquistas que hab¨ªan quedado varadas en las guarniciones africanas. Poco despu¨¦s recibieron un apoyo masivo.
En estas primeras horas de la Guerra Civil, el Gobierno republicano busc¨® ayuda militar del Gobierno ideol¨®gicamente cercano de la vecina Francia para poder sofocar el levantamiento militar. Para justificar la legalidad de su petici¨®n, el Gobierno espa?ol invoc¨® un acuerdo franco-espa?ol, firmado en 1935, mediante el cual se estipulaba en una cl¨¢usula secreta que Espa?a comprar¨ªa armamento franc¨¦s por el equivalente de 20.000.000 de francos. Al principio, Francia pareci¨® honrar tal acuerdo, pero muy pronto los efectos de las disputas en el Gabinete de Blum, combinados con una campa?a artera por parte de la prensa de derechas y la abierta coerci¨®n del Gobierno de Baldwin, la hicieron retractarse de sus compromisos previos.
Blum se desdijo de sus promesas, cediendo ante las presiones y denegando el env¨ªo a Espa?a de las armas solicitadas. Blum en persona comunic¨® al enviado de C¨¢rdenas, Isidro Fabela, su pesar por esta decisi¨®n y los riesgos que, de respetar su compromiso con Espa?a, podr¨ªa llegar a acarrearle a su pa¨ªs: "Ayer, el embajador brit¨¢nico vino a comunicarme que en caso de que el Gobierno franc¨¦s decidiera enviar armas a Espa?a, el Reino Unido se mantendr¨ªa estrictamente neutral en el evento de un conflicto europeo".
Para entonces, un esc¨¢ndalo se hab¨ªa desatado dentro del Gabinete de Blum entre aquellos que, como el ministro de Aviaci¨®n, Pierre Cot, insist¨ªan en honrar el compromiso de Francia y aquellos que, como el ministro de Defensa, ?douard Daladier, no s¨®lo aborrec¨ªan al Gobierno espa?ol en particular, sino que tambi¨¦n quer¨ªan mantener a Francia al margen de una nueva guerra. Blum encontr¨® una soluci¨®n intermedia para apaciguar tanto a la oposici¨®n interna como a la prensa conservadora, y aun as¨ª enviar los aviones prometidos. La venta en apariencia se cancelar¨ªa, y, mientras tanto, se podr¨ªan mandar cargamentos secretos a trav¨¦s de un Gobierno interpuesto, como el de M¨¦xico, hasta entonces el ¨²nico en el mundo que hab¨ªa declarado abiertamente su apoyo a la Rep¨²blica espa?ola.
Solicitud formal
Entretanto, Fernando de los R¨ªos, que hab¨ªa sido nombrado precipitadamente embajador de Espa?a en Francia, se acerc¨® al embajador de M¨¦xico en ese pa¨ªs, el coronel Adalberto Tejeda, para presentar una solicitud formal mediante la cual el Gobierno mexicano comprar¨ªa armas y municiones en Francia en nombre de la Rep¨²blica espa?ola. La compra aparecer¨ªa como efectuada por M¨¦xico, aunque en realidad su destino ser¨ªa Espa?a. Sin consulta previa, Tejeda mand¨® un telegrama a la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores de M¨¦xico informando a Hay de la solicitud urgente planteada por De los R¨ªos. A los pocos d¨ªas lleg¨® la respuesta. La Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores de M¨¦xico autorizaba sin reservas la iniciativa, aunque con la condici¨®n de que no se suscitaran complicaciones internacionales de ning¨²n tipo con el Gobierno franc¨¦s. El comunicado enfatizaba: "Bajo ninguna circunstancia debemos enga?ar a Gobiernos amigos".
El 1 de agosto de 1936, el Gobierno mexicano recibi¨®, por medio de Tejeda, una petici¨®n m¨¢s del Gobierno espa?ol, en esta ocasi¨®n para adquirir armas ya fuera en B¨¦lgica o en el Reino Unido. En el material solicitado se inclu¨ªan de 10 a 12 bombarderos, 25.000 bombas, 1.500 ametralladoras y varios millones de cartuchos. Fue el propio Fernando de los R¨ªos quien formul¨® esta petici¨®n. De nuevo, la compra aparecer¨ªa como realizada por M¨¦xico.
En primera instancia, la transacci¨®n fracas¨® debido a que, el 26 de agosto, el Reino Unido rehus¨® categ¨®ricamente expedir licencias para la venta de una cantidad no especificada de rifles, ametralladoras y munici¨®n a M¨¦xico, por temor a que fuera reenviada a Espa?a. Esto, a pesar de las promesas hechas por el embajador de M¨¦xico en Londres, Primo Villa Michel, de que el material ser¨ªa para uso exclusivo del Ej¨¦rcito mexicano.
En cuanto a la conexi¨®n belga, la clandestinidad de la operaci¨®n hace dif¨ªcil determinar con certeza sus resultados. El 19 de septiembre, la polic¨ªa belga irrumpi¨® en la sede del Partido Socialista Revolucionario, donde encontr¨® documentaci¨®n en la que se implicaba al embajador de M¨¦xico en Bruselas, Carlos Dar¨ªo Ojeda, en un pedido de 200.000 granadas de mano enviadas a Espa?a. Este descubrimiento fortuito condujo a que tres d¨ªas m¨¢s tarde se registrara el SS Raymond, donde se encontr¨® un cargamento de varias cajas de madera que conten¨ªan 800 rifles con bayoneta, 320 carabinas y 210.000 cartuchos, supuestamente destinados a la legaci¨®n mexicana, pero con rumbo final a Espa?a. No existen registros oficiales, ni mexicanos ni belgas, que confirmen otras empresas, y s¨®lo podemos inferir que hubo m¨¢s a trav¨¦s de los testimonios indirectos de los actores directamente involucrados en su ejecuci¨®n.
En lo tocante a la operaci¨®n en Francia, se sabe con certeza que diplom¨¢ticos mexicanos se pusieron en contacto con el ministro de Aviaci¨®n de Francia, Pierre Cot, y obtuvieron su completa aprobaci¨®n para cerrar el trato. As¨ª, el 2 de agosto de 1936, con M¨¦xico como tapadera, se enviaron a la Rep¨²blica 30 aviones de reconocimiento y bombarderos, 15 aviones caza y 10 aviones de transporte y de entrenamiento. Los bombarderos eran de la clase Potez 54. Hay varias versiones contradictorias acerca de la cantidad real de aviones que a fin de cuentas llegaron a Barcelona. Hugh Thomas enumera 55 en total, Schwartz habla de 37 entre fines de julio y el 17 de agosto, Miguel Sanch¨ªs reduce esta cifra a 25 bombarderos Potez 54, 13 de los cuales se transportaron por mar el 26 de julio, y el resto, por aire.
Los diarios de C¨¢rdenas
Una referencia expl¨ªcita del convenio aparece en los diarios de C¨¢rdenas, en la anotaci¨®n correspondiente al 20 de agosto de 1936: "Habiendo tambi¨¦n solicitado el Gobierno de Espa?a que M¨¦xico adquiera armamento y aviones para integrar dos regimientos que necesita con urgencia y que el Gobierno franc¨¦s est¨¢ de acuerdo en vender, se autoriz¨® a nuestro ministro en Par¨ªs, el coronel Tejeda, para que compre por cuenta del Gobierno espa?ol el armamento que solicite".
Generalmente, ¨¦sta ha sido considerada la operaci¨®n m¨¢s importante del apoyo mexicano. Sin embargo, nuevos datos sugieren que la ayuda mexicana abarc¨® m¨¢s transacciones. A trav¨¦s de la diligencia del capit¨¢n del ca?onero Durango, Manuel Zerme?o Araico, que hab¨ªa estado evacuando ciudadanos mexicanos de la zona del conflicto espa?ol, el Gobierno mexicano compr¨®, el 15 de agosto, con dinero de la Rep¨²blica, un viejo barco argelino de 1.700 toneladas, el Berb¨¨re, atracado en el puerto de Marsella. El buque, construido en 1891, llevaba algunos meses encallado en el puerto franc¨¦s. Con el nuevo nombre de Jalisco, el barco transport¨® de contrabando armas de Francia hacia la Rep¨²blica espa?ola. Seis d¨ªas m¨¢s tarde sali¨® hacia Alicante llevando un cargamento clandestino de armas que conten¨ªa 150 morteros de trinchera Brandt y 45.000 granadas de mortero. El 10 de septiembre hubo un nuevo env¨ªo, esta vez transportando 50 ca?ones antia¨¦reos Oerlikon de 20 mil¨ªmetros y 75 casquillos de proyectil.
Fue precisamente entonces cuando se concibi¨® la idea de poner en marcha una pol¨ªtica de no intervenci¨®n. El 9 de septiembre de 1936 se form¨® en Londres un Comit¨¦ de No Intervenci¨®n bajo auspicio anglofranc¨¦s, con una interpretaci¨®n un tanto peculiar de lo que significaba la no intervenci¨®n, estableciendo una vigilancia inmediata de las fronteras y costas espa?olas. A partir de ese momento, el Gobierno franc¨¦s rehus¨® ayudar a la Rep¨²blica. Francia cerr¨® su frontera con Espa?a a todo el tr¨¢fico militar en agosto de 1936, abri¨¦ndola de manera intermitente en 1937 y 1938.
En nombre de la paz y con la supuesta esperanza de evitar una nueva conflagraci¨®n mundial, se pas¨® por alto la escandalosa evidencia de una intervenci¨®n extranjera encabezada por Alemania e Italia. La creaci¨®n del comit¨¦ hizo que el ¨²nico perjudicado por sus preceptos fuera el Gobierno leg¨ªtimo de Espa?a. De hecho, el comit¨¦ neg¨® la ayuda que, de acuerdo con las leyes internacionales, Madrid pod¨ªa esperar por lo menos de los miembros de la Sociedad de Naciones. Para principios de septiembre, nueve pa¨ªses europeos ya hab¨ªan firmado la declaraci¨®n de no intervenci¨®n: B¨¦lgica, Reino Unido, Checoslovaquia, Alemania, Italia, Portugal, Suecia y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Dos de ellos, Alemania e Italia, violaron abiertamente el acuerdo, ya que segu¨ªan suministrando una ayuda considerable a los rebeldes, y un tercero, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pronto romper¨ªa su compromiso anterior, apoyando a la Rep¨²blica. Al final, 27 naciones se adhirieron al pacto en mayor o menor grado.
Los fletes de armas de M¨¦xico a Espa?a fueron secretos y no hay manera de conocer su cantidad precisa ni su valor. Las fuentes tambi¨¦n difieren en lo que concierne a embarques documentados. Tenemos noticias, si bien incompletas o extraoficiales, de varios de estos cargamentos. El 25 de septiembre de 1936, seg¨²n el diario parisiense Le Temps, el buque de vapor Am¨¦rica, con bandera mexicana, sali¨® de Amberes oficialmente hacia Veracruz, pero en realidad su destino era un puerto espa?ol. Seg¨²n la misma fuente, el cargamento consist¨ªa en 1.116 toneladas m¨¦tricas de clorato de potasio, 1.400 de ¨¢cido sulf¨²rico, 310 de fenol, todas ellas de origen sovi¨¦tico, as¨ª como 25 toneladas de desechos de cobre. Supuestamente, estos art¨ªculos iban destinados al Gobierno de Madrid para la fabricaci¨®n de explosivos.
Violaci¨®n del embargo
Quince d¨ªas m¨¢s tarde, el torpedero franc¨¦s Vauquelin envi¨® un telegrama al Ministerio de Marina de su pa¨ªs. Informaba de que el Jalisco hab¨ªa violado el embargo de armas llevando otro cargamento desde Marsella hasta Alicante. El Jalisco ya ten¨ªa cuatro casaciones de cargos por contrabando ilegal de armas, pero contaba con la autorizaci¨®n para transportar un cargamento de armas supuestamente para la Secretar¨ªa de Guerra de M¨¦xico, v¨ªa Veracruz. El cargamento inclu¨ªa una caja con motores aeron¨¢uticos, 60 cajas con una cantidad desconocida de piezas de munici¨®n, 16 cajas con ametralladoras, 134 cajas de cartuchos correspondientes y varias motocicletas, por un valor total de 2.295.160 francos franceses.
Seg¨²n el agregado militar de Estados Unidos en Ciudad de M¨¦xico, el mismo ca?onero Durango -que hab¨ªa evacuado a varios mexicanos y espa?oles refugiados en la Embajada de M¨¦xico en Madrid- transport¨® 8.000.000 de cartuchos y 8.000 rifles a un puerto no revelado en Espa?a, en septiembre de 1936. Tambi¨¦n trajeron de contrabando varios aviones desde Estados Unidos a M¨¦xico, que fueron ocultados en el puerto de Veracruz, equipados con armas para convertirlos en bombarderos, y despu¨¦s enviados por mar a Espa?a, como se ver¨¢ a continuaci¨®n.
?Esp¨ªas mexicanos?
Se ha sugerido que diplom¨¢ticos mexicanos participaron en actividades de espionaje a favor de la Rep¨²blica, tratando de contrarrestar los intentos del Eje por influir en las canciller¨ªas europeas a favor de los rebeldes. Sime¨®n-Vidarte informa acerca de c¨®mo el c¨®nsul general en Par¨ªs, Epigmenio Guzm¨¢n; un diplom¨¢tico de menor rango de nombre Mej¨ªas, y el mismo Tejeda fueron capaces de conducir la contrainteligencia en Berl¨ªn y pasar clandestinamente a Espa?a millones de cartuchos de fabricaci¨®n alemana y austriaca. Elena Garro concede cierto grado de credibilidad a esta versi¨®n, al contar en sus memorias c¨®mo el mismo Mej¨ªas le dijo en Par¨ªs que se hab¨ªa visto envuelto en actividades de inteligencia en Berl¨ªn y Roma aprovechando su estatus diplom¨¢tico. Por razones obvias, en la documentaci¨®n oficial mexicana no existe referencia alguna a estos hechos.
A pesar de la falta de documentaci¨®n oficial referida a muchos de esos fletes de armas, existen bastantes documentos fotogr¨¢ficos de cargamentos mexicanos destinados a Espa?a, particularmente los que se originaron desde fuentes de la propaganda franquista, que, ir¨®nicamente, intentaron de esta forma relacionar a la Rep¨²blica con la intervenci¨®n extranjera. En estos cat¨¢logos y otros folletos parecidos, en repetidas ocasiones se acus¨® a M¨¦xico de haber enviado a Espa?a cantidades considerables de balas expansivas dumdum, quebrantando la Convenci¨®n de Ginebra, que las hab¨ªa proscrito una d¨¦cada antes.
Mario Ojeda Revah
'M¨¦xico y la guerra civil espa?ola' (editorial Turner) es un exhaustivo ensayo sobre la cooperaci¨®n del Gobierno de C¨¢rdenas con la Rep¨²blica espa?ola durante la Guerra Civil. Si bien se ha escrito mucho sobre la ayuda que prest¨® el pa¨ªs norteamericano en el plano econ¨®mico y humanitario, es menos conocida su aportaci¨®n en el terreno de la ayuda militar, cap¨ªtulo del que se publica un extracto en estas p¨¢ginas. El libro se pondr¨¢ a la venta esta misma semana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.