Un instituto de San Fernando proh¨ªbe algunas prendas para fomentar el decoro
El Consejo Escolar de La Bah¨ªa ha aprobado esta normativa que critican algunos alumnos
No a las minifaldas. No a las chanclas. No a los pareos. No a los ba?adores. No a los excesivos escotes. Los mandamientos del Instituto La Bah¨ªa, de San Fernando (C¨¢diz) proh¨ªben expresamente el uso de una decena de prendas a sus alumnos. La normativa est¨¢ vigente en el centro desde hace cuatro a?os pero ha sido un mes cuando la direcci¨®n, a propuesta del Consejo Escolar, ha decidido hacerla respetar. Todos los centros escolares tienen autonom¨ªa para dictar sus propias normas en cuanto a indumentaria siempre que lo apruebe el Consejo Escolar.
La directora, Concha Hidalgo, cree que esta medida fomentar¨¢ el decoro entre los estudiantes. Lo dice despu¨¦s de haber visto desfilar por las aulas a j¨®venes en bermudas, a chicos con camisetas sin mangas, a chicas envueltas en un pa?uelo y sandalias. "Esto no es la playa", sentencia. El instituto La Bah¨ªa defiende su derecho a regular el modo de vestir de sus estudiantes.
"Son personas que se preparan para un futuro. Desde las aulas tenemos que fomentar un respeto a las formas", insiste la directora, sorprendida por que la decisi¨®n tomada haya saltado a los medios de comunicaci¨®n. La medida impide la entrada al centro a alumnos que porten algunas de las prendas prohibidas. Ropa perseguida, que aparece recogida en un folio que se ha distribu¨ªdo por las clases.
Ellos no pueden calzar chanclas playeras, ni lucir en la cabeza gorras, pa?uelos o sombreros. Pueden usar camisetas pero no valen de tirantes. Tampoco las que no tienen mangas. Se censuran tambi¨¦n las calzonas y los ba?adores. El vestuario de ellas se restringe todav¨ªa m¨¢s. Se les impide llevar cualquiera de las prendas prohibidas para los chicos y, adem¨¢s, tampoco se permiten escotes excesivos, bikinis, complementos playeros como los pareos, faldas por encima de las rodillas, tops o pantalones demasiado bajos.
La normativa interna del centro llevaba cuatro a?os haciendo un llamamiento a los alumnos para que acudan a clase con ropa apropiada para la actividad educativa, pero sin ¨¦xito. "Hay muchas ni?as que ven¨ªan como si fueran a la playa o a la discoteca", comenta Mar¨ªa del Carmen P¨¦rez, de 15 a?os, estudiante de 3? de ESO. "Hab¨ªa cosas que nos estaban alertando. Como pantalones cada vez m¨¢s bajos o minifaldas cada vez m¨¢s cortas", explica la directora. Asegura que m¨¢s que faldas parec¨ªan cinturones anchos. Por este motivo, durante una de las ¨²ltimas reuniones del Consejo Escolar se inst¨® al centro a aplicar de manera m¨¢s exhaustiva la normativa ya existente.
Desde entonces, las prendas prohibidas casi han desaparecido del instituto. Principalmente, porque a quien las lleve se le impide entrar. "Cuando se descubre a alguien, se le invita a marcharse a casa y cambiarse de ropa. Si no puede por alg¨²n motivo, le instamos a que no lo vuelva a hacer al d¨ªa siguiente", aclara Hidalgo. El incumplimiento de la norma es considerado una falta pero, hasta ahora, no ha sido necesaria ninguna sanci¨®n.
La directora mantiene que el respaldo a la iniciativa ha sido total. Se basa en que los 23 miembros del Consejo Escolar la aprobaron por unanimidad. A favor est¨¢n los profesores y los padres. La presidenta del APA, Mar¨ªa Jes¨²s S¨¢nchez, no ha recibido queja alguna de ning¨²n progenitor: "No se est¨¢ pidiendo nada del otro mundo. S¨®lo que se guarde un poco la compostura en clase".
La responsable del instituto hace hincapi¨¦ en que fueron los representantes de los alumnos en el consejo los que propusieron la medida. Pero entre los estudiantes hay divisi¨®n de opiniones. Una de ellas, Mar¨ªa del Carmen P¨¦rez se posiciona a favor de la norma: "Se hab¨ªan rebasado algunos l¨ªmites". Tambi¨¦n su amiga Claudia Pe?alver, de 15 a?os: "Lo veo bien porque se iba ense?ando mucho". Ambas caminan juntas al colegio junto a otra compa?era de la misma edad, Mar¨ªa Jes¨²s Acebo, que estudia 2? y pertenece al bando de los indignados. "No hay derecho. Yo soy muy calurosa. En clase no hay aire acondicionado y no podemos ir con tirantes", aclara Mar¨ªa Jes¨²s.
Antes de que toque la primera sirena de la ma?ana, una pandilla se sienta a las puertas del instituto. "Habr¨ªa que hacer algo. Venir todos en ba?ador para protestar. A ver si as¨ª nos mandan a todos a casa", comenta uno al que llaman Rat¨®n. Pero la sugerencia de protesta queda sin respaldo. Atilana, de 14 a?os, recuerda que un instituto vecino no proh¨ªbe ninguna prenda. "Estamos discriminados", asegura. Javier, de 15 a?os y estudiante de 2?, dice que es "vergonzoso" que no se respete la libertad de elecci¨®n de cada uno. Lo dice furioso, enfundado en un ch¨¢ndal de pantal¨®n largo.
Reglas a la carta
Las prohibici¨®n del uso de algunas prendas para asistir a clase es algo que cada centro puede determinar con completa autonom¨ªa. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n no impone ninguna norma, sino que es cada Consejo Escolar -en el que est¨¢n representados todos los sectores de la comunidad educativa- el que lo hace a trav¨¦s de su Reglamento de Organizaci¨®n y Funcionamiento.
La decisi¨®n del Consejo Escolar del Instituto La Bah¨ªa de San Fernando (C¨¢diz) la tomaron ya, en 1998, otros centros, como el Carlos Haya y el Fernando de Herrera, ambos de Sevilla. Los dos institutos mantienen la medida desde entonces sin problemas. Julia Garc¨ªa, directora del Carlos Haya, quiere dejarlo bien claro: "Desde el principio no hubo ning¨²n tipo de conflicto. Los alumnos lo han aceptado con normalidad todos estos a?os". Por su parte, Carlos Mart¨ªn, jefe de estudios del Instituto Frenando de Herrera -donde s¨ª se produjo una respuesta en contra de algunos estudiantes y recogida en 1998 por los medios de comunicaci¨®n- dice que "la norma sigue en vigor. Adem¨¢s el conflicto nunca existi¨®. Fue una exageraci¨®n de algunos periodistas".
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