Verg¨¹enza
En 1992 visit¨¦ por segunda vez los campamentos saharauis en la hammada argelina, un desierto de piedra tan inh¨®spito y feroz que ni siquiera las v¨ªboras lo habitan (pero s¨ª proliferan las cucarachas: las tiendas de los refugiados est¨¢n llenas, a pesar de sus esfuerzos de limpieza). Este territorio desolado, glacial en invierno y t¨®rrido en verano, siempre simboliz¨® el horror dentro de la cultura saharaui: "Ojal¨¢ te destierren a la hammada", dice una de sus maldiciones tradicionales. De modo que el destino, burlonamente cruel, les ha desterrado a su propio infierno. Llevan all¨ª treinta a?os.
En 1992, la ONU hab¨ªa decidido hacer el famoso refer¨¦ndum y parec¨ªa que el fin de la pesadilla estaba pr¨®ximo. Es decir, a m¨ª me lo parec¨ªa. Yo hablaba en los campamentos con los saharauis y les daba la enhorabuena por la cercana victoria. Ellos me miraban con los ojos muy redondos y las bocas mudas, incapaces de creer lo que les dec¨ªa. Y acertaron, por supuesto, porque ellos sab¨ªan. Ellos conoc¨ªan demasiado bien todas las palabras enga?osas, todas las promesas traicionadas, la cobarde indignidad del trato que Espa?a les ha dado desde aquel 14 de noviembre de 1975, cuando, mientras Franco agonizaba, dividimos el S¨¢hara en dos porciones y se lo entregamos a todo correr y de tapadillo a Marruecos y Mauritania. Entonces empez¨® el dantesco ¨¦xodo, decenas de miles de saharauis huyendo por el desierto perseguidos por el ej¨¦rcito marroqu¨ª, ancianos, mujeres y ni?os que fueron bombardeados con napalm por el rey Hassan, familias enteras sin agua y sin comida: en los primeros momentos llegaron a morir 500 ni?os al d¨ªa.
S¨ª, los saharauis saben bien lo que es la mentira y el abandono. Ese Felipe Gonz¨¢lez que iba por los campamentos prometiendo justicia, ?qu¨¦ hizo luego, cuando pudo hacerlo, y ahora d¨®nde est¨¢? Y este Gobierno de Zapatero que les est¨¢ dejando caer, que les est¨¢ apoyando incluso menos de lo que hizo el PP, ?no sentir¨¢ siquiera algo de verg¨¹enza? Ah¨ª siguen los saharauis, dignamente de pie en su recalentado infierno, sin haber recurrido al terrorismo e intentando mantener la vida y la esperanza. Ahora mismo est¨¢n siendo machacados por los marroqu¨ªes, mientras nosotros miramos educadamente para otro lado.
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