Leon Askin, actor y director de cine
El actor y director Leon Askin muri¨® el pasado d¨ªa 3, a los 97 a?os, en el hospital Francisco Jos¨¦, de Viena, su ciudad natal.
Askin naci¨® el 18 de septiembre de 1907, el d¨ªa del Yom Kippur, con el nombre de Leon Aschkenasy. Su ni?ez se desarroll¨® entre los intereses personales de su padre, siempre atento al mundo de la pol¨ªtica, ferviente socialista y jud¨ªo ortodoxo, y los de su madre, enamorada del teatro.
En los a?os veinte complet¨® una amplia formaci¨®n art¨ªstica al lado de nombres tan reputados como Han Thimig, hasta que en la d¨¦cada de los treinta logr¨® ya un merecido prestigio como actor de cabaret y como director en el teatro de ABC, en Viena, donde lleg¨® a colaborar con Erwin Piscator, el fundador de la escuela del realismo ¨¦pico.
Sin embargo, perseguido por el r¨¦gimen nazi tras la anexi¨®n de Austria, se vio obligado a abandonar su patria para instalarse en Estados Unidos, adonde lleg¨® sin ning¨²n dinero y un conocimiento b¨¢sico de ingl¨¦s. Pero su tenacidad, la misma que siempre mostr¨® como actor de car¨¢cter, le llev¨® a abrirse camino e incluso a enrolarse en el Ej¨¦rcito estadounidense cuando el pa¨ªs entr¨® en la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando Askin descubri¨® que sus padres hab¨ªan muerto en el campo de concentraci¨®n de Majdanek Lublin, en Polonia.
Tras la guerra, la potente presencia de Askin se abri¨® paso en el cine hollywoodiense, y comenz¨® a ser tenido en cuenta por los estudios tras su intervenci¨®n en un t¨ªtulo tan legendario como La t¨²nica sagrada, de Henry Koster, que inaugur¨® el sistema Cinemascope.
Comedias como Un gramo de locura, de Norman Panam¨¢ y Melvin Frank; westerns como El valle de los reyes; colaboraciones junto a Bob Hope y Bing Crosby como Camino a Bali, y pel¨ªculas aventureras como El hijo de Simbad se aprovecharon de su imponente f¨ªsico, aunque siempre quedase un tanto encasillado en los t¨ªpicos personajes de extranjeros que hablan ingl¨¦s con acento peculiar, tan presentes en el cine norteamericano.
Uno de sus grandes momentos lleg¨® en 1961 de la mano del maestro Billy Wilder, que le ofreci¨® un espectacular personaje en su s¨¢tira Uno, dos, tres, en la que se dinamitaban las convenciones sociales a ra¨ªz de la llegada de la Coca-Cola a Europa del Este. Wilder se refer¨ªa a Askin como "mi profesional", en referencia tanto a su s¨®lida formaci¨®n como a su siempre constante compromiso en el trabajo. Un a?o m¨¢s tarde, tambi¨¦n arras¨® en pantalla en su memorable intervenci¨®n en El testamento del doctor Mabuse.
Nunca lleg¨® a ser considerado una estrella, pero se gan¨® el respeto de la profesi¨®n, adem¨¢s del reconocimiento de los cr¨ªticos por s¨®lidos trabajos en Broadway, en los que desplegaba todo su poder¨ªo esc¨¦nico, acreditado en montajes como Fausto, que tambi¨¦n dirigi¨®; el cine estadounidense, tan poco generoso como de costumbre con muchos de aquellos que ayudaron a hacerlo grande, fue relegando poco a poco el talento de Askin, que presumi¨® de trabajar en Europa en diversos montajes teatrales, hasta hacerle aparecer en mediocridades indignas de su talla como en la segunda parte de Aterriza como puedas.
Cuando en el a?o 1994, tras d¨¦cadas de exilio en Estados Unidos decidi¨® volver a Viena, las autoridades le negaron en un principio el permiso de residencia por problemas burocr¨¢ticos. La negativa origin¨® un sonado esc¨¢ndalo que fue solucionado finalmente por el entonces alcalde de la ciudad y el ministro de Cultura, Rudolf Scholten.-
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