Un Rossini admirable
El Festival Mozart de A Coru?a tiene dos l¨ªneas complementarias de programaci¨®n, una con Rossini y otra con la ¨®pera barroca italiana. En esta edici¨®n, la responsabilidad musical y esc¨¦nica de los espect¨¢culos de ambas ha reca¨ªdo en Zedda y Pizzi. Con el barroco, el protagonismo principal estuvo del lado de Pizzi; con Rossini, Zedda se ha llevado el gato al agua.
Zedda, claro, y la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, que este a?o vuelve a la meca de Pesaro por tercer a?o consecutivo, con dos ¨®peras y los honores de la inauguraci¨®n del festival rossiniano, y con el recuerdo de la admiraci¨®n que levantaron el a?o pasado en cr¨ªtica y p¨²blico. Casi sin querer, la Sinf¨®nica de Galicia se ha erigido en uno de los referentes rossinianos del planeta. Este fin de semana lo ha vuelto a demostrar, con su sonido ligero y c¨¢lido, chispeante y ¨¢gil, colorista y preciso. La direcci¨®n del puro nervio Zedda ha sido magistral, un prodigio de alegr¨ªa de hacer m¨²sica, de llegar a las esencias de un compositor que conoce como nadie. Zedda transmite el concepto y los m¨²sicos le siguen al pie de la letra. Con exactitud en los concertantes o en los crescendos, con sentido del humor, con poes¨ªa. Desde la obertura hasta el rond¨® final no hubo una falta de concentraci¨®n. Fue una de esas actuaciones que rozan el milagro.
La cenerentola
De Rossini. Orquesta Sinf¨®nica de Galicia. Coro de c¨¢mara del Palau de Barcelona. Director musical: Alberto Zedda. Director de escena: Pier Luigi Pizza. Con Marianna Pizzolato, Jos¨¦ Manuel Zapata, Bruno de Simone, Jos¨¦ Carb¨®, Mar¨ªa Rodr¨ªguez, Clara Mouriz y Lorenzo Regazzo. Palacio de la ?pera, A Coru?a, 12 de junio.
Respondieron las voces, desde una Pizzolato con timbre atractivo y musicalidad depurada en el personaje que da t¨ªtulo a la obra hasta un Zapata que va a m¨¢s a cada actuaci¨®n con una l¨ªnea musical tan elegante como impulsiva. De Simone fue el bajo buffo de libro, mientras Rodr¨ªguez y Mouriz bordaron a la pareja de hermanas, con lo que las diferencias de comicidad entre ellas y su padre alumbraron las intenciones de Rossini en la diferenciaci¨®n de caracteres.
No fue, en esta ocasi¨®n, el mejor d¨ªa de Pier Luigi Pizzi, con un planteamiento esc¨¦nico lleno de detalles, pero al que falt¨® quiz¨¢s una miajita de fluidez y tambi¨¦n de frescura, con predominio del negro, en un intento de mostrar la carga cr¨ªtica social que la ¨®pera contiene. En conjunto, y con todos los factores puestos en juego, un espect¨¢culo admirable.
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