Un historiador halla en Madrid 12 esculturas del Palau dels Borja
Las piezas, datadas en el siglo XVII, se daban por perdidas
Una docena de esculturas del siglo XVII, que formaban parte del patrimoni art¨ªstico del Palau dels Borja, en Gandia, han sido halladas por el historiador Vicent Pellicer en Madrid. Las piezas hab¨ªan sido dadas por perdidas y, en realidad, se encuentran ubicadas en los jardines de la Alameda de Osuna, en un antiguo parque y palacete propiedad del Ayuntamiento madrile?o.
Vicent Pellicer ha seguido el rastro de otras obras de arte del Palau Ducal
El historiador Vicent Pellicer atribuye el hallazgo a "un golpe de suerte". Lo cierto es que su empecinamiento y su curiosidad como investigador le han llevado a descubrir el destino de doce esculturas, de finales del siglo XVII, que formaban parte del patrimonio art¨ªstico del Palau dels Borja de Gandia y que se cre¨ªan desaparecidas. Se trata de doce representaciones de otros tantos emperadores romanos, talladas en m¨¢rmol. Las obras hab¨ªan sido encargadas por el duque de Osuna a finales del siglo XVII, y fueron realizadas en Roma. Los originales se encuentran en los jardines de la Alameda de Osuna, una finca de 14 hect¨¢reas conocida como El Capricho que perteneci¨® a los duques de Osuna. El antiguo parque y su palacete fueron adquiridos por el Ayuntamiento de Madrid, y restaurados en 1984. La Compa?¨ªa de Jes¨²s, propietaria del Palau dels Borja de Gandia, estudia la posibilidad de proponer al Ayuntamiento madrile?o un convenio para la realizaci¨®n de r¨¦plicas de los originales, que se colocar¨ªan en las estancias del palacio, de donde salieron entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.
Vicent Pellicer coordina la edici¨®n de una gu¨ªa actualizada del Palau dels Borja. En su trabajo de investigaci¨®n sobre el patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico "disperso" del palacio se top¨® por casualidad con un documento que hablaba de las esculturas, y que mencionaba que hab¨ªan sido trasladadas a la Alameda de Osuna. El historiador ha seguido el rastro de otras piezas de arte que pertenecieron a los diferentes propietarios del Palau Ducal, cuyo destino tambi¨¦n se desconoc¨ªa hasta ahora.
En sus a?os de mayor esplendor, el Palau dels Borja en Gandia fue uno de los principales "contenedores" de arte de Espa?a, recuerda Pellicer. A los Borja se debe la "introducci¨®n del Renacimiento, en sus maneras y en sus objetos" en la pen¨ªnsula. Su relaci¨®n con la ciudad de G¨¦nova, centro comercial del Mediterr¨¢neo en la ¨¦poca, y con la familia de los Doria, aportar¨ªa tambi¨¦n una importante "riqueza art¨ªstica" de pintores italianos y genoveses. Todo este patrimonio acabar¨ªa desperdig¨¢ndose con la llegada al palacio de los duques de Benavente y los Osuna, se?ala el historiador.
Fue precisamente Mar¨ªa Josefa Pimentel, duquesa de Osuna, retratada por Goya y miembro de la intelectualidad de la ¨¦poca, la que se encaprich¨® de las esculturas para engalanar la finca reci¨¦n adquirida en las afueras de Madrid, conocida entonces como Alameda de Osuna y m¨¢s tarde como El Capricho. La primera pieza hab¨ªa llegado al Palau gandiense en 1690. Las esculturas fueron trasladadas a la residencia madrile?a de los Osuna entre 1783 y 1784. Las figuras engalanan una de los principales rincones del jard¨ªn de la finca, y rodean un monumento dedicado a la duquesa.
El director del Palau dels Borja, Jos¨¦ Luis Ferrer, resalt¨® ayer el "valor simb¨®lico" de estas piezas, y manifest¨® la posibilidad de proponer al Ayuntamiento de Madrid, propietario de El Capricho, la elaboraci¨®n de unas r¨¦plicas. Tanto Ferrer como Pellicer reconocieron las dificultades que podr¨ªa suponer reclamar el retorno de las obras a su lugar de origen, en el Palau Ducal. "S¨®lo hay que ver los problemas que est¨¢ teniendo el regreso del claustro de la Valldigna", afirma el historiador.
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