Detroit resucita ante un Ginobili renqueante
Durante los primeros ocho cuartos de la final de la NBA, los jugadores de los Pistons se ganaron cuatro faltas t¨¦cnicas y se merecieron muchas m¨¢s por la manera en que protestaron cada falta personal pitada a favor de los Spurs. Una vez llegaban al vestuario, la campa?a de los jugadores de Detroit contra la pareja arbitral continuaba ante los medios de comunicaci¨®n. Pero como indic¨® con acierto el gran Bill Walton, metido a comentarista estrella, en las finales "las faltas no se pitan, te las ganas".
Una vez llegados a Detroit, los Pistons encontraron su identidad, dieron una lecci¨®n de baloncesto intenso y competitivo, y batieron a San Antonio 96-79, recortando su desventaja en la serie - 2 a 1 a favor de los Spurs-. Por primera vez, las faltas se pitaban a favor de los Pistons que, cuando tuvieron el bal¨®n, atacaron con agresividad el aro y desdibujaron a los Spurs, forz¨¢ndoles a cometer pases sin sentido. Los ¨¢rbitros parec¨ªan siempre estar de parte de Detroit.
DETROIT 96 - SAN ANTONIO 79
Detroit Pistons: Hamilton (24), Billups (20), Prince (12), Rasheed Wallace (8), Ben Wallace (15) -cinco inicial-, McDyess (12), Hunter (3), Ham, Arroyo (2), Milicic, Dupree y Campbell.
San Antonio Spurs: Parker (21), Ginobili (7), Bowen (13), Duncan (14), Mohammed (4) -cinco inicial-, Horry (6), Barry (10), Nesterovic (2), Udrih, Robinson y Brown (2).
?rbitros: Crawford, Delaney y Salvatore.
Tercer partido de la Final de la NBA disputado en el Auburn Hills de Detroit ante 22.076 espectadores. San Antonio gana 2-1 la serie.
Chauncey Billups y Richard Hamilton, que fueron el origen del fracaso de los Pistons tras los dos primeros partidos, se echaron el equipo a la espalda y fueron los jugadores comprometidos que se ha visto a lo largo de la temporada.
A trav¨¦s de un juego r¨¢pido y preciso, Billups involucr¨® muy r¨¢pido a todo el equipo hasta el punto que todos los integrantes del quinteto titular lanzaron al menos 10 veces a canasta. Richard Hamilton dio se?ales de vida ante Bruce Bowen, y recuper¨® el tiro en suspensi¨®n que le ha hecho famoso. Los bloqueos funcionaban y no solo Hamilton, sino Rasheed Wallace y Antonio McDyess encontraban espacios ante Tim Duncan.
Pero si a alguien se esperaba con ansia en el Palacio de Auburn Hills, ese era Ben Wallace, cuya reputaci¨®n llegaba da?ada tras sus pobre actuaci¨®n en San Antonio. Tim Duncan solo aguant¨® la primera parte ante la energ¨ªa y entusiasmo de este gigante de poca t¨¦cnica y mucho coraz¨®n. Por parte de los Spurs, Manu Ginobili, que sufri¨® un fuerte golpe en la rodilla a los treinta segundos de comenzar el partido, result¨® intrascendente al intentar solo ocho lanzamientos.
Cuando la audiencia televisiva no pod¨ªa bajar m¨¢s, la final de la NBA se ha puesto, de repente, interesante.
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