La reparaci¨®n de una injusticia
Homenaje en Huelva a los homosexuales que estuvieron presos hasta 1979
La vieja c¨¢rcel de Huelva, cerrada desde 1995, guardaba dentro, como en las pel¨ªculas de terror, una leyenda negra, fantasmal. Era, junto a la antigua prisi¨®n de Badajoz, el centro al que eran enviados los homosexuales de toda Andaluc¨ªa "para que los reeducaran", entre los a?os 1968 y 1979. Entonces estaban en vigor las tristemente recordadas leyes de Peligrosidad Social y de Vagos y Maleantes, que permit¨ªan al guardia de turno detener a una persona por su aspecto o simplemente porque le parec¨ªa afeminado.
En la prisi¨®n de Huelva, los homosexuales fueron sometidos a palizas, vejaciones e incluso a tratamientos con electrochoques, para que "volvieran a la normalidad y les gustaran las mujeres", seg¨²n recordaron algunos de los que ayer asistieron a un acto en Huelva para recordar a esas personas. La directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, descubri¨® ante unas cien personas una placa en homenaje a los que sufrieron ese castigo en la prisi¨®n de Huelva.
"Las heridas no cicatrizan nunca. Esas cosas se clavan en el coraz¨®n para siempre"
La idea parti¨® hace meses de la Asociaci¨®n de Presos Sociales, y cont¨® desde el primer momento con el apoyo de la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias. Ayer, asistieron numerosos pol¨ªticos de Huelva, casi todos del PSOE. Y tambi¨¦n algunos de los que sufrieron las torturas. Como Trinidad Mart¨ªn, un transexual que estuvo ingresado en la c¨¢rcel de Huelva en 1973. La trajeron desde Granada, donde viv¨ªa, porque un vecino suyo, que trabajaba como guardia civil, la sorprendi¨® vestida de mujer. Recuerda Trinidad las humillaciones y c¨®mo la llamaban "mariconazo" en la c¨¢rcel, pero lo que m¨¢s le doli¨® fue que cay¨® sobre ella una orden de destierro que le impidi¨® regresar a Granada durante un a?o. Tambi¨¦n asisti¨® Antonio Guti¨¦rrez, un preso que no lleg¨® a cumplir condena en Huelva, sino en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona. "Las heridas no cicatrizan nunca. Esas cosas se clavan en el coraz¨®n para siempre. Nosotros sufrimos cr¨ªmenes contra los derechos humanos, de esos que nunca prescriben", expres¨®.
En aquellos a?os hab¨ªa psiquiatras especializados en la recuperaci¨®n de los homosexuales. Lo ha contado, entre otros, el periodista Fernando Olmeda en su reciente libro El l¨¢tigo y la pluma. Actuaban en la c¨¢rcel y fuera de ella. Proyectaban una imagen con un chico en posiciones de provocaci¨®n sexual y descargaban un electrochoque contra el paciente. Luego exhib¨ªan la imagen de una muchacha, y ya no pasaba nada.
La placa que desde ayer luce junto a la puerta de la vieja Prisi¨®n Provincial de Huelva, un edificio para el que las administraciones buscan alguna funci¨®n para el futuro, dice: "Para una generaci¨®n de espa?oles, este establecimiento penitenciario fue s¨ªmbolo de castigo y exclusi¨®n social hacia quienes decidieron ejercer su libertad y desarrollar una orientaci¨®n afectiva diferente. Quede esta placa como reparaci¨®n de la sociedad democr¨¢tica a una injusticia hist¨®rica en recuerdo de los homosexuales que fueron encarcelados y como compromiso de que ninguna otra generaci¨®n tendr¨¢ que pasar por nada semejante".
Mercedes Gallizo recurri¨® a una cita del poeta Luis Cernuda, que nunca ocult¨® su homosexualidad: "La defensa de aquella libertad de la que hablaba Cernuda: 'Libertad no conozco sino la de estar preso en alguien'. Que este acto sea tambi¨¦n un homenaje a aquellos que, como Cernuda, so?aron con un d¨ªa en que '...el hombre pudiera decir lo que ama... Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo, como una luz...".
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