"Me dediqu¨¦ a la literatura para encontrar un ¨¢mbito de libertad absoluta"
C¨¦sar Aira (Coronel Pringles, Argentina, 1949) es un escritor de producci¨®n pausada, pero de regularidad implacable. Autor de decenas de libros, su ¨²ltima novela publicada en Espa?a es Un episodio en la vida del pintor viajero (Mondadori), escrita a finales de los noventa y editada en Argentina en 2000. Es una historia breve -marca de la casa- protagonizada por el pintor alem¨¢n del siglo XIX Johann Moritz Rugendas, un artista disc¨ªpulo de Humboldt que viaj¨® por Am¨¦rica retratando paisajes y tipos humanos: "Fue un adelantado, uno de los pocos pintores viajeros realmente buenos", afirma Aira. "En Occidente, la gran tradici¨®n pict¨®rica era pintar en el taller, y los pintores viajeros eran m¨¢s bien documentalistas y no llegaban al nivel del gran arte. Rugendas viaj¨® de la lejana Alemania a sitios tan salvajes como M¨¦xico, Brasil, los Andes... Me gust¨® el contraste entre el artista que trabaja encerrado en su mente y su fantas¨ªa y el que sale a buscar la aventura".
"No me gusta la modalidad de buscar temas en la historia, como si ¨¦sta fuera un gran supermercado"
"A veces me he pensado como un artista pl¨¢stico frustrado, pero escribo tan despacio y con tanto cuidado que es como si estuviera dibujando..."
En Un episodio..., Aira recrea el accidentado paso de Rugendas por Argentina: "Cuando la termin¨¦, me di cuenta de que hab¨ªa hecho algo que me hab¨ªa prometido no hacer nunca, que es una novela hist¨®rica. No me gusta la modalidad de buscar temas en la historia, como si ¨¦sta fuera un gran supermercado. En su momento consider¨¦ el libro un fracaso, pero ahora me he reconciliado con ¨¦l", contin¨²a.
Aira explica que, de hecho, ¨¦l no fue a buscar el tema, sino que se encontr¨® con el libro hecho, como quien dice. "Estaba haciendo unos textos para un libro de fotograf¨ªas de grandes estancias argentinas. Y en una de las fincas, en Mendoza, sobre los Andes, me contaron que Rugendas hab¨ªa presenciado desde all¨ª un ataque de los indios. Me dieron una biograf¨ªa alemana del personaje donde se recoge el episodio que cuento en el libro: que le alcanz¨® un rayo en la traves¨ªa de la Pampa y le qued¨® el rostro deformado y que durante un ataque de los indios, estando convaleciente, sali¨® de noche a darles alcance donde estaban acampados para tomar apuntes del natural". Qued¨® atrapado: "Vi que la historia conten¨ªa los elementos que suelen tener mis novelas: el monstruo, las alucinaciones, ya que Rugendas tuvo que tomar morfina despu¨¦s del accidente, los indios, el contraste y el enfrentamiento de civilizaciones, y sobre todo el juego ¨®ptico que consiste en que quien es visto tambi¨¦n ve. Porque el chiste final de la novela es que a Rugendas no se le ocurre que cuando ¨¦l va a ver a los indios de cerca ¨¦stos le est¨¢n viendo tambi¨¦n a ¨¦l".
Aira se r¨ªe con esta ¨²ltima imagen de su libro, pero no quiere teorizar sobre si Un episodio... contiene una cr¨ªtica ir¨®nica a cierta rama de la literatura latinoamericana que ha explotado el exotismo. "A los que explotan determinada imagen les he llamado mexicanos profesionales... O de la nacionalidad que sea. Salvo que quiera vender su propia nacionalidad, uno no nota lo que tiene ante los ojos todos los d¨ªas y que se ha borrado por el h¨¢bito... Pero nunca he tenido una postura pol¨ªtica en lo que escribo. Muchas veces he ido contra mis propias convicciones y he dicho lo contrario de lo que deber¨ªa por provocaci¨®n. Y he hecho novelas con indios con un exotismo deliberado, algo que a m¨ª no me gusta leer, por el gusto de la libertad. Si me dediqu¨¦ a la literatura fue por eso. Para encontrar un ¨¢mbito de libertad absoluta".
De hecho, despu¨¦s del accidente con el rayo, el pintor Rugendas piensa que es m¨¢s efectivo el arte que cualquier discurso. "Es lo que creo. S¨®lo un artista puede transmitir los fantasmas de una ¨¦poca, el estilo, hacer palpable la atm¨®sfera de un mundo que se perdi¨®"... En Un episodio... Aira lo hace con un lenguaje pl¨¢stico, concentrado en la luz y las texturas que percibe el personaje pintor: "Muchas veces me he pensado a m¨ª mismo como un artista pl¨¢stico frustrado", afirma el escritor. "Y mi modo de escribir tiene algo que ver con esto. Escribo con tintas de distintos colores, muy lento, una p¨¢gina por d¨ªa, o media p¨¢gina... Lo hago tan despacio y con tanto cuidado que es como si estuviera dibujando...".
Babelia
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