El petr¨®leo, la clave del conflicto
Surgen iniciativas para resolver el choque entre Marruecos y Argelia por el S¨¢hara Occidental y construir un mercado com¨²n del Magreb
A principios de mes, el Gobierno noruego anunci¨® que hab¨ªa retirado su participaci¨®n en la compa?¨ªa estadounidense Kerr-McGee, la ¨²nica que realiza labores de prospecci¨®n de petr¨®leo en aguas del S¨¢hara Occidental, al considerar que esa empresa comet¨ªa "una violaci¨®n especialmente grave de las normas ¨¦ticas" deseadas por Noruega. Seg¨²n Oslo, la presencia de Kerr-McGee pod¨ªa reforzar las demandas de soberan¨ªa de Marruecos sobre el territorio, que invadi¨® en el a?o 1975, y perjudicar los esfuerzos de la ONU para resolver el conflicto del S¨¢hara Occidental.
La presencia de Kerr-McGee en la regi¨®n no es de extra?ar. EE UU busca diversificar sus fuentes de petr¨®leo y las regiones de ?frica del Norte y ?frica Occidental son especialmente apetecibles. Los intereses estadounidenses en esas zonas no se limitan al petr¨®leo: durante los ¨²ltimos a?os EE UU ha realizado numerosas inversiones en Argelia, especialmente en la industria del gas. Washington adem¨¢s desea la integraci¨®n econ¨®mica del Magreb, a fin de crear un mercado ¨²nico f¨¦rtil para la inversi¨®n estadounidense. Esos planes pasan por la resoluci¨®n del conflicto del S¨¢hara.
?Actuar¨¢ EE UU para resolver el problema? Ante el vac¨ªo diplom¨¢tico y la desesperaci¨®n creciente que se vive en los territorios ocupados, esta pregunta va cobrando m¨¢s fuerza cada d¨ªa. Hasta ahora Washington ha sido el aliado incondicional de Marruecos y ha garantizado que no impondr¨¢ una soluci¨®n. Pero los atentados del 11 de septiembre de 2001 alteraron los intereses estadounidenses en el Magreb: la importancia cada vez mayor de Argelia en la lucha antiterrorista, adem¨¢s de los crecientes intereses econ¨®micos, podr¨ªan inclinar la balanza en otra direcci¨®n. Los ojos tambi¨¦n est¨¢n puestos en el asiento vacante del representante de EE UU ante la ONU.
La compa?¨ªa estadounidense Kerr-McGee trabaja en aguas saharauis tras obtener en 2001 una licencia de la Oficina Nacional de Investigaciones y Explotaciones Petrol¨ªferas de Marruecos (ONAREP), para llevar a cabo trabajos de reconocimiento y estudios s¨ªsmicos. Kerr-McGee, cuya sede est¨¢ en Oklahoma, es adem¨¢s un importante contribuyente del partido republicano.
Exploraciones en toda la costa
El inter¨¦s por encontrar petr¨®leo en el S¨¢hara Occidental no es nuevo: se vienen realizando estudios desde la ¨¦poca colonial, aunque Espa?a nunca encontr¨® reservas importantes. Actualmente se realizan exploraciones a lo largo de las costas africanas desde el Golfo de Guinea hasta Marruecos. Tras el hallazgo en 2001 de importantes yacimientos en las costas mauritanas, se incrementaron las posibilidades de que se encontraran dep¨®sitos similares en zonas cercanas, en especial en la regi¨®n del S¨¢hara Occidental.
Seg¨²n Toby Shelley, autor del libro Soluci¨®n final en el S¨¢hara Occidental y periodista de Financial Times, las licencias de prospecci¨®n concedidas en 2001 por ONAREP abarcaron pr¨¢cticamente la totalidad de las aguas del S¨¢hara Occidental, en torno a 90.000 millas n¨¢uticas, que fueron repartidas entre la sucursal en Marruecos de la estadounidense Kerr-McGee y la francesa Total-Fina-Elf. Esta ¨²ltima abandon¨® su trabajo en la zona en diciembre de 2004, alegando motivos comerciales. La retirada de Total coincidi¨® con una campa?a internacional de presi¨®n, conducida por una coalici¨®n de organizaciones no gubernamentales en 20 pa¨ªses, que tambi¨¦n oblig¨® al fondo noruego de inversiones Skagenfondene a vender su participaci¨®n en la empresa estadounidense Kerr-McGee.
El 6 de junio pasado, el Gobierno noruego anunci¨® que hab¨ªa vendido sus acciones en Kerr-McGee, valoradas en 337 millones de coronas (42,5 millones de euros), una inversi¨®n que formaba parte del Fondo Nacional de Pensiones de su pa¨ªs. El ministro de Finanzas noruego, Per-Kristian Foss, reconoci¨® que su Gobierno hab¨ªa sido contactado en diciembre de 2004 por la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD) y por la ONG Comit¨¦ para el Apoyo del S¨¢hara Occidental para que retirara sus inversiones de Kerr Mc-Gee. Una vez tomada la decisi¨®n de hacerlo, el ministro explic¨®: "El consejo de ¨¦tica del Ministerio consider¨® que Kerr-McGee, a trav¨¦s de sus actividades de exploraci¨®n, probablemente har¨¢ posible que Marruecos pueda explotar el petr¨®leo en la zona y que por tanto sus actividades constituyen 'una violaci¨®n especialmente grave de las normas ¨¦ticas', porque pueden fortalecer las demandas de soberan¨ªa de Marruecos y perjudicar el proceso de paz de la ONU".
La legalidad de los contratos es fuente de pol¨¦mica. El Vicesecretario General de Asuntos Legales de Naciones Unidas, Hans Corell, envi¨® una carta a la presidencia del Consejo de Seguridad en enero de 2002 aclarando que "aunque los contratos espec¨ªficos no son ilegales, si prosiguen las actividades de exploraci¨®n y explotaci¨®n sin tomar en cuenta los intereses y la voluntad del pueblo del S¨¢hara Occidental, vulnerar¨ªan los principios del Derecho Internacional aplicables a las actividades de recursos minerales en Territorios No-Autogobernados". Esta decisi¨®n se presta a varias interpretaciones. El Frente Polisario asegura que al llevarse a cabo sin el consentimiento del pueblo saharaui, las actividades est¨¢n al margen del derecho internacional.
Hechos y especulaciones
Pero John Christiansen, representante de la compa?¨ªa Kerr-McGee, interpreta de otra manera la postura del responsable jur¨ªdico de la ONU. "El Vicesecretario de Naciones Unidas para asuntos jur¨ªdicos confirm¨® la legalidad de nuestro contrato con Marruecos. Ni EE UU ni la ONU reconocen a otra autoridad administrativa en ese territorio". Y confirm¨® que la compa?¨ªa est¨¢ llevando a cabo "estudios geol¨®gicos y geof¨ªsicos a partir de im¨¢genes s¨ªsmicas en dos dimensiones obtenidas en 2003 para poder valorar el potencial de la zona costera de Bojador". Christiansen no precis¨® si Kerr-McGee esperar¨¢ a que se resuelva el conflicto antes de proceder a la extracci¨®n del petr¨®leo: "Primero tendremos que evaluar las conclusiones de los estudios. Ir m¨¢s all¨¢ supondr¨ªa especular sobre futuras actividades, cosa que no hacemos".
Seg¨²n una fuente del Congreso estadounidense, familiarizada con en el proceso de paz, "si Kerr-McGee encuentra grandes cantidades de petr¨®leo en el S¨¢hara se complicar¨ªan las cosas, porque se desatar¨ªa una carrera entre las petroleras y entre ciertos Gobiernos para acceder a los recursos". La zona es apetecible para EE UU. Seg¨²n Peter Maas, de la revista Mother Jones -especializada en periodismo de investigaci¨®n- que ha trabajado sobre los intereses estadounidenses en el petr¨®leo africano, "el objetivo de EE UU es reducir su dependencia petrol¨ªfera de los pa¨ªses del Golfo como Arabia Saud¨ª y trasladar m¨¢s actividades a pa¨ªses africanos como Guinea Ecuatorial".
Toby Shelley, de Financial Times, indica que Marruecos podr¨ªa estar negociando con otras compa?¨ªas para proseguir con las prospecciones de petr¨®leo en el S¨¢hara Occidental. "Parece ser que Marruecos se interesa sobre todo por atraer a algunas de las empresas que ya est¨¢n presentes en Mauritania y que por tanto tienen conocimientos sobre la geolog¨ªa de la zona", asegura. Y menciona a la australiana Baraka, cuyo propietario propici¨® los acuerdos entre el Gobierno mauritano y las compa?¨ªas petroleras que trabajan en el ¨¢rea de Chingetti, y que podr¨ªa estar negociando con Marruecos.
La estrategia de atraer a empresas con experiencia en Mauritania hab¨ªa sido empleada antes por la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD), que firm¨® en 2001 un acuerdo con la compa?¨ªa australiana-brit¨¢nica Fusion, para realizar una evaluaci¨®n de las reservas de petr¨®leo en el S¨¢hara Occidental. Fusion no ten¨ªa acceso a aguas saharauis y su estudio se bas¨® en datos ya disponibles. El contrato con la RASD hubiera permitido que Fusion entrase a trabajar en aguas saharauis seis meses despu¨¦s del ingreso del S¨¢hara Occidental como miembro de la ONU, pero la empresa se disolvi¨® el a?o pasado. Jon Taylor, director de exploraci¨®n de Fusion, asegur¨® entonces que "la informaci¨®n que hemos obtenido nos hace pensar que puede existir una industria petrolera viable en las costas del S¨¢hara Occidental". A principios de mayo, la RASD ofert¨® licencias de exploraci¨®n de petr¨®leo y de gas, y espera poder firmarlas a finales de este a?o.
Inaccesible para el Polisario
Durante una visita a Washington en mayo pasado para reunirse con miembros del Congreso, Mohammed Abdelaziz, presidente del Frente Polisario, asegur¨® que "no perdemos la esperanza de que la Administraci¨®n Bush se interese en la cuesti¨®n del S¨¢hara. Por ahora tiene otras preocupaciones, pero esperamos que en alg¨²n momento incluya la soluci¨®n de este conflicto entre su lista de prioridades".
Pero una fuente del Congreso estadounidense se?ala que "hasta la fecha, para el Polisario ha sido muy dif¨ªcil reunirse con la Administraci¨®n Bush oficialmente. Se intent¨® en una ocasi¨®n que el Departamento de Estado recibiera a Abdelaziz pero al final la reuni¨®n se cancel¨®, probablemente por presiones de Marruecos". Mouloud Said, representante del Polisario en Washington, reconoce que los contactos con el Departamento de Estado se han producido en restaurantes y otros lugares ajenos a las dependencias del Gobierno estadounidense.
La mayor¨ªa de los analistas coinciden en que las sucesivas administraciones estadounidenses han llevado a cabo una pol¨ªtica de apoyo t¨¢cito a la postura marroqu¨ª. Un cambio, si se produjera, no se dar¨ªa de la noche a la ma?ana. "EE UU entiende que Argelia es cada vez m¨¢s crucial en la lucha contra el terrorismo, pero su capacidad de reacci¨®n ante la nueva situaci¨®n es lenta", asegura Yahia Zoubir, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad de Thunderbird y especialista en las relaciones entre EE UU y el Magreb. "Lo ¨²nico que se perfila en el horizonte es la situaci¨®n explosiva en los territorios ocupados. No creo que EE UU se quede callado si aumenta la represi¨®n; en ese caso tomar¨ªa cartas en el asunto y presionar¨ªa m¨¢s a Marruecos para que resuelva el conflicto". De hecho, en los ¨²ltimos a?os los informes del Departamento de Estado en materia de derechos humanos expresan una creciente preocupaci¨®n hacia la situaci¨®n en los territorios ocupados.
Los intereses econ¨®micos son cruciales, aunque generen cambios m¨¢s lentos. "A EE UU le interesa la integraci¨®n econ¨®mica del Magreb, que no ser¨¢ posible hasta que se solucione el conflicto del S¨¢hara Occidental", asegura Zoubir. El a?o pasado, las inversiones estadounidenses en Argelia ascendieron a 4.100 millones de d¨®lares, la mayor¨ªa en el sector del petr¨®leo. De 2002 a 2003, las exportaciones de Argelia a EEUU se duplicaron: de 2.000 a 4.000 millones de d¨®lares en un a?o.
Nuevo protagonista en la ONU
El dicho norteamericano "la pol¨ªtica crea extra?os compa?eros de cama" resume la situaci¨®n parad¨®jica del Frente Polisario en la ONU. Ante la falta de aliados en el Consejo de Seguridad, las esperanzas saharauis se centran inesperadamente en un personaje: el pol¨¦mico John Bolton (arriba, en la foto), nominado por la Administraci¨®n Bush para el cargo de embajador de EE UU ante las Naciones Unidas. C¨¦lebre por su desprecio hacia la ONU y por las acusaciones de haber ama?ado datos de inteligencia, Bolton fue uno de los antiguos funcionarios del Departamento de Estado que se uni¨® a James Baker cuando ¨¦ste fue Enviado Especial de la ONU en el S¨¢hara Occidental y pas¨® a convertirse en su mano derecha.
Baker asegura que en los a?os en que trabaj¨® para la ONU en el S¨¢hara Occidental, Bolton fue "una parte muy importante de mi equipo. Adem¨¢s, trabaj¨® sin cobrar y por convicci¨®n, como yo". De hecho, durante las audiencias ante el Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado para su confirmaci¨®n como embajador en Naciones Unidas, Bolton mencion¨® su trabajo con la ONU en el S¨¢hara Occidental en cuatro ocasiones, como prueba de respeto al trabajo del organismo internacional.
Erik Jensen, que entre 1994 y 1998 encabez¨® la Misi¨®n de la ONU en el S¨¢hara Occidental (MINURSO) y que trabaj¨® con el equipo de Baker, asegura que Bolton parec¨ªa creer m¨¢s en la eficacia de EE UU que en la de la ONU a la hora de resolver el conflicto, una actitud que parece acompa?arle todav¨ªa hoy. En un discurso ante un foro sobre asuntos exteriores en el Congreso estadounidense, en 1998, Bolton asegur¨® que Baker fue nombrado porque "solamente un americano pod¨ªa resolver esta situaci¨®n, si es que se pod¨ªa resolver".
"Cuando comenzamos a abordar el problema del S¨¢hara Occidental ten¨ªamos la impresi¨®n de que ser¨ªa f¨¢cil. Tras la Guerra del Golfo pens¨¢bamos que era cuesti¨®n de ir al Consejo de Seguridad y que con el mismo molde resolver¨ªamos el conflicto en el S¨¢hara", asegur¨® Bolton. Pero en los siguientes a?os "comprendimos que la ONU falla en la fase de aplicaci¨®n. Tenemos que evitar esa costumbre de continuar con las negociaciones en la ONU una vez se llega a un acuerdo".
Se est¨¦ de acuerdo o no con las opiniones de Bolton, es evidente que si se convierte en embajador estadounidense ante la ONU podr¨ªa jugar un papel en relaci¨®n con el S¨¢hara Occidental. El propio Bolton asegur¨® en 1998 que "es muy importante resolver el conflicto del S¨¢hara porque contribuir¨ªa a la estabilidad de toda la regi¨®n. Y ahora m¨¢s que nunca, con la cantidad de inversiones que EE UU est¨¢ haciendo en Argelia".
Bolton "conoce la situaci¨®n en el S¨¢hara Occidental y puede ser de gran utilidad como embajador en la ONU", asegura el congresista Joseph Pitts, que apoya la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum. Frank Ruddy, ex embajador estadounidense en Guinea Ecuatorial, que tambi¨¦n trabaj¨® con la ONU en el S¨¢hara Occidental, asegura que "el puesto de embajador ante las Naciones Unidas puede influir en las decisiones de EE UU en la ONU". Una fuente cercana a la Administraci¨®n Bush no est¨¢ tan segura de que Bolton pueda inclinar la balanza y recuerda que "los embajadores ante la ONU siguen las instrucciones de Washington y no disponen de mucha libertad para actuar en solitario. Lo que falta es voluntad pol¨ªtica".
La hija de Dick Cheney
Como responsable del Norte de ?frica y la regi¨®n del Cercano Oriente en el Departamento de Estado, que incluye Marruecos y el S¨¢hara Occidental, hace dos meses se estren¨® Elizabeth Cheney, hija de Dick Cheney, el vicepresidente de EE UU. La hija ha sido bautizada por la Administraci¨®n Bush como "zarina de la democracia" por su trabajo en Oriente Pr¨®ximo. Antes de acceder a su nuevo puesto, Cheney cre¨® la Middle East Partnership Initiative, un fondo administrado por el Departamento de Estado para promover la democracia en la regi¨®n, con resultados dudosos.
Esta semana pasada, el Consejo de Relaciones Exteriores advirti¨® a la Administraci¨®n Bush que la imagen negativa que se tiene de EE UU en Oriente Pr¨®ximo es tan fuerte que la mayor¨ªa de las organizaciones no gubernamentales en la zona rechaza la financiaci¨®n del Departamento de Estado "por miedo a que ello manche su reputaci¨®n ante la poblaci¨®n" y recomend¨® que los fondos los administre una fundaci¨®n privada. Por el momento, Cheney se limita a reiterar la postura oficial del Departamento de Estado acerca del conflicto en el S¨¢hara Occidental: "EE UU sigue involucrado activamente en buscar una soluci¨®n a trav¨¦s de la ONU, y no impondr¨¢ una soluci¨®n a las partes".
La Casa Blanca tuvo que aclarar su postura recientemente. Con la firma en 2004 del Tratado de Libre Comercio, EE UU concedi¨® a Marruecos un estatus solamente otorgado a firmes aliados de Washington como Jordania e Israel. Cuando el tratado se someti¨® a la aprobaci¨®n de ambas c¨¢maras, los congresistas Joe Pitts y Donald Payne, el primero republicano conservador y el segundo dem¨®crata progresista -ambos, firmes defensores de un refer¨¦ndum en el S¨¢hara Occidental-, enviaron una carta a la Casa Blanca en la que condicionaron su voto favorable a que el tratado excluyera de manera expl¨ªcita "tanto el territorio del S¨¢hara Occidental como sus recursos". La Casa Blanca respondi¨® que "ni la mayor¨ªa de los pa¨ªses ni EE UU reconocen la soberan¨ªa de Marruecos sobre el S¨¢hara Occidental" y aclar¨® que "EE UU no conceder¨¢ tarifas preferenciales a los productos procedentes del S¨¢hara".
Pitts puntualiza: "No estoy en contra de Marruecos, que es un pa¨ªs amigo de EE UU. Y estoy a favor del libre comercio porque representa un beneficio mutuo para nuestros dos pueblos. Pero no podr¨ªa haber apoyado este acuerdo si la Administraci¨®n no hubiera protegido al pueblo del S¨¢hara Occidental".
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