Joan Guinjoan festeja su m¨²sica mediterr¨¢nea, racional y ecl¨¦ctica
El compositor celebra el Premio Tom¨¢s Luis de Victoria con un concierto
Con la edad, 73 a?os, Joan Guinjoan va recogiendo los frutos de una vida dedicada apasionadamente a la m¨²sica. Primero fue pianista, luego dej¨® el oficio de int¨¦rprete solitario para recluirse a¨²n m¨¢s, y se hizo compositor. Cuarenta a?os de creaci¨®n -"empec¨¦ en 1965", dice- han dado para muchas cosas y ahora festeja su obra variada, libre de etiquetas y ecl¨¦ctica con el Premio Tom¨¢s Luis de Victoria, que recoge hoy en un concierto extraordinario en el Auditorio Nacional de Madrid, en el que se interpretan piezas suyas.
?pera, m¨²sica sinf¨®nica, c¨¢mara, obras para diferentes instrumentos, para voz... Variedad, retos, cambio, b¨²squeda, son las palabras en las que Guinjoan conf¨ªa, las que le ofrecen garant¨ªa en su significado, las que le han movido durante d¨¦cadas a dedicarse a la m¨²sica. "Dicen que hay compositores que copian, que plagian, no es tan grave inspirarse en otros como repetirse. Lo peor de todo es el autoplagio", dice este compositor, que confiesa ahora haber sentido una revelaci¨®n cuando descubri¨® a un m¨²sico como Sch?nberg, de la mano de int¨¦rpretes como Pierre Boulez, en Par¨ªs. "Llegu¨¦ all¨ª para estudiar los c¨¢nones en los conservatorios y donde m¨¢s aprend¨ª fue en las salas de conciertos con grupos como el de Boulez", confiesa.
Los rastros de ese azote de modernidad que descubri¨® en Francia podr¨¢n encontrarse en el concierto de hoy, en el que Josep Pons y la Orquesta Nacional de Espa?a interpretar¨¢n fragmentos de su ¨²ltima ¨®pera, Gaud¨ª, estrenada en el Liceo; la obra In tribulatione mea, invocavi Dominum, y su Concierto n¨²mero uno para piano y orquesta, que interpretar¨¢ Vladislav Bronevetzky. Son obras que crey¨® en cada momento que deb¨ªa hacer, pero sin preocuparse de si pasar¨¢n o no a la posteridad: "Yo, en cada obra he dado todo lo que ten¨ªa dentro, si no ha salido m¨¢s es porque no lo hab¨ªa, nunca me ha movido el dinero, ni el ansia de triunfar, siempre he querido partir de cero, cada comienzo era un desierto para m¨ª sobre el que yo deb¨ªa encontrar cosas nuevas", afirma.
Su forma de trabajar es pausada, continua y vive abierto a la inspiraci¨®n en cualquier esquina. "La inspiraci¨®n viene, no hay que buscarla. Primero aparece la idea, luego la estructura, despu¨¦s el tiempo, este ¨²ltimo factor es muy importante". Tampoco todas las ideas valen y ah¨ª es donde Guinjoan aplica su infalible m¨¦todo propio: "El mediterr¨¢neo con esp¨ªritu cartesiano". Es decir, ¨¦se que consiste en pasar los impulsos por la lavadora de la meditaci¨®n posterior. "No todo lo que se te ocurre es v¨¢lido. Tiene que pasar por una reflexi¨®n, una transpiraci¨®n", dice.
Le califican como ecl¨¦ctico, pero ¨¦l no est¨¢ de acuerdo. "?Yo? Nooo". Sencillamente, se ha dejado embrujar por cosas que la gente de su mundo no consideraba demasiado dignas. "?sta es una ¨¦poca de riqueza y confusi¨®n. Hay cosas que no dan m¨¢s de s¨ª, pero no es que estemos en una crisis de cultura, es una cultura de la crisis, donde esas cosas, la riqueza y la confusi¨®n, vienen juntas".
Todav¨ªa recuerda el impacto que le produjo descubrir a Sch?nberg, de quien se enorgullece de haber estrenado en Espa?a su Segunda sinfon¨ªa como director. El genio de ese compositor le produce a ¨¦l una humildad tierna que le distancia de su propia obra: "?l es un cosmos aparte, y yo soy el Joan, sencillamente, pues eso, pues ya est¨¢", concluye con una extra?a grandeza despojada.
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