Jes¨²s Pardo traza un descarnado retrato de la posguerra franquista
El autor sit¨²a 'Bajas esferas, altos fondos' en Londres y Madrid
El Chicote, donde present¨® su libro a la prensa Jes¨²s Pardo, "no era un bar corriente, era un put¨®dromo total". Ayer por la ma?ana luc¨ªa como una animada cafeter¨ªa de la Gran V¨ªa madrile?a. Ante una de sus mesas el periodista y traductor aseguraba que, como en el caso de este establecimiento, el tiempo no ha pasado en balde y poco queda de la Espa?a franquista en la que sit¨²a su ¨²ltima novela: "S¨®lo queda resentimiento entre la gente que a?ora el r¨¦gimen".
Sin embargo, Pardo no duda del valor testimonial de aquel tiempo. "Es muy importante que los viejos contemos lo que hemos visto en Espa?a. Aqu¨¦lla fue una ¨¦poca, no hace falta exagerar, dura. Las cosas no funcionaban y el clasismo lo envenenaba todo. Hab¨ªa una est¨²pida obsesi¨®n por no ofender una supuesta superioridad, aquello de no sabe usted con qui¨¦n est¨¢ hablando. En la novela hago un retrato de gentes cuya mente funcionaba por par¨¢metros extraterrestres".
Bajas esferas, altos fondos gira, en pleno apogeo del franquismo, en torno a tres escenarios: la Embajada de Espa?a en Londres, la redacci¨®n "inventada" de un diario madrile?o y una villa inglesa "inventada tambi¨¦n" -seg¨²n puntualiz¨® el autor, corresponsal durante 20 a?os del Diario Madrid en la capital inglesa-. "El libro no tienen ning¨²n retrato individual, es un retrato de ambiente. Invento personajes a los que achaco cosas que he visto".
Amores, cr¨ªmenes, intrigas y abusos se suceden en los subargumentos de la novela "que se juntan, aunque al final, como en la vida, no se resuelve nada". El autor reconoce que la lascivia y avaricia que asoman entre los personajes no son ¨²nicas de aquel tiempo: "Lo que ha cambiado es la forma de verlo y de administrarlo". Dice Pardo que ha situado su historia en el espacio que omiti¨® Cela en La colmena. "Aquella novela trataba de gente madrile?a, no inclu¨ªa a diplom¨¢ticos, ni periodistas. Cela se los comi¨® porque no encajaban en la estructura de su historia. Yo he intentado complementarlo con lo que he vivido".
De aquel tiempo, Pardo recuerda "la animada vida nocturna de Madrid". El ambiente diplom¨¢tico lo describe como "endog¨¢mico", y no duda del desprecio que los funcionarios espa?oles despertaban en el extranjero. "Todos proven¨ªan de un mismo origen social y su nivel intelectual era muy, muy bajo. Los gobernantes brit¨¢nicos sab¨ªan que hablaban con los limpiabotas de un dictador. Se les despreciaba pol¨ªticamente porque se sab¨ªa perfectamente qu¨¦ n¨²mero calzaban".
La nueva novela supone otra vuelta de tuerca sobre la experiencia vital del autor de la cruda autobiograf¨ªa Autorretrato sin retoques. "Este libro es un ajuste de cuentas conmigo mismo. Yo fui un franquista convencido hasta los 25 a?os, era un aut¨¦ntico Blas Pi?ar en peque?o que cre¨ªa que Franco era un salvador, hasta que conoc¨ª la democracia inglesa".
Firme defensor del ejercicio de la memoria sincera, Pardo reivindica la val¨ªa de hablar de la posguerra. "El retrato de aquella ¨¦poca implica mojarse un poco, y aqu¨ª hay un miedo cerval a contar la verdad". Un miedo cuyas ra¨ªces sit¨²a en la Inquisici¨®n. "Es la idea de que la verdad s¨®lo es para Dios. Casi no hay grandes memorialistas cat¨®licos. Yo en mis memorias s¨ª cont¨¦ la verdad".
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