A la pata coja
La Comunidad Aut¨®noma Vasca tiene competencia sobre el 90% de los asuntos que afectan a la vida de sus ciudadanos. Sin embargo, en su discurso de investidura, Juan Jos¨¦ Ibarretxe situ¨® la gesti¨®n de esas vastas responsabilidades s¨®lo como una de las tres patas de su programa de gobierno. Y no la principal, si se cuenta la atenci¨®n que le concedi¨®: 11 folios de un total de 33. Los otros 22 se dedicaban a afanes mucho m¨¢s elevados, como "la paz" y "la normalizaci¨®n pol¨ªtica".
El problema para Ibarretxe es que la consecuci¨®n de esos dos objetivos se presenta azarosa. El abandono de las armas por parte de ETA depende de voluntades que se escapan al control del lehendakari, y no parece muy factible a medio plazo un "Acuerdo de Normalizaci¨®n" que pueda sintetizar las posiciones de Batasuna y del PP. Y menos que cumpla la condici¨®n, puesta por el propio Ibarretxe, de recabar un respaldo social superior al del Estatuto que se plantea sustituir.
Entre las virtudes del lehendakari no est¨¢ la flexibilidad. De ah¨ª que pretenda afrontar la legislatura con correcciones m¨ªnimas respecto a la anterior, pese al jarro de agua fr¨ªa que las urnas echaron a su plebiscito (140.000 votos y cuatro esca?os menos para la coalici¨®n PNV-EA). Sucede, sin embargo, que si las patas de la paz y la normalizaci¨®n son inciertas, la de la gobernaci¨®n cojea ostensiblemente. La mayor¨ªa minoritaria PNV-EA-EB ideada en 2001 para impulsar el plan Ibarretxe sobre los restos del naufragio de Lizarra ha menguado en la C¨¢mara vasca y sus apuros para sacar adelante los presupuestos o cualquier votaci¨®n puede dejar peque?os los sofocos de la anterior legislatura.
La elecci¨®n de la presidenta de la C¨¢mara y la propia investidura del lehendakari ha anticipado al PNV lo que le espera, con el grupo de EHAK convertido en un sobre sorpresa. Los acuerdos a varias bandas eran factibles cuando el partido de Imaz ocupaba el centro pol¨ªtico. Pero no parece realista recabar hoy los votos de Nekane Erauskin para apuntalar la libre asociaci¨®n y ma?ana los de Patxi L¨®pez para aprobar la ley del Suelo. Algunos dirigentes del PNV lo saben, aunque la deuda contra¨ªda con Ibarretxe en 2001 y sus equilibrios internos les impide todav¨ªa dec¨ªrselo al lehendakari.
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