Tinieblas
El de Aquilino Polaino parecer¨ªa un nombre sacado de uno de los tres esperpentos de Martes de carnaval, de Valle Incl¨¢n, si con esta asociaci¨®n no estuvi¨¦semos ofendiendo el talento de don Ram¨®n Mar¨ªa. Junto al de Tristante Oliva, aquel ¨¢rbitro con nombre de personaje de novela de caballer¨ªas, cuyo delirante silbato anul¨® un inequ¨ªvoco gol del Valencia al Real Madrid, es uno de los nombres que, fon¨¦ticamente, mejor ilustran la presi¨®n del lado oscuro para devolver a Espa?a a las tinieblas. De repente, el horizonte se ha llenado de tipos cuyos gru?idos tienen un indudable eco medieval, y que sin duda acabar¨ªan metiendo miedo de no ser porque resultan demasiado gui?olescos. La Iglesia, y su brazo pol¨ªtico-seglar (o viceversa), est¨¢n sacudiendo el tarro de las esencias como reacci¨®n a la p¨¦rdida de hegemon¨ªa que ha supuesto el desalojo del PP de la Moncloa. En la reciente historia de la democracia espa?ola, ni siquiera en los d¨ªas en que UCD impuls¨® la ley del divorcio o cuando los socialistas llegaron al Gobierno en 1982, nunca la Iglesia hab¨ªa mantenido unas relaciones tan tensas con el poder ejecutivo como las que est¨¢ demostrando ahora. Acaso porque entonces, aunque con un pie en el pasado, no perdi¨® la perspectiva del futuro. Ahora, puesto que su actitud es sin¨¦rgica con el partido de la oposici¨®n, quiz¨¢ haya que pensar que la antigua Alianza Popular haya tomado las riendas de aquel PP que hace apenas un a?o se proclamaba centrista. La Iglesia, en vez de adaptarse en lo posible a la nueva sociedad, como sucedi¨® en la transici¨®n, ha optado por regresar a Trento para refundarse en el lastre que ha ido soltando. Como consecuencia, los cardenales acuden a las manifestaciones, a¨²llan como Savonarola y empu?an el cilicio contra decisiones sustanciadas en las urnas. Lo cual est¨¢ muy bien como ejercicio de autenticidad para minor¨ªas, aunque pone en riesgo su viabilidad como fen¨®meno de masas. Otro tanto le sucede al PP, que es la expresi¨®n pol¨ªtica de ese asunto. La adaptabilidad es una de las mayores cualidades del ser humano. Gracias a ese instinto ha sobrevivido y ha evolucionado. Sin ella, continuar¨ªa comiendo hojas arriba de un ¨¢rbol. O como mucho se llamar¨ªa Aquilino Polaino.
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