Cincuentenario
Paul Valery dec¨ªa que a menudo entramos en la historia reculando y Joan Fuster afirmaba que lo importante es entrar, aunque sea de cualquier forma. Hace unos d¨ªas la Junta provincial de la lucha contra el c¨¢ncer de Valencia ha conmemorado su quincuag¨¦simo aniversario. La asociaci¨®n que preside el marqu¨¦s del Turia, Tom¨¢s Trenor Puig, fue fundada por su abuelo, junto con el catedr¨¢tico Antonio Llombart Rodr¨ªguez. La labor desarrollada a lo largo de cinco d¨¦cadas ha sido relevante y tiene el inestimable valor de las tareas que se justifican por s¨ª mismas. Es el resultado de un voluntarismo c¨ªvico que, en el caso de Valencia, tiene personalidad propia. Los valencianos no pueden entender la lucha contra el c¨¢ncer en nuestro entorno sin los m¨¦ritos que esgrime el Instituto Valenciano de Oncolog¨ªa. Tuve mi primera experiencia en ese campo a trav¨¦s de un periodista. Vicent Ventura me hablaba de su colaboraci¨®n con la Junta. Ventura fue una persona denostada en los ambientes rancios de la ciudad, porque despu¨¦s de sus escarceos falangistas, se decidi¨® por su filiaci¨®n socialista y nacionalista. Ventura era sobre todo una excelente persona, con una inteligencia incuestionable, al que le gustaba la m¨²sica y adem¨¢s ten¨ªa un gran respeto por la ideolog¨ªa de los dem¨¢s. Ventura cooper¨® con la Junta contra el c¨¢ncer y coincidi¨® con Vicente Iborra Mart¨ªnez, empresario significado de la ciudad que tambi¨¦n dedic¨® muchas horas de su tiempo, casi a diario, para que la lucha contra esta enfermedad fuera un hecho constatable m¨¢s all¨¢ de toda ambici¨®n.
Ahora vamos hacia una sociedad partida en dos. Durante muchos a?os y a¨²n ahora, nos lamentamos de aquellas dos Espa?as que reflej¨® Antonio Machado y que se fraguaron durante la Segunda Rep¨²blica y la Guerra Civil. Ahora, la divisi¨®n ideol¨®gica entre izquierdas y derechas corre el riesgo de propagarse para derivar hacia la existencia de un pa¨ªs de homosexuales y quienes los respetan, alejado de otro pa¨ªs, el de los heterosexuales y los que jalean la prepotencia de un sector de la poblaci¨®n airado y excluyente. Despu¨¦s vendr¨¢ la sociedad de los creyentes frente a los que no lo son. Habr¨¢ una Espa?a de nacionalistas perif¨¦ricos y otra recalcitrante en su centralismo hasta patrimonializar unos documentos de la Guerra Civil, cuya propiedad es dudosa en cualquier caso. La Guerra Civil espa?ola fue un gran pozo de barbarie. La celebraci¨®n del 50 aniversario de la Junta contra el c¨¢ncer de Valencia, cont¨® con la asistencia del conseller de Sanidad, Vicente Rambla; Rosa Barcel¨®; Joan Lerma y Mariv¨ª Abad; Eugenio Burriel, el concejal del consistorio valenciano, Alfonso Grau y el rector de la Universitat de Valencia, Francisco Tom¨¢s, a m¨¢s de una multitud de personas que ciertamente no ten¨ªan nada mejor que hacer esa ma?ana. La Junta contra el c¨¢ncer no tiene el glamour de otras asociaciones ben¨¦ficas pero s¨ª conserva la capacidad para escribir su historia con letra clara y firme. No es tiempo de cismas ni de desavenencias, sino de que, como siempre, la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Las grandes obras consolidadas son las que han contado con la dedicaci¨®n personal que garantiza su pervivencia. Como reza el eslogan del pabell¨®n espa?ol en la 51 Bienal de Venecia que se inicia estos d¨ªas: la percepci¨®n exige compromiso.
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