?Es el terrorismo internacional como nos lo imagin¨¢bamos?
Con frecuencia se caracteriza al actual terrorismo internacional de fen¨®meno especialmente novedoso. En primer lugar, por las elevadas tasas de letalidad y el alto grado de indiscriminaci¨®n con que se producen sus atentados. En segundo t¨¦rmino, por la rutinaria implicaci¨®n en los mismos de suicidas adoctrinados en el fundamentalismo isl¨¢mico. Asimismo, por su propensi¨®n a dirigirse contra blancos occidentales, en particular contra intereses y ciudadanos estadounidenses. De hecho, el propio discurso utilizado por los dirigentes y emprendedores del actual terrorismo internacional subraya el potencial cruento de sus amenazas, apela a las operaciones llevadas a cabo por quienes definen como m¨¢rtires e insiste en una ret¨®rica hostil hacia jud¨ªos o cristianos. Sin embargo, aun cuando una cierta combinaci¨®n de aquellos rasgos considerados t¨ªpicos del terrorismo internacional y voceados por sus instigadores sea habitual en los atentados m¨¢s espectaculares que han tenido lugar a lo largo de los ¨²ltimos a?os, lo cierto es que esa violencia globalizada y de inspiraci¨®n religiosa, concretamente neosalafista, viene desarroll¨¢ndose con tasas de mortalidad menores de lo imaginado, procedimientos mucho m¨¢s convencionales de lo que se cree y pautas de victimizaci¨®n igualmente distintas de las hasta ahora dadas por descontado.
En 2004 se registraron casi doscientos actos de terrorismo internacional atribuibles con fundamento a grupos y organizaciones que mantienen estrechos lig¨¢menes con Al Qaeda. Estos incidentes ocasionaron algo m¨¢s de mil quinientos muertos y cuatro mil heridos, de manera que el promedio de v¨ªctimas por atentado fue de unos ocho y veinte respectivamente. Estas tasas de victimizaci¨®n son relativamente altas si se comparan con las del terrorismo etnonacionalista europeo, por ejemplo, pero no reflejan una elevada frecuencia de incidentes saldados con homicidios masivos tal y como ocurri¨® en Nueva York, Bali o Madrid. En algo m¨¢s de un cuarto del total de incidentes de terrorismo internacional registrados el pasado a?o no se produjeron v¨ªctimas mortales, mientras que en la mitad perecieron hasta diez personas y esta ¨²ltima cifra se super¨® en menos de la quinta parte de los episodios conocidos, de manera que s¨®lo en cuatro casos fallecieron m¨¢s de cien individuos. En torno al cuarenta por ciento de los actos de terrorismo internacional ocurridos durante ese mismo periodo no causaron heridos y un monto similar de incidentes produjo lesiones a unas pocas personas, por lo que s¨®lo en los dem¨¢s casos el n¨²mero de heridos super¨® la decena, aunque apenas fuesen un seis por ciento los atentados como resultado de los cuales se registr¨® m¨¢s de un centenar.
Estas cifras de victimizaci¨®n est¨¢n en consonancia con el hecho de que casi la mitad de los actos de terrorismo internacional contabilizados en 2004 fueron perpetrados mediante bombas y otros artefactos explosivos, mientras que en aproximadamente una cuarta parte de los casos se utilizaron armas de fuego y en el resto procedimientos varios entre los que se incluye un llamativo porcentaje de secuestros. Pese a que los terroristas vinculados con los grupos y organizaciones imbricados en el movimiento de la yihad neosalafista global son temidos por su propensi¨®n al uso de componentes qu¨ªmicos, bacteriol¨®gicos, radiol¨®gicos o nucleares en la comisi¨®n de atentados, lo cierto es que durante el a?o pasado sus actividades se han basado en procedimientos bastante convencionales y bien conocidos. Ello no implica que el riesgo de que acontezca alg¨²n incidente terrorista no convencional sea inexistente, aun cuando su probabilidad estad¨ªstica, a la vista de los datos recopilados, parezca baja e incluso ¨ªnfima. Respecto a la eventual participaci¨®n de suicidas en los actos de terrorismo internacional, cabe constatar que un ochenta por ciento de los incidentes registrados en 2004 ocurri¨® sin su concurso, mientras que el n¨²mero de casos contabilizados en los cuales se detect¨® la presencia de terroristas que optaron por perder ellos mismos la vida al llevar a cabo un atentado no alcanza el veinte por ciento del total y var¨ªa marcadamente seg¨²n pa¨ªses o grupos.
Entre los blancos preferentes del terrorismo internacional a lo largo del pasado a?o destacaron, sobre todo, personal e instituciones gubernamentales, agencias p¨²blicas de seguridad y, ya en menor medida, intereses econ¨®micos y tur¨ªsticos, individuos particulares y propiedades privadas o sedes diplom¨¢ticas, lo que en conjunto equivale a m¨¢s de tres cuartas partes del total. Ahora bien, seis de cada diez blancos afectados no eran de adscripci¨®n occidental, mientras que, por el contrario, ciudadanos e intereses occidentales fueron afectados exclusivamente en una cuarta parte de las ocasiones contabilizadas. Es m¨¢s, durante el pasado a?o apenas un doce por ciento de los actos de terrorismo internacional conocidos se dirigi¨® contra blancos s¨®lo estadounidenses. Datos que, en suma, denotan un rango mucho m¨¢s amplio de victimizaci¨®n del que con frecuencia se atribuye a dicha violencia. M¨¢s a¨²n, la evidencia emp¨ªrica pone de manifiesto que, en al menos dos terceras partes de los casos registrados, las organizaciones y los grupos relacionados con el actual terrorismo internacional seleccionaron blancos no occidentales. Dato que, cruzado con el referido a los pa¨ªses y ¨¢mbitos geopol¨ªticos donde se ha prodigado la yihad neosalafista global a lo largo de 2004, en especial desde Asia central hasta la regi¨®n del Golfo, permite concluir que las v¨ªctimas preferentes del actual terrorismo internacional son las poblaciones aut¨®ctonas en sociedades mayoritariamente musulmanas.
A este respecto, resulta particularmente ilustrativo que s¨®lo uno de los cuatro atentados de terrorismo internacional m¨¢s extraordinariamente cruentos registrados durante el a?o pasado tuvo lugar en territorio occidental o fue dirigido contra blancos occidentales. Me refiero a la masacre del 11 de marzo en Madrid. Antes de ese d¨ªa se hab¨ªan producido ya los otros tres incidentes de mayor letalidad deparados en 2004 por el terrorismo internacional. Dos ocurrieron en la regi¨®n del Golfo, m¨¢s concretamente en suelo iraqu¨ª, y uno en el sureste asi¨¢tico, en la costa filipina. Todos ellos fueron ejecutados indiscriminadamente, afectando a poblaciones aut¨®ctonas de orientaci¨®n religiosa predominantemente cristiana en uno de los supuestos y adheridas a corrientes isl¨¢micas chi¨ªes o sun¨ªes pero distintas del neosalafismo en los restantes dos incidentes. En resumen, pese a lo que los propios terroristas dicen y a lo que tendemos a pensar sobre lo que hacen, el terrorismo internacional est¨¢ dirigi¨¦ndose contra su propia poblaci¨®n de referencia, algo que puede estar suscitando contradicciones internas y dificultades para obtener el esperado rendimiento de su propaganda. Nos indica sobre todo que el actual terrorismo internacional es, hoy por hoy, tanto m¨¢s un paradigma de conflictos inherentes al propio mundo isl¨¢mico que de choque alguno entre civilizaciones.
Fernando Reinares es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano. Asesora en asuntos de pol¨ªtica antiterrorista al ministro del Interior.
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