Max rouquette, escritor
Max Rouquette ten¨ªa 96 a?os y hab¨ªa sido presentado en diversas ocasiones candidato al Premio Nobel de Literatura. Escrib¨ªa en occitano, una lengua casi desaparecida en Francia, pero que hab¨ªa sido la de su infancia, la que hablaban las familias antes de que la Rep¨²blica impusiera la apisonadora igualitaria. Rouquette falleci¨® el 22 de junio en su ciudad de Montpellier.
Poeta, dramaturgo, ensayista, novelista o autor de relatos cortos, Rouquette hab¨ªa sido traducido al ingl¨¦s, ¨¢rabe, alem¨¢n, holand¨¦s, japon¨¦s, italiano, portugu¨¦s, h¨²ngaro, polaco y catal¨¢n. ?l mismo se traduc¨ªa al franc¨¦s, idioma que s¨®lo emple¨® como "original" para, a los 93 a?os, escribir una suerte de memorias bajo el t¨ªtulo Ils sont les bergers des ¨¦toiles (Son los pastores de las estrellas).
Milit¨® por el occitanismo como movimiento desde 1945, es decir, una vez acabada la guerra y liquidada la confusi¨®n que puso la herencia de Frederic Mistral, premio Nobel occitano de 1904, al servicio de la Action Fran?aise, partido de la derecha francesa m¨¢s radicalmente soberanista y atravesado por todos los prejuicios antisemitas imaginables. Rouquette quiso cantar a la naturaleza y sus transformaciones, ser el poeta de un pa¨ªs. Somnis dau matin (Sue?os de la ma?ana), Somnis de la nuoch (Sue?os de la noche) o La pietat dau matin (La piedad de la ma?ana) son considerados como sus poemas m¨¢s conocidos mientras que Verd paradis (Verde para¨ªso), que recopila relatos de distintos tipos en cinco vol¨²menes, es su prosa m¨¢s estimada. El festival de Avignon, con la colaboraci¨®n de la extraordinaria actriz Nadia Strancar, organiz¨® hace ya algunos a?os, una lectura de varios de ellos.
La Com¨¦die Fran?aise ha estrenado El glosario y una versi¨®n nueva de Medea fue presentada hace dos a?os en los alrededores de Par¨ªs, en Amandiers-Nanterre.
En l¨ªneas generales, Rou-quette parece haber querido continuar la obra de Jean Giono, enorme escritor provenzal, en franc¨¦s, que novel¨® la historia de un paisaje y de sus gentes antes de ser engullidos por el turismo. Rouquette ha hecho lo mismo y, adem¨¢s, en una lengua que tambi¨¦n se siente herida de muerte.-
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