El Albertina resume tres d¨¦cadas del retrato fotogr¨¢fico
200 obras muestran el cambio dram¨¢tico de Alemania y Austria a comienzos del siglo XX
La radical evoluci¨®n del retrato fotogr¨¢fico en las tres primeras d¨¦cadas del siglo XX, que fueron especialmente dram¨¢ticas en Alemania y Austria, es el tema de una gran exposici¨®n con 200 fotograf¨ªas que se inaugura hoy viernes en el museo Albertina de Viena. La exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta hasta el 9 de octubre, "no pretende dar a conocer las obras maestras", seg¨²n explic¨® la comisaria Monika Faber, "sino mostrar c¨®mo funciona el retrato".
La relaci¨®n entre el fot¨®grafo y su modelo cambia bajo la influencia pol¨ªtica
"El verdadero tema es la relaci¨®n entre los fot¨®grafos y sus modelos, que cambia bajo la influencia pol¨ªtica y social", afirm¨® Faber. Las obras expuestas son en gran parte propiedad del Albertina, poseedor de una de las mayores colecciones de artes gr¨¢ficas. Tambi¨¦n hay contribuciones de la Nueva Galer¨ªa y el Museum of Modern Art de Nueva York, el Archivo de Bauhaus de Berlin, la Galerie de Ber¨ªn y el museo Folkwang de Essen.
Los retratos, realizados por medio centenar de fot¨®grafos entre 1900 y 1938, a?o de la anexi¨®n de Austria por la Alemania de Hitler, han sido distribuidos en ocho cap¨ªtulos, comenzando por el denominado fin de si¨¨cle. Fue con una intenci¨®n muy precisa que los comisarios de la exposici¨®n, Monika Faber y Janos Frecot, colocaron el periodo de comienzo del siglo XX bajo el t¨ªtulo de "fin de siglo": porque en Europa se estaba percibiendo el final de toda una era, que acabar¨ªa con la hecatombe de la I Guerra Mundial en 1914.
En los albores del siglo XX, cuando la t¨¦cnica era todav¨ªa muy aparatosa, el retrato fotogr¨¢fico se inspiraba claramente en la tradici¨®n pict¨®rica, con composiciones muy est¨¢ticas en medio de escenograf¨ªas de marcados claroscuros. Los hombres, en pose por lo general solemne, y las mujeres, con expresi¨®n so?adora y elegante, "parecen descansar en s¨ª mismos", indic¨® la comisaria de la exposici¨®n. En adelante, la fotograf¨ªa se vuelve cada vez m¨¢s experimental, para escapar a la "superficialidad enmascarada" que criticaban escritores como Joseph Roth refiri¨¦ndose tanto al talante de la ¨¦poca como a su reflejo fotogr¨¢fico.
A la vez que las corrientes totalitarias iban ganando terreno, se acentuaba entre los artistas y la burgues¨ªa el aprecio de la individualidad. Seg¨²n Monika Faber, en aquellos tiempos de ebullici¨®n en que algo tan complejo como el sentido de identidad estaba experimentando profundas transformaciones, "la sociedad ansiaba encontrar su propio rostro". En esta b¨²squeda se destaca August Sander, a quien el comisario Janos Frecot considera "el fot¨®grafo alem¨¢n m¨¢s importantes de los a?os veinte".
Sin duda, el p¨²blico encontrar¨¢ m¨¢s famosos retratados que retratistas. Entre los "modelos" se encuentran c¨¦lebres artistas como Gustav Mahler, Adolf Loos, Wassily Kandinsky, Oskar Kokoschka, Gustav Klimt, Egon Schiele, Jacques Pr¨¦vert o Max Ernst. Los fot¨®grafos y sus distinguidos modelos sol¨ªan frecuentar los mismos c¨ªrculos y no era de extra?ar que se diera un cierto mimetismo entre ellos. Hugo Erfurth (fabuloso su retrato de Oskar Kokoschka de 1920) era hijo de un terrateniente de Dresde, Rudolf D¨¹hrkooop frecuentaba ambientes bohemios e intelectuales de Hamburgo, Dora Kallmus era de familia de banqueros, actores y periodistas. En 1922 Kallmus retrat¨® a una bailarina, que recuerda, en forma, expresi¨®n y atuendo a un cuadro del pintor Gustav Klimt, fundador del grupo modernista de la Secession, que cultivaba la confluencia de todas las artes. Un retrato del pintor expresionista Egon Schiele, realizado en 1914 por Anton Josef Trcka, aparece como una r¨¦plica de los autorretratos del propio Schiele en los que llaman la atenci¨®n la posici¨®n de los dedos entrelazados y la mirada perdida entre el vac¨ªo y la contemplaci¨®n.
Otro cap¨ªtulo de la muestra est¨¢ dedicado a los autorretratos, en los que llama la atenci¨®n el esp¨ªritu juguet¨®n, pues en ellos los fot¨®grafos pod¨ªan tomarse todas las libertades para experimentar. Hay una sala dedicada a la moda de los disfraces y otra a las "tomas moment¨¢neas", que no es lo mismo que instant¨¢neas, pues son poses estudiadas que pretenden imitar un momento espont¨¢neo.
Como excepci¨®n de las corrientes individualistas se reserva un cap¨ªtulo al "rostro del pueblo", un g¨¦nero muy espec¨ªfico en la fotograf¨ªa que, en lugar de querer captar el car¨¢cter individual, busca la fisionom¨ªa com¨²n de un tipo humano, de una etnia, una clase social o un gremio. La exposici¨®n destaca que esta visi¨®n del ser humano fue instrumentalizada por la ideolog¨ªa racista de los nazis. La fot¨®grafa m¨¢s famosa en este campo fue Erna Lendvai-Dircksen, convencida nacionalsocialista.
Despu¨¦s de la I Guerra Mundial, la fotograf¨ªa comenz¨® a ense?arse en las universidades, con acceso tambi¨¦n a las mujeres. La muestra recoge la obra de numerosas fot¨®grafas, entre ellas Gertrud Arndt, Elsa Thiemann, Marianne Breslauer, Steffi Brandl y especialmente Lotte Jacobi, que pertenec¨ªa a la tercera generaci¨®n de una dinast¨ªa de fot¨®grafos y tambi¨¦n se dedic¨® al cine. En aquellos a?os avanzaba a pasos gigantescos la est¨¦tica del cine mudo, que inspir¨® a los fot¨®grafos a fijarse en los detalles del rostro y buscar en los fragmentos la expresi¨®n sugestiva del individuo. Maestros en tomas de cerca fueron Helmar Lerski (Transformaci¨®n a trav¨¦s de la luz, 1936), David Feit y Max Burchartz. En este punto se encontraba la historia de la fotograf¨ªa en Alemania y en Austria, cuando muchos de los fot¨®grafos m¨¢s atrevidos fueron arrestados, asesinados o consiguieron huir, perseguidos por la fuerza aniquiladora del nazismo.
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