El oro que no reluce
El teatro del Siglo de Oro es un iceberg: el grueso de las obras que se han conservado no se editan ni se ponen en escena. En librer¨ªas apenas se halla una veintena de las cuatrocientas comedias de Lope. De las diecis¨¦is de Antonio Coello, la mayor¨ªa escritas en colaboraci¨®n, puede encontrarse con mucho esfuerzo Los tres blasones de Espa?a (Ayuntamiento de Calahorra, 1999). El conde de Sex, que la compa?¨ªa Jos¨¦ Estruch representa en el Festival de Almagro el 11 y el 12 de julio, fue muy popular hasta comienzos del siglo XX. Donald E. Schmiedel hizo una edici¨®n cr¨ªtica magn¨ªfica en 1975, con el texto en castellano y una introducci¨®n y notas en ingl¨¦s. No se ha reeditado. Escrita en 1633, cuando Coello ten¨ªa 22 a?os, El conde de Sex es la primera pieza teatral sobre la relaci¨®n alambicada y turbulenta que mantuvieron Isabel I de Inglaterra y Robert Devereux, conde de Essex (con buen criterio, el autor allan¨® el t¨ªtulo). Devereux fue introducido en la Corte a los veinte a?os por el conde de Leicester, su padrastro, favorito de la reina, y acab¨® ocupando su lugar. Isabel ten¨ªa 54 a?os, pero con el roce salt¨® la chispa, y el incendio. Ella lo ve¨ªa todo a trav¨¦s de sus ojos. Essex fue un h¨¦roe rom¨¢ntico avant-la-lettre. Luch¨® junto a sir Francis Drake, desafi¨® a duelo singular al capit¨¢n enemigo durante el sitio de Rouen y tom¨® C¨¢diz al frente de tres mil hombres. Coello debi¨® de saber de ¨¦l a trav¨¦s de Anthony Sherley, aventurero que estuvo a su servicio y se qued¨® en Espa?a. Al progresar sus rivales en la Corte, Essex cay¨® en desgracia y la reina firm¨® su muerte. Cuando ¨¦sta quiso dar marcha atr¨¢s, era tarde. Isabel se sumi¨® en la melancol¨ªa, y muri¨® a los dos a?os.
Antonio Coello (1611-1652), hijo del secretario del duque de Alburquerque, tuvo entre sus compa?eros de colegio a Rojas Zorrilla y Antonio de Sol¨ªs, y goz¨® del favor de Felipe IV. Compuso el grueso de sus obras antes de cumplir los 27, habitualmente en colaboraci¨®n. Con V¨¦lez de Guevara y Rojas Zorrilla firma La Baltasara (sobre una comediante que abraz¨® los h¨¢bitos), Tambi¨¦n la afrenta es veneno y El catal¨¢n Serrallonga. Coello atin¨® con sus protagonistas. El de esta ¨²ltima comedia es Joan Sala, bandido de larga vida teatral: Don Juan de Serrallonga, de V¨ªctor Balaguer, y Alias Serrallonga, de Els Joglars, est¨¢n inspiradas en su figura. El a?o en que se publica El conde de Sex, Gaultier de Coste escribe una pieza sobre Isabel y Devereux, y sucesivamente aparecen otras diez o doce (entre ellas, Comte d'Essex, de Thomas Corneille), varios canovacci (guiones para improvisar) y un libreto de ¨®pera. G. E. Lessing comenta las versiones francesas e inglesas en su Dramaturgia de Hamburgo, y elogia la de Coello, su alternancia de grandeza y vulgaridad, de seriedad y bufonadas, preferible "al buen tono y al mundo refinado" de los dramas franceses. Le impresionan especialmente los apartes, con los que su autor teje di¨¢logos enteros: "Los personajes hablan, y sin embargo no est¨¢n hablando. Uno escucha lo que el otro no dice, y contesta a lo que no ha o¨ªdo. No toman las palabras de la boca del otro, sino de su alma". Antes de que Lessing descubriera esta obra, el teatro del Siglo de Oro era absolutamente ignorado en Alemania. Su labor cr¨ªtica abon¨® el terreno a los rom¨¢nticos, y directores como Goethe, E. T. A. Hoffmann y Kart Immermann se lanzaron a representar a Calder¨®n.
Coello afina el dibujo de los
protagonistas de El conde de Sex, pero arregla la historia a su conveniencia: Devereux regresa de luchar contra la Armada Invencible (en realidad, la reina se lo prohibi¨®), e Isabel es una joven que rivaliza en hermosura con su prometida. El conde la descubre desnudando sus piernas, y meti¨¦ndolas en un brazo del T¨¢mesis: "... y como al vellas / vi cristal en el r¨ªo desatado, / y vi cristal en ellas condensado, / no supe si las aguas que se v¨ªan / eran sus pies que l¨ªquidos corr¨ªan". La primera edici¨®n de la obra, impresa en Barcelona, es an¨®nima. Otra aparece firmada por "Un Ingenio de esta Corte". Esto alent¨® la conjetura de que su autor es Felipe IV, sin m¨¢s fundamento que la afici¨®n teatral del rey. La autor¨ªa de Coello est¨¢ suficientemente demostrada por Schmiedel. Jes¨²s Garc¨ªa La¨ªz ha peinado el texto para el montaje de la joven compa?¨ªa Jos¨¦ Estruch, dirigida por Nacho Sevilla.
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