La astucia de la historia
Volver a Estados Unidos despu¨¦s de seis meses de ausencia es encontrar un pa¨ªs al que la realidad le ha vuelto m¨¢s serio. La realidad de la deuda y la p¨¦rdida de empleo. La realidad de una China en ascenso. Y, sobre todo, la realidad de Irak.
Esta nueva seriedad se vio en el discurso que pronunci¨® el presidente Bush en Fort Bragg el martes por la noche. Previamente, mientras la c¨¢mara nos mostraba las filas de soldados con sus boinas rojas, el comentarista de la televisi¨®n nos avisaba que la alocuci¨®n pod¨ªa durar mucho porque el fiel p¨²blico militar, seguramente, la interrumpir¨ªa con numerosos aplausos. La verdad es que s¨®lo se interrumpi¨® una vez. ?Una vez! Frases que en los m¨ªtines electorales del oto?o pasado provocaban entusiasmo ("no dejaremos que nuestro futuro lo decidan los que colocan coches bomba y asesinan") no recibieron ahora m¨¢s que un silencio abrumador. Los soldados le escucharon impasibles, con su perfecto afeitado, sus mand¨ªbulas cuadradas, con aire ligeramente aburrido y, por lo menos en un caso que pude ver, masticando chicle de forma mec¨¢nica.
Bush solt¨® un discurso serio y bastante acartonado con esa curiosa media sonrisa que le caracteriza, en la que las comisuras se vuelven hacia abajo y no hacia arriba
Es justo decir que la pol¨ªtica de EE UU ha mejorado -se ha hecho m¨¢s seria y realista-, al menos en parte, por lo que ha empeorado la situaci¨®n en Irak
Ante la tentaci¨®n de comparar una evacuaci¨®n de Bagdad con la de Vietnam, puede explosionar una bomba en el metro puesta por un terrorista entrenado en Irak
Bush solt¨® un discurso serio y bastante acartonado, con esa curiosa media sonrisa que le caracteriza, en la que las comisuras se vuelven hacia abajo y no hacia arriba. Una especie de rictus. El extra?o silencio hac¨ªa que, en algunos momentos, pareciera un c¨®mico que no consegu¨ªa hacer re¨ªr con sus chistes; en este caso, por supuesto, no hab¨ªa motivo para re¨ªr. Despu¨¦s, los mismos comentaristas que nos hab¨ªan avisado sobre los aplausos previstos deduc¨ªan, con el mismo tono autorizado, que la Casa Blanca hab¨ªa indicado al p¨²blico que se contuviera, para que no diera la impresi¨®n de que el presidente, adem¨¢s de buscar la cobertura de todas las cadenas de televisi¨®n, pretend¨ªa explotar al ej¨¦rcito nacional con fines partidistas. Claro que, seguramente, unos soldados que est¨¢n arriesgando la vida y han perdido a camaradas suyos por la pol¨ªtica de Bush en Irak no deb¨ªan de estar demasiado deseosos de aplaudir. Al terminar, cuando se mezcl¨® con los grupos de soldados en el pasillo, los rostros mostraban poco m¨¢s que una ligera curiosidad ante la perspectiva de conocer personalmente a su comandante en jefe.
El discurso de Bush en Fort Bragg volvi¨® a presentar Irak como un elemento de la Guerra Mundial contra el Terrorismo (en sus siglas inglesas, GWOT). Mencion¨® los atentados del 11 de septiembre de 2001 seis veces; las armas de destrucci¨®n masiva, ni una. Tenemos que derrotar a los terroristas en el extranjero, dijo, antes de que nos ataquen en casa. A medida que la libertad se extienda por Oriente Pr¨®ximo, los terroristas perder¨¢n apoyos. Y luego hizo una declaraci¨®n extraordinaria: "Para completar nuestra misi¨®n, impediremos que Al Qaeda y otros terroristas extranjeros conviertan Irak en lo que era Afganist¨¢n bajo el r¨¦gimen de los talibanes: un refugio seguro desde el que pod¨ªan atacar a Estados Unidos y a nuestros amigos".
Par¨¦monos a pensar. Hace tres a?os, cuando el Gobierno de Bush empez¨® a reforzar los argumentos para invadir Irak, Afganist¨¢n acababa de ser liberado de los talibanes y los terroristas de Al Qaeda que hab¨ªan atentado contra Estados Unidos. Todav¨ªa quedaba mucho por hacer para convertir Afganist¨¢n en un lugar seguro y civilizado. Mientras tanto, Irak sufr¨ªa la espantosa dictadura de Sadam Husein. Ahora bien, de acuerdo con las conclusiones de la propia comisi¨®n creada por Estados Unidos sobre el 11 de septiembre, el r¨¦gimen de Sadam no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con los atentados. Irak no era un centro de reclutamiento ni un campo de entrenamiento para terroristas de la yihad. Ahora es ambas cosas. La invasi¨®n dirigida por Estados Unidos y la penosa forma que ha tenido Washington de administrar la ocupaci¨®n posterior lo han conseguido. El general Wesley Clark lo dice muy claro: "Estamos creando enemigos". ?Y el presidente asegura que su gran logro ser¨¢ conseguir que Irak no se convierta en otro Afganist¨¢n como el de los talibanes y Al Qaeda! Es como un hombre que se dispara en el pie y luego dice: "Tenemos que evitar que haya gangrena, as¨ª entender¨¢s por qu¨¦ ten¨ªa raz¨®n al dispararme en el pie".
Error garrafal
En pocas palabras, al margen de que la invasi¨®n de Irak fuera o no un crimen, est¨¢ claro que ha sido -por lo menos, tal como ha llevado a cabo la invasi¨®n y la ocupaci¨®n el Gobierno de Bush- un error garrafal. Y el pueblo estadounidense est¨¢ empezando a darse cuenta. Antes de que hablara Bush en Fort Bragg, una encuesta de CNN/Gallup revelaba que el 53% pensaba que hab¨ªa sido un error invadir Irak. La manera que ha tenido Bush de gestionar la situaci¨®n s¨®lo contaba con la aprobaci¨®n del 40%, frente al 50% en el momento de las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre. Pese a lo que creen muchos europeos, es posible enga?ar a algunos estadounidenses todo el tiempo y a todos los estadounidenses durante alg¨²n tiempo, pero no se puede enga?ar a la mayor¨ªa de los estadounidenses durante la mayor parte del tiempo, ni siquiera con la ayuda de Fox News. La realidad acaba sabi¨¦ndose. De ah¨ª que ahora se hayan puesto serios.
No quiero exagerar. Los republicanos siguen diciendo cosas que le dejan a uno patidifuso. La glorificaci¨®n del ej¨¦rcito, por ejemplo. En su discurso, Bush insisti¨® en que "no hay vocaci¨®n m¨¢s noble que servir en nuestras fuerzas armadas". ?Qu¨¦? ?No hay vocaci¨®n m¨¢s noble? ?Qu¨¦ me dice de ser m¨¦dico, enfermero, maestro, trabajador humanitario? Es impensable que un dirigente europeo dijera una cosa as¨ª.
Patadas hacia arriba
No obstante, hay varios indicios de la nueva seriedad. En primer lugar, los neoconservadores ya no son los que llevan la voz cantante. Seg¨²n me explica un washingtoniano bien informado, las designaciones de Paul Wolfowitz para dirigir el Banco Mundial y de John Bolton para ser embajador ante la ONU son ejemplos de "patada hacia arriba"; es decir, que les han colocado en puestos importantes pero ya no cruciales. Se habla ya poco de unilateralismo o de que Estados Unidos sea capaz de ganar la GWOT sin ayuda de nadie. Todo el mundo insiste en la importancia de los aliados. Bush cit¨® y elogi¨® al canciller Gerhard Schr?der a prop¨®sito del inter¨¦s com¨²n en que haya un Irak estable, y reconoci¨®, con orgullo, que "el ej¨¦rcito y la polic¨ªa iraqu¨ªes est¨¢n siendo entrenados por personal procedente de Italia, Alemania, Ucrania, Turqu¨ªa, Polonia, Rumania, Australia y el Reino Unido".
El Departamento de Estado, bajo la direcci¨®n de Condoleezza Rice, est¨¢ trabajando para reparar las viejas alianzas y crear otras nuevas. Una de las que est¨¢n teniendo un desarrollo m¨¢s din¨¢mico es la colaboraci¨®n con la India, un pa¨ªs en el que quieren mucho a Estados Unidos. Si en Foggy Bottom (el barrio en el que se encuentra el Departamento de Estado, y cuyo maravilloso nombre quiere decir "fondo brumoso") siente una pizca de Schadenfreude, se alegra por la crisis de la Uni¨®n Europea, no lo demuestra. Todos quieren tener un socio europeo fuerte. En relaci¨®n con Ir¨¢n, que hace s¨®lo seis meses amenazaba con convertirse en una nueva crisis de Irak, Estados Unidos est¨¢ dejando que el llamado E3 -Gran Breta?a, Francia y Alemania- se encargue de las gestiones diplom¨¢ticas. Ni siquiera despu¨¦s de que Ir¨¢n haya elegido a un presidente de la l¨ªnea dura se est¨¢ pensando seriamente en la opci¨®n militar. Y, en caso de que la diplomacia europea no obtenga resultados, ?cu¨¢l es el plan B de Washington? ?Acudir a Naciones Unidas! C¨®mo han cambiado las cosas en tres a?os.
Schr?der tiene raz¨®n, por supuesto. Ser¨ªa una estupidez suicida por parte de los europeos pensar que, en Irak, "cuanto peor, mejor". Los yihadistas que est¨¢n adquiriendo experiencia en Irak no se detendr¨¢n a hacer diferencias de matiz entre Washington y Londres, Berl¨ªn o Madrid. Cualquier lector que tenga la tentaci¨®n de regodearse ante la perspectiva de una evacuaci¨®n estadounidense de Bagdad que recuerde a la de Vietnam, puede encontrarse con que el sue?o se le viene abajo con la explosi¨®n de una bomba en la estaci¨®n de metro de Charing Cross colocada por un terrorista entrenado en Irak. Sin embargo, como observaci¨®n hist¨®rica, es justo y razonable decir que la pol¨ªtica de Estados Unidos ha mejorado -se ha hecho m¨¢s seria y realista-, al menos en parte, por lo que ha empeorado la situaci¨®n en Irak. ?sa es la astucia de la historia.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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