El santo volvi¨® a la ribera 121 a?os despu¨¦s
Despu¨¦s de 121 a?os de pertinaz negativa, la Iglesia ha accedido a que el santo vuelva a la ribera. En Cudillero, uno de los pueblos pesqueros m¨¢s t¨ªpicos de Asturias, las gentes de la mar le leen la cartilla cada 29 de junio a San Pedro, que, por ser del oficio, se le supone preocupado por proteger a los suyos. Un pescador, desde una barcaza, recita ante el gent¨ªo L'Amuravela, una composici¨®n en verso y en pixueto -el habla peculiar de los pescadores cudillerenses-, al que el com¨²n de la gente denomina serm¨®n (laico, sin duda), pero que m¨¢s bien cabr¨ªa definir como cr¨®nica y sobre todo como requisitoria. Los marineros, con alguna sorna, mucha iron¨ªa y no poca retranca, hacen resumen de los acontecimientos del ¨²ltimo a?o, y emplazan al santo patrono para que intervenga en lo que sea menester para garantizar una buena pesca. El origen de este rito se desconoce, pero el cronista oficial del lugar, Juan Luis ?lvarez del Busto, cree factible que se remonte a fines del siglo XVI. La Iglesia siempre estuvo inc¨®moda con esta pr¨¦dica, porque, lejos de ser una ofrenda a la mayor gloria del ap¨®stol, como ocurre con Santiago en la catedral compostelana, aqu¨ª se hace fuera del templo, en territorio civil, al pie de la d¨¢rsena portuaria y en tono de exigencia. El 29 de junio de 1884 la Iglesia consider¨® que las cosas hab¨ªan ido muy lejos. Al pregonero, portavoz de la angustia de las gentes del lugar por las deficientes capturas para garantizar el sustento de las familias, no se le ocurri¨® otra cosa que advertir al santo en tono conminatorio: "Si no nos das el pan, de un sablazo te tiro al suelo y le doy las llaves del cielo a san Juan". La Iglesia puso el grito en el cielo y nunca m¨¢s se permiti¨® que la imagen del santo asistiese a la lectura del L'Amuravela por considerarla irreverente. La tensi¨®n sigui¨® encon¨¢ndose porque, sin santo, la ceremonia no se suspendi¨®, salvo cuando la Iglesia logr¨® impedir su celebraci¨®n, como ocurri¨® en el largo periodo comprendido entre 1901 y 1946. En plena dictadura franquista, con los disidentes a buen recaudo y con una f¨¦rrea censura previa, se entendi¨® que no hab¨ªa riesgo de sacrilegio. Pero el santo sigui¨® sin acudir a escuchar el discurso. Hasta este a?o, en que el p¨¢rroco, Jos¨¦ P¨¦rez, tras no pocas negociaciones, levant¨® la prohibici¨®n por vez primera en 121 a?os. Ces¨¢reo Marqu¨¦s, recitador de L'Amuravela desde hace 20 a?os y autor del texto desde hace 10, le dio as¨ª la bienvenida a la talla de san Pedro en la rada: "Albricias, patr¨®n binditu, que vuelves tar prisidiandu el rilatu nuevamente".-
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