S¨ªndrome de estancamiento
Leo en la prensa que la Generalitat ha encargado la realizaci¨®n de un sondeo para conocer el grado de receptividad que muestra la ciudadan¨ªa a la reforma del Estatut y de la financiaci¨®n auton¨®mica; al parecer, las cuestiones que preocupan (o que m¨¢s ocupan) a nuestros pol¨ªticos no son las que gozan de prioridad entre la poblaci¨®n, sin que eso signifique que les sean indiferentes. Probablemente la raz¨®n de ese distinto grado de prioridad est¨¢ en que los pol¨ªticos tienden a ver esas reformas como un fin en s¨ª mismas, mientras que para la mayor¨ªa de ciudadanos ser¨¢n relevantes en la medida en que permitan mejorar sus condiciones de vida presentes y sus expectativas sobre el futuro.
No he tenido ocasi¨®n de enterarme de cu¨¢les son las cuestiones concretas que m¨¢s preocupan a los catalanes, pero mi propio sondeo cotidiano me lleva a hacer un diagn¨®stico: Catalu?a padece una patolog¨ªa que podr¨ªamos llamar s¨ªndrome de estancamiento, que experimenta aquel que vive la experiencia angustiosa de quedar rezagado despu¨¦s de haber sido un l¨ªder, ya sea un atleta de ¨¦lite, una empresa, una organizaci¨®n o un profesional de cualquier actividad. De poco sirve que ese estancamiento sea real o percibido como tal, porque el hecho es que se vive con angustia.
Esa patolog¨ªa tambi¨¦n puede aplicarse a las colectividades en su conjunto, como la catalana actual. La continua y casi patol¨®gica comparaci¨®n con Madrid que a diario se practica entre nosotros tiene mucho que ver, a mi juicio, con esa experiencia de estancamiento en t¨¦rminos comparativos. En un terreno m¨¢s general, ese s¨ªndrome se manifiesta tambi¨¦n en la preocupaci¨®n, por no decir terror, con que se ve la competencia de China y otros pa¨ªses asi¨¢ticos, as¨ª como la de los nuevos socios de la Uni¨®n Europea. El p¨¢nico de la industria textil, de la auxiliar del autom¨®vil, de la metalmec¨¢nica y, en general, de toda la industria manufacturera a no ser capaz de hacer frente a la nueva competencia de esos pa¨ªses es una experiencia que viven con ansiedad todas aquellas personas y poblaciones afectadas por el anuncio de deslocalizaciones.
?Cu¨¢les son las causas de esta patolog¨ªa? Nos enga?ar¨ªamos a nosotros mismos, y nos equivocar¨ªamos a la hora de ponerle remedio, si pens¨¢semos que el origen est¨¢ en la insuficiencia de autogobierno y de la financiaci¨®n auton¨®mica. Eso puede ser importante para la soluci¨®n de nuestros males, pero no es su causa. Las causas son end¨®genas, est¨¢n en el interior de la sociedad y la pol¨ªtica catalanas. Lo sorprendente es que esas causas tienen mucho que ver con el propio ¨¦xito anterior y con las virtudes y valores que en el pasado provocaron el liderazgo econ¨®mico y social de Catalu?a en Espa?a.
Catalu?a fue la f¨¢brica de Espa?a y mantuvo un liderazgo econ¨®mico indiscutido, basado en la industria manufacturera intensiva en mano de obra. Ese liderazgo se apoy¨®, y a su vez cre¨®, en unas pautas de conducta y unos valores que fomentaban el esfuerzo personal, el trabajo bien hecho y los valores individuales y familiares. En un mercado peque?o y protegido como fue el espa?ol del siglo pasado, esos valores y actitudes dieron lugar a una organizaci¨®n empresarial basada en la familia y a una estructura industrial y comercial minifundista. Catalu?a sigue siendo la comunidad espa?ola y la regi¨®n europea con mayor n¨²mero de establecimientos comerciales minoristas y peque?as empresas. Lo peque?o era considerado hermoso.
Pero lo que en el pasado fue motor del ¨¦xito y del liderazgo puede convertirse en una r¨¦mora cuando las cosas cambian y llegar a transformarse en obst¨¢culo insuperable para adaptarse o responder a los nuevos patrones organizativos, industriales, financieros y comerciales que se est¨¢n mostrando muy eficaces en otros lugares. El problema surge porque al mismo tiempo que intentamos introducir esos nuevos patrones de ¨¦xito, tenemos que pensar c¨®mo adaptamos la vieja industria manufacturera intensiva en mano de obra y minifundista a las nuevas condiciones de competencia que introducen China y otros pa¨ªses emergentes. ?se es un esfuerzo tremendo que no tienen que hacer aquellos que se incorporan a la nueva econom¨ªa globalizada sin el peso del pasado exitoso. En este sentido no es cierto, como muchas veces decimos, que Madrid haya despegado con tanta fuerza por el solo hecho de ser la capital del Estado y de haberse visto favorecida con importantes recursos p¨²blicos. Lo ha hecho porque ha podido incorporarse a este mundo desbocado sin la carga psicol¨®gica que significa el s¨ªndrome de estancamiento.
En nuestro caso, vencer las resistencias que surgen de los viejos valores y adoptar las nuevas pautas organizativas, financieras y comerciales que exige la nueva econom¨ªa es fundamentalmente una tarea end¨®gena, de la propia sociedad y de las pol¨ªticas p¨²blicas catalanas. No depende de la reforma del Estatut ni de la financiaci¨®n, aunque puedan contribuir a forjar una nueva etapa de liderazgo. Pero lo fundamental es reintroducir valores y actitudes favorables a la iniciativa, al riesgo y a pensar y actuar a lo grande. Cierto elitismo empresarial basado en los valores de la vieja burgues¨ªa manufacturera y comercial es m¨¢s un handicap que una ventaja. Catalu?a ha dejado de ser, en gran medida, una sociedad meritocr¨¢tica y amante del riesgo. Y por eso tiene que volver a convertirse en tierra de oportunidades, atractiva para todos aquellos que quieran prosperar y hacer fortuna.
?De d¨®nde vendr¨¢n esos nuevos valores y actitudes que sean capaces de forjar una nueva etapa de liderazgo econ¨®mico? Sin desmerecer las capacidades aut¨®ctonas, pienso que el nuevo dinamismo econ¨®mico y social vendr¨¢ de la inmigraci¨®n, tanto de la que procede de lugares cercanos como la que viene de lejos. As¨ª sucedi¨® en el pasado, tanto en Catalu?a como en otros lugares. De hecho, ya en la vieja Grecia, culta y elitista, el dinamismo econ¨®mico resid¨ªa en los metecos, la parte de poblaci¨®n con origen en la imigraci¨®n a la que en muchos casos se negaba la ciudadan¨ªa griega. En nuestro caso, mi confianza est¨¢ depositada en los nuevos metecos catalanes. No pasar¨¢ m¨¢s de una d¨¦cada antes de que veamos aparecer nuevas fortunas catalanas con origen en los inmigrantes. ?se es mi deseo. Ellos contribuir¨¢n a acabar con el s¨ªndrome de estancamiento.
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