Extra?a votaci¨®n en la elecci¨®n m¨¢s re?ida
Un griego, favorable a Espa?a, no pudo votar en la tercera ronda al agotarse el plazo y un sufragio anduvo 'perdido' siempre
Madrid perdi¨® porque no pas¨® la tercera ronda al no recoger ni un voto de los que dej¨® Nueva York. Pero la elecci¨®n m¨¢s re?ida se recordar¨¢ tambi¨¦n porque una serie de errores de entendimiento en el sistema de votaci¨®n electr¨®nico estuvieron a punto de causar un esc¨¢ndalo dadas las estrechas diferencias. Qued¨® tambi¨¦n en el misterio la ausencia desde la primera ronda de uno de los miembros previstos. El director general del COI, Urs Lacotte, no supo decir anoche, tras la firma del contrato con Londres, qui¨¦n era ni qu¨¦ hab¨ªa pasado. "Debo revisar los resultados", dijo con voz tenue. Parec¨ªa agobiado tambi¨¦n tras el desastre de coordinaci¨®n al principio de la votaci¨®n con el encargado de la misma, Thierry Sprunger. Al no coincidir en las instrucciones que daban, el presidente, Jacques Rogge, les oblig¨® a repetirlas. Fue in¨²til y el griego Lambis Nikolau se equivoc¨®. Su voto era uno de los que, en principio, ir¨ªan a Madrid. Nervioso, se delat¨®: "De todas formas, no importaba porque la diferencia ha sido de dos".
A las seis de la tarde en Singapur, una hora despu¨¦s de la ¨²ltima presentaci¨®n de Madrid, Rogge convoc¨® a los miembros del COI para hacer un ensayo sobre la votaci¨®n. El que sean p¨²blicas desde la de Mosc¨², en 2001, habla de la transparencia, pero tambi¨¦n del riesgo a que se vean los fallos. Rogge dijo que el sistema hab¨ªa sido aprobado por una compa?¨ªa especializada noruega y fue entonces cuando se enfad¨® porque Lacotte ley¨® que, tras apretar los botones, a los miembros les aparecer¨ªa la confirmaci¨®n de su opci¨®n en dos o tres segundos y un ok a los diez. Sprunger acababa de decir que esta ¨²ltima se?al no se ver¨ªa.
Tras la supuesta aclaraci¨®n y el rapapolvo, comenz¨® la primera ronda y lleg¨® la primera sorpresa al desaparecer un voto. Hab¨ªa 98 aparatos repartidos para votar en vez de 99 y, al no hacerlo Rogge, seg¨²n la costumbre presidencial, hubo 97. S¨®lo se supo que Mosc¨² quedaba eliminada al mantenerse secretos los n¨²meros incluso para los miembros. Despu¨¦s se vio que la igualdad era total: Londres, 22; Par¨ªs, 21; Madrid 20; Nueva York, 19, y Mosc¨², 15. El colch¨®n de Madrid era menor del previsto, pero tampoco los dem¨¢s se hab¨ªan destacado. Cog¨ªa la decena de votos hispanos y menos de los europeos esperados, pero tambi¨¦n alguno asi¨¢tico y africano. Fidel Mendoza, colombiano, hab¨ªa comentado: "Hay asi¨¢ticos que van a votarla. Wu, de Taiw¨¢n, est¨¢ entusiasmado elogi¨¢ndola".
La ca¨ªda moscovita fue un empuj¨®n. Entre los 15 votos que buscaron una segunda opci¨®n, m¨¢s los tres de los rusos incorporados, Madrid cogi¨® 12 y lleg¨® a los 32. Eso era estar en la parte alta de la horquilla de los 36 barajados. El problema, como se preve¨ªa, se iba a plantear en la peligrosa tercera ronda, pues la fidelidad a Nueva York la perdieron ya tres votantes en la anterior y cay¨® eliminada con 16. Tal vez ten¨ªan ya miedo de no ayudar a Londres o Par¨ªs, que se los repartieron junto a los seis sobrantes de Mosc¨². Londres se llev¨® cinco, hasta 27, y Par¨ªs, cuatro, hasta 25 de los 100 totales ya. El votante perdido y misterioso segu¨ªa ausente. Los votos no se conoc¨ªan en esos diez minutos de m¨¢xima tensi¨®n, decisivos para Madrid. ?Ad¨®nde ir¨ªan los votos de Nueva York?
Rogge anunci¨® la tercera votaci¨®n, de dos minutos de duraci¨®n, como las anteriores, tiempo m¨¢s que suficiente para apretar un bot¨®n. Pero, cuando el plazo termin¨®, se le oy¨® decir: "Se?or Nikolau, ?quiere apagar el micr¨®fono? Le pedimos que no hable m¨¢s por ¨¦l". Pero el griego grit¨®: "?Es que no vot¨¦!". Incluso el pr¨ªncipe Alberto de M¨®naco volvi¨® a hablar: "?Pero cu¨¢nto tiempo tenemos para votar? Es que no se ha dicho". Rogge consult¨® y Bach le dijo que a Nikolau se le hab¨ªa pasado. Y Madrid, anunci¨® entonces el presidente, fue eliminada. Perd¨ªa un voto, de 32 a 31, pero lo sorprendente es que, con 103 participantes, incorporados ya los tres estadounidenses, hab¨ªa 103 votos v¨¢lidos: 39 para Londres, 33 para Par¨ªs y 31 para Madrid. Se hab¨ªa perdido el voto del griego, pero el total segu¨ªa siendo el mismo ?Hab¨ªa aparecido el misterioso ausente inicial? El director general del COI no supo responder a nada. Y lo grave es que el otro miembro griego, oficialmente ausente por enfermedad, Nikos Filaretos era otro posible votante de Madrid.
Los votos de Nueva York fueron a Par¨ªs, ocho, y Londres, que no s¨®lo sum¨® los otros ocho, sino tambi¨¦n los tres estadounidenses y el misterioso aparecido. Fue el principio del fin para Par¨ªs. "No parecen franceses", hab¨ªa dicho por la ma?ana, tras su presentaci¨®n, Elizalde. Estaba sorprendidos de su falta de arrogancia. Pero est¨¢ claro que Francia tiene un veto amplio en el COI.
Los votos de Madrid parec¨ªa l¨®gico que fueran a la otra mejor candidata, favorita por proyecto y por deudas con su tercera presentaci¨®n en 20 a?os. Pero quiz¨¢ s¨®lo fueron a Par¨ªs los hispanos, incluidos los espa?oles. No hubo venganzas por la insolente pregunta de Alberto de M¨®naco sobre el terrorismo, que pudo ser teledirigida por Par¨ªs. Como mucho, otra desaparici¨®n, pues en la ¨²ltima ronda s¨®lo vot¨® un miembro m¨¢s, aunque se incorporaban los dos espa?oles, la infanta Pilar de Borb¨®n, y Juan Antonio Samaranch Salisachs. Lo hicieron 104. De los 31 que ced¨ªa Madrid, 32 al final, 17 fueron para Par¨ªs, que subi¨® de 33 a 50, pero Londres a¨²n arrastr¨® 15, de 39 a 54. Suficiente para ganar en otro sprint sorprendente, viniendo desde muy atr¨¢s, pero con la maquinaria angl¨®fona muy bien engrasada por Sebastian Coe.
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