El dilema del PP
Nadie ha recogido la bandera flameada por Josep Piqu¨¦ de que el Partido Popular debe cambiar de imagen. Por consiguiente, el dirigente del PP de Catalu?a se la ha envainado. Sin embargo, otros dirigentes populares reconocen -en privado- la existencia de una deriva interna en su partido que les aleja de forma inconsciente del centro pol¨ªtico. Y es precisamente ese centro, los dos o tres millones de votos que lo conforman, quien lleva al poder a quien sepa captarlo.
?se es el mayor m¨¦rito del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero: haber confinado en la derecha a un partido al que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, s¨ª, el denostado Aznar, supo situar en el centro del espectro pol¨ªtico con una serie de medidas econ¨®micas, fiscales y laborales que le dieron el poder durante dos mandatos consecutivos. En ese viraje inconsciente de su rival hacia la derecha, el PSOE ha encontrado la colaboraci¨®n inestimable de presuntos ide¨®logos conservadores -sean medi¨¢ticos, eclesiales o sociales- que se crecen en la confrontaci¨®n y, en cambio, se sienten perdidos en el di¨¢logo.
Cuando m¨¢s tiempo transcurra en esa tesitura, m¨¢s problemas tendr¨¢ el PP para cambiar de rumbo. Uno, no menor, de un brusco cambio a estribor podr¨ªa ser el surgimiento organizado al margen de ¨¦l de una extrema derecha a la que Aznar supo dome?ar sin que sus componentes m¨¢s radicales se diesen cuenta. Esos conservadores extremistas, c¨®modamente instalados ahora en la bronca permanente, se sentir¨ªan desplazados y hasta hu¨¦rfanos en un PP que se resituase en aquel centro pol¨ªtico adonde le cost¨® Dios y ayuda poder llegar.
Y no vale el que los dirigentes populares digan que tienen detr¨¢s de s¨ª casi el 40 por ciento de los votos de este pa¨ªs. Siendo cierto, puede resultar ef¨ªmero y, en cualquier caso, parece equ¨ªvoco. Otro de los aciertos de Rodr¨ªguez Zapatero y de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, su Maquiavelo particular, consiste en haber visualizado la soledad del PP frente a los dem¨¢s partidos del arco parlamentario. Mientras que el PSOE puede apoyarse en su izquierda -IU y Esquerra Republicana- y en los nacionalismos, por radicales que sean, el Partido Popular de ahora se halla tan s¨®lo que necesita imperiosamente hacerse con los votos de ese centro pol¨ªtico tantas veces citado para recuperar alg¨²n d¨ªa el Gobierno.
A falta del poder del Estado, el PP sufre la tentaci¨®n de bunkerizarse, de acantonarse en aquellas comunidades aut¨®nomas que sigue gobernando, como es el caso de la Comunidad Valenciana. Eso le ocurri¨® ya al PSOE, cuando la zarabanda sucesiva de dirigentes estatales -Gonz¨¢lez, Almunia y Borrell- propici¨® la fortaleza de los barones regionales del partido: Jos¨¦ Bono, Rodr¨ªguez Ibarra, Manuel Chaves... En justa correspondencia, el PP vive ahora la eclosi¨®n de otros dirigentes perif¨¦ricos -Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel, Juan Vicente Herrera, Jaume Matas... y, sobre todos ellos, Francisco Camps- que, cuanto m¨¢s tarde el Partido Popular en recuperar el Gobierno de la naci¨®n, m¨¢s pueden perpetuarse ellos al frente de sus respectivas comunidades aut¨®nomas.
No es ¨¦se el caso de Josep Piqu¨¦ y ah¨ª radica la debilidad de su planteamiento: el dirigente catal¨¢n ni manda en su comunidad ni siquiera ha sido capaz de mantener los votos que consigui¨® su predecesor, Alex Vidal-Quadras. La ambig¨¹edad del ex ministro de Aznar, situado entre el centrismo, el catalanismo o lo que sea, es en parte culpable de la aparici¨®n del manifiesto antinacionalista de un grupo de intelectuales catalanes: F¨¦lix de Az¨²a, Arcadi Espada, Albert Boadella... Porque ¨¦se es el ¨²ltimo dilema del perplejo PP actual: ?m¨¢s centrismo significar¨ªa m¨¢s nacionalismo perif¨¦rico?, ?para desplazarse hacia el centro habr¨ªa que ser m¨¢s federalista que el propio PSOE?
Si el Partido Popular se enreda en ese falso dilema, m¨¢s bien, en esa paradoja, siempre le ganar¨¢ Rodr¨ªguez Zapatero, capaz de ir un paso m¨¢s all¨¢ que sus antagonistas. Si, en cambio, el centrismo pol¨ªtico supone la consecuci¨®n de m¨¢s libertades y derechos, ah¨ª tendr¨ªa su oportunidad un PP que no ha sabido visualizar hasta ahora que el PSOE es heredero de su pol¨ªtica econ¨®mica y que ¨¦l, contra todo pron¨®stico, en su d¨ªa promovi¨® el pacto social, suprimi¨® la mili obligatoria y propici¨® espacios de convivencia.
Frente a ese partido reciente, el mayoritario PP actual de confrontaci¨®n y bronca, que espera a que Rodr¨ªguez Zapatero se estrelle por mero desgaste, sin ofrecer ¨¦l a los ciudadanos alternativas estimulantes, se quedar¨¢ para vestir santos por los siglos de los siglos, am¨¦n.
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