..., Madrid, Londres, ?y?
No ha sorprendido el hecho en s¨ª, ni el lugar. En cuanto al momento elegido, sab¨ªan que si atentaban antes de las elecciones brit¨¢nicas del 9 de mayo, reforzar¨ªan a¨²n m¨¢s la victoria (a pesar de Irak) de Blair. Tampoco quisieron poner las bombas en v¨ªsperas de la decisi¨®n del COI que eligi¨® a Londres para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012. Saben lo que hacen. Esperaron a despu¨¦s, para desviar la atenci¨®n medi¨¢tica del G-8 en Escocia, cambiar el gui¨®n de esa reuni¨®n centrada en la condonaci¨®n de la deuda a los pa¨ªses m¨¢s pobres y el cambio clim¨¢tico, y volver a poner este terrorismo e Irak en el centro.
Estos grupos neofundamentalistas que se reclaman de la marca u organizaci¨®n Al Qaeda viven en una burbuja propia, global, cortada de sus ra¨ªces culturales aut¨¦nticas. Pues en el mundo se est¨¢n creando unas nuevas identidades virtuales -eso es esencialmente Al Qaeda-, con efectos muy destructivos. Con estos terroristas no es que no se pueda o deba negociar, sino que no se dejan. Tanto que para cometer sus barbaridades, como instrumento antes que como fin o para escapar a la detecci¨®n, est¨¢n dispuestos al suicidio, como se vio no el 11-M, sino en Legan¨¦s despu¨¦s. No pueden ganar. Pero su concepto de ganar, o de perder, es muy distinto del nuestro, como lo es su sentido del tiempo. Si es posible, hay que capturarlos, pero no servir¨¢ de disuasi¨®n para otros.
Lejos del nihilismo, tienen unas metas geopol¨ªticas cambiantes que van m¨¢s all¨¢ de "imponer extremismo en el mundo", como dijo Blair. Bin Laden y sus seguidores con el 11-S y lo que ha venido despu¨¦s, han fracasado en su intento de sublevar a los ¨¢rabes, o de forma m¨¢s amplia a los musulmanes, contra sus reg¨ªmenes cerrados. Pero, seg¨²n su propia perspectiva, han logrado echar a Israel de L¨ªbano, a EE UU de Arabia Saud¨ª, y cambiar el signo de unas elecciones en Espa?a, pues, guste o no, as¨ª lo perciben. Ahora su objetivo es Irak -conflicto no mencionado por Blair- convertido desde la invasi¨®n en nuevo centro de ida y vuelta de este terrorismo islamista global, y en atrapamoscas de soldados de EE UU y otros pa¨ªses. Hace unos d¨ªas, la CIA hizo saber lo que ya muchos hab¨ªamos diagnosticado hace tiempo: que Irak se hab¨ªa convertido en caldo de cultivo de terroristas. La Administraci¨®n Bush no sabe ni c¨®mo irse ni c¨®mo quedarse. Pese a su grandilocuencia, carece de estrategia. ?Reconocer¨¢ alg¨²n d¨ªa alguno de sus responsables los graves errores con y en Irak? Estos errores han agravado los de la concepci¨®n de la llamada "guerra contra el terrorismo" que ha llevado a aberraciones por parte de EE UU como Abu Ghraib, Guant¨¢namo o la externalizaci¨®n de la tortura a otros pa¨ªses. La cuesti¨®n de Irak nos afecta a todos y es necesario resolverla o, al menos, encauzarla.
Dicho esto, incluso si Irak tuviera soluci¨®n, este tipo de terrorismo no cejar¨ªa. Contra este terrorismo, hay que luchar con perseverancia, perseguirlo y defenderse, m¨¢s sin perder nuestras esencias. Hay incluso que pensar que podr¨ªa no llegar a desaparecer nunca del todo por la presi¨®n externa, sino, si acaso, acabar consumi¨¦ndose internamente, para lo que el fundamentalismo pol¨ªtico, con el que hay que hablar, tiene un papel que jugar. Se lograr¨¢ cuanto m¨¢s se adentre en general el mundo isl¨¢mico en la modernidad, en su modernidad, que no es occidentalizaci¨®n. La evoluci¨®n del islam en Europa es un elemento central de ese cambio. Esta transformaci¨®n no es rectil¨ªnea, genera incluso conversos al yihadismo en Europa y nos deparar¨¢ otros horrores, como el 11-M y ahora el 7-J en Londres, pero es una de las claves. Londres, una ciudad que sabe lo que es estar bajo las bombas -lo ocurrido entre 1939 y 1945 fue mucho peor, y ha convivido a?os con el terrorismo- ha reaccionado con sangre fr¨ªa. Es importante no perder la cabeza. Pues tras Madrid, Londres y los anteriores, vendr¨¢n otros atentados. Hay que tratar de impedirlos, pero la seguridad total no es posible.
aortega@elpais.es
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