"Nuestra familia ya no tiene futuro aqu¨ª"
Los parientes de los suicidas temen represalias de sus vecinos de Leeds, a¨²n at¨®nitos ante los hechos
Beeston, un humilde suburbio multirracial del sur de Leeds que podr¨ªa ser el escenario de una pel¨ªcula de Ken Loach, se despert¨® el martes en medio de una vasta operaci¨®n policial y ayer comenz¨® a digerir lo que hab¨ªa ocurrido: varios j¨®venes de la comunidad eran los autores de los atentados suicidas de Londres. En la calle principal de Beeston, en la Tempest Road, se encuentra Bashir Ahmed, de 65 a?os, al borde del llanto, con los ojos enrojecidos y la voz entrecortada. No puede creer que su sobrino, Shahzad Tanweer, de 22 a?os, matase a siete personas entre las estaciones de metro de Aldgate y Liverpool Street en Londres.
"Es imposible describir lo que sentimos. Seguramente nuestra familia ya no tenga futuro aqu¨ª. ?C¨®mo nos van a respetar la comunidad? No sabemos lo que vamos a hacer", afirma con una voz apenas audible. "No me lo puedo creer, alguien tiene que haber teledirigido sus movimientos. Amaba su comunidad y amaba su pa¨ªs. Tanweer se sent¨ªa muy cercano a su madre y a su padre. Ahora estamos todos destrozados, nuestras vidas se han roto. No es f¨¢cil aceptar que algo tan terrible haya ocurrido en tu familia", prosigue Ahmed, un hombre extremadamente educado y con el cabello y el bigote blancos.
"Crees que conoces a la gente; pero luego no es as¨ª", afirma un sij nacido en India
Ahmed, casado con una hermana de la madre de Tanweer, vio a su sobrino por ¨²ltima vez el mi¨¦rcoles y asegura que la familia empez¨® a preocuparse seriamente el jueves por la ma?ana, despu¨¦s de los atentados: pensaron que pod¨ªa estar entre las v¨ªctimas, nunca entre los autores. Ayer tuvo la paciencia de atender a los periodistas de todo el mundo que invadieron las calles de Beeston, en las que la polic¨ªa mantiene todav¨ªa numerosos cordones de seguridad.
Como la familia de Tanweer, como cientos de miles de paquistan¨ªes, emigr¨® en los a?os sesenta a Leeds, una ciudad industrial de 400.000 habitantes del norte de Inglaterra, en Yorkshire, atra¨ªdo por el sector textil. "Todos vinimos aqu¨ª a buscar trabajo", explica Ejaz Husain, de 54 a?os, vestido de forma tradicional pero con dos pulseras de pl¨¢stico en la mu?eca, due?o de la tienda de comestibles Raja Brothers, a unos pocos metros de Colwyn Road, donde viv¨ªa Tanweer con su familia. "Su padre prosper¨®, como yo, que consegu¨ª abrir esta tienda. ?l tiene un comercio de fish and chips y un matadero que proporciona carne halal a esta zona de Yorkshire", agrega Husain, quien no puede creerse que ese joven callado, nacido en Leeds, sea un terrorista suicida.
En la tienda cercana a la casa en la que viv¨ªa con su familia Hasib Hussain, de 19 a?os, en el cercano suburbio de Holbeck, tambi¨¦n est¨¢n at¨®nitos ante la posibilidad de que el adolescente que pasaba de vez en cuando por all¨ª para hacer recados sea el asesino del autob¨²s de la l¨ªnea 30. El due?o del peque?o comercio, un sij nacido en India, afirma: "Crees que conoces a la gente; pero luego no es as¨ª".
Con la ropa tendida de una casa a otra, algunas viviendas abandonadas y las calles bastante sucias, Holbeck ofrece un aspecto todav¨ªa m¨¢s deprimido que Beeston. Los dos barrios son multirraciales y en la misma calle hay casas habitadas por personas provenientes de Pakist¨¢n, Bangladesh, India, el Caribe, Polonia u originarios de Yorkshire.
En esta zona de Leeds el paro ronda el 11%, m¨¢s del doble de la media nacional. Comprar una vivienda de tres habitaciones cuesta unas 60.000 libras (87.000 euros); aunque se puede alquilar un cuarto por unas 50 libras (72,5 euros) a la semana. Sin embargo, a pesar del desempleo, los emigrantes siguen llegando en busca de trabajo, seg¨²n explica un trabajador de un centro de formaci¨®n dependiente del Ayuntamiento, en Tempest Road. La diferencia, es que ahora la mayor¨ªa proviene del Este de Europa. Esto, no obstante, no ha cambiado el aspecto de la barriada de Beeston, donde la presencia paquistan¨ª sigue siendo muy importante, por encima del resto de las comunidades.
En un radio de un kil¨®metro hay dos humildes mezquitas y un centro religioso y social. "Aqu¨ª no hay ning¨²n tipo de actividad de militantes, de radicales isl¨¢micos o de wahab¨ªes. Es algo desconocido en nuestra comunidad", explica Mohamed Sarwar, responsable de la mezquita y centro isl¨¢mico Cachemira, poco antes de acudir a un encuentro con l¨ªderes musulmanes y de otras religiones para estudiar la situaci¨®n creada tras descubrir que una c¨¦lula durmiente de terroristas suicidas viv¨ªa en la zona o, como Mohamed Sadique Khan, de 30 a?os, naci¨® all¨ª, pero se mud¨® al casarse al pueblo de Dewsbury, unos 15 kil¨®metros al sur de Leeds. Un cuarto terrorista, que la polic¨ªa a¨²n intentaba identificar anoche, al parecer tambi¨¦n era del barrio o de los aleda?os.
El t¨ªo de Tanweer explica que su sobrino pas¨® dos meses en Pakist¨¢n, en Lahore, a finales de 2004 y principios de 2005. "Cuando volvi¨® era el mismo, no cambi¨®. Viaj¨® para profundizar su formaci¨®n religiosa", se?ala Bashir Ahmed, que asegura que el joven no lleg¨® a ir a Afganist¨¢n, una informaci¨®n que apareci¨® ayer en la prensa brit¨¢nica. "Nunca hablaba de pol¨ªtica, le interesaban los deportes, sobre todo el cr¨ªquet y el f¨²tbol", se?ala por su parte Iftahad Hussein, de 27 a?os, que trabaja desde hace siete meses en la tienda del padre de Tanweer.
"No son cosas que se hagan en p¨²blico. No creo que funcione as¨ª, no llega alguien a la mezquita y se pone a reclutar a gente. Todo esto ocurre a escondidas", se?ala un joven, vestido con una chilaba y con una larga barba negra, que prefiere no decir su nombre. En la puerta del comercio Raja Brothers, explica que conoc¨ªa bien a los tres suicidas y que se hab¨ªan vuelto "m¨¢s religiosos" en los ¨²ltimos dos a?os. "Aqu¨ª, como en cualquier otro lugar del Reino Unido, hay gente que est¨¢ en contra de lo que ocurre en Irak o en Afganist¨¢n, pero eso no quiere decir que se conviertan en asesinos y vayan a Londres a cometer atentados", agrega.
El dolor silencioso de Bashir Ahmed o el absoluto desconcierto de los vecinos refleja el horror y el miedo ante el descubrimiento de que j¨®venes integrados -en el barrio los testigos destacan que eran buenos deportistas o estudiantes y aseguran que no hab¨ªa nada extraordinario en sus vidas-, uno de ellos con un beb¨¦ de ocho meses, sean capaces de cometer un asesinato masivo.
En Beeston, con las casas de los sospechosos cubiertas de andamios por la polic¨ªa, que llevaba a cabo registros a fondo, la vida cotidiana tardar¨¢ en volver a la normalidad. "Lo terrible es darnos cuenta de que pod¨ªa haber sido cualquiera", dice un vecino.
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