Un sat¨¦lite del 27
El fusilamiento de Jos¨¦ Mar¨ªa Hinojosa, a manos de milicianos anarquistas en el sangriento agosto del primer a?o de la Guerra Civil, s¨®lo produjo su muerte f¨ªsica. La literaria tuvo lugar a?os atr¨¢s, tras la publicaci¨®n de La sangre en libertad (1931). Durante la Rep¨²blica, Hinojosa se hab¨ªa reencontrado con los intereses olig¨¢rquicos y la ideolog¨ªa reaccionaria de su familia, dos de cuyos miembros, padre y hermano, lo acompa?aron en el pared¨®n del cementerio malague?o de San Rafael. Algunos a?os atr¨¢s, en 1928, la imprenta Sur de Altolaguirre y Prados hab¨ªa publicado La flor de Californ¨ªa, el librito de prosas que ahora se reedita. ?ste constituy¨® la primera manifestaci¨®n del surrealismo espa?ol, lo que no bast¨® para que Hinojosa fuera tomado demasiado en serio como escritor: muchos coet¨¢neos lo consideraban un se?oritingo que, adem¨¢s de aficionado al golf, jugaba a la literatura. Su figura literaria a¨²n habr¨ªa de recibir un metaf¨®rico tiro de gracia tras la victoria de los suyos, pues si los perdedores no quisieron hacerle un hueco en el pante¨®n donde reinaban muertos gloriosos como Lorca, los vencedores no encontraban en ¨¦l motivo de reivindicaci¨®n tras sus frivolidades y radicalismos juveniles.
El neopopularismo de su primer libro, Poema del campo (1925), estaba a¨²n muy pr¨®ximo al a?ejo ruralismo, a pesar de las ilustraciones de Dal¨ª. Pronto, sin embargo, se situ¨® Hinojosa en la vanguardia de las vanguardias, coincidiendo con una estancia en Par¨ªs. Casi sin soluci¨®n de continuidad dio a las prensas cuatro libros entre 1926 y 1928. En 1929 se implic¨® como codirector en la segunda ¨¦poca de Litoral, y todav¨ªa en 1931 publicar¨ªa el volumen con que puso fin a su breve carrera po¨¦tica. Cabe pensar que un viaje inici¨¢tico a la URSS agrav¨® una crisis ideol¨®gica y moral a cuyo t¨¦rmino Hinojosa se repleg¨® a sus cuarteles de invierno, desde los que organizar¨ªa su activismo pol¨ªtico de los ¨²ltimos a?os. Tras 1936 vino el silencio, que s¨®lo en 1972 fue interrumpido por Giovanni Allegra. La publicaci¨®n de su obra completa dos a?os despu¨¦s lo sac¨® a la luz cuando la revoluci¨®n surrealista se conservaba en el formol de los temarios de oposiciones. Julio Neira y Alfonso S¨¢nchez, entre otros, han llamado la atenci¨®n sobre este sat¨¦lite de la galaxia del 27, plagada de estrellas. La flor de Californ¨ªa, cuyas palabras preliminares de Moreno Villa se?alan la sustancia surrealista y su vinculaci¨®n con los cuadros de Bores o de Mir¨®, es la obra de un poeta notable, no s¨®lo la de alguien que llega el primero. El libro est¨¢ estructurado en dos partes: una, formada por textos de hilado narrativo; otra, de r¨ºves o enso?aciones on¨ªricas que son ya verdaderos poemas surrealistas en prosa, donde lo narrativo desaparece. Pero el surrealismo de Hinojosa obedece m¨¢s a una decisi¨®n program¨¢tica que a la necesidad de descerrajar la tapa de la conciencia por donde escapan los sofocos rom¨¢nticos de Cernuda, el angor existencial de Alberti, las visiones del universo primordial de Aleixandre, o la apoteosis del sujeto triturado por la megal¨®polis de Lorca. Es bueno, en fin, que al silencio suceda la reivindicaci¨®n, aunque ¨¦sta no vaya a torcer la articulaci¨®n de una historia literaria que sustancialmente, y en lo tocante al surrealismo, est¨¢ escrita con renglones derechos.
Jos¨¦ Mar¨ªa Hinojosa. La flor de Californ¨ªa. Edici¨®n de Alfonso S¨¢nchez Rodr¨ªguez. Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. Sevilla, 2005. 120 p¨¢ginas. 15 euros. La flor de Californ¨ªa. Edici¨®n de J. A. Mesa Tor¨¦. Huerga & Fierro. Madrid, 2005. 128 p¨¢ginas. 12 euros.
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