Bonanza
YO (CONCRETAMENTE) soy de la opini¨®n de que viajar est¨¢ sobrevalorado. En casa detestamos viajar. La gente, en los viajes, se pone fe¨ªsima. En casa de pap¨¢ hay fotos de cuando ¨¦ramos peque?os subidos en el cap¨® del coche por Bail¨¦n o por Linares y estamos muy feos. Bien es verdad que en los a?os setenta casi todos los espa?oles eran fe¨ªsimos, y a todos los ni?os nos hac¨ªan fotos encima de los cap¨®s con cara de v¨®mito, porque eso de sonre¨ªr a la c¨¢mara es una costumbre muy reciente. Hay gente muy fea que, inexplicablemente, te pide que le hagas fotos delante de un monumento. Ah, mira, yo se las hago, tan ricamente, pero por dentro estoy que me deshuevo. Esa gente, fijo que ense?a luego las fotos al volver a casa. La gente en los autocares se pone fe¨ªsima cuando se duerme.
Una vez fui a dar una charla por ah¨ª por la deep Am¨¦rica, y como el encargado del college no ven¨ªa a recogerme, le dije a un se?or que me hiciera una foto debajo del cartel que pon¨ªa "Bonanza", que as¨ª se llama la marca de autobuses. Es que yo fui fan¨¢tica de Michael Landon; pero, vaya, es como si aqu¨ª un americano te pide que le hagas una foto debajo del cartel del Auto Res, aunque con la diferencia de que en Espa?a no hemos (a¨²n) hecho una serie que se llame Auto Res. En las salas de embarque de los aeropuertos, la gente es fe¨ªsima. Mi santo me dice que tal vez ellos nos vean a nosotros igual de feos, y yo le digo: ay, hijo, si empezamos con el relativismo apaga y v¨¢monos.
Yo viajando me aburro mucho. Cuando viajo en VIP intento meterme en las salas de Internet para mandar correos electr¨®nicos o para meterme a EL PA?S Digital a ver qu¨¦ art¨ªculos vota la gente. Desde algunos aeropuertos del mundo, yo he votado por mis propios art¨ªculos. Ya hay que estar desesperada. Es alucinante, pero los art¨ªculos m¨¢s visitados son los que tratan de las novias de Ronaldo o de los hijos negros de Alberto de M¨®naco; o sea, los art¨ªculos en los que hay rollete, los de In¨¦s Garc¨ªa-Albi, pero luego la gente no los vota. Por hipocres¨ªa. Desde aqu¨ª te lo digo, In¨¦s: yo siempre voto tus art¨ªculos sobre los hijos negros de Alberto de M¨®naco, que es un tema que estoy siguiendo bastante.
Es muy dif¨ªcil conseguir un ordenador en las salas VIP de los aeropuertos porque siempre las tienen pilladas esos ni?os a los que se les ha estropeado la Game-boy. La Game-boy es a los ni?os de hoy d¨ªa lo que a nosotros era el chupete mojado en az¨²car. Cuando est¨¢s en la sala VIP y a un ni?o se le estropea la Game-boy, los padres, desesperados, los ponen delante del ordenador, y a los adultos, que los necesitamos porque nos aburrimos y carecemos de Game-Boy, que nos den morcilla. Hace poco le dije a un ni?o que estaba jugando con el ordenador: ni?o, d¨¦jame el ordenador. Y el ni?o dice: no. Y le digo al ni?o: ni?o, yo soy la due?a de los ordenadores, y como no lo dejes ya mismo te detienen y nunca vuelves a ver a tus padres. Y le pegu¨¦ un empuj¨®n. Eso lo pude hacer porque estaba en Espa?a; en Am¨¦rica, por una tonter¨ªa de ¨¦sas puedes acabar en la c¨¢rcel. La gente que viaja en avi¨®n se pone fe¨ªsima, quitando los que viajan en el Pont Aeri, claro, que parece que les ha hecho el uniforme Toni Mir¨® y en vez de entrar en el avi¨®n entran por una pasarela. Pero quitando ¨¦sos, la gente es un callo. La gente bebe mucho en los aeropuertos (puede que para olvidar). Este a?o, despu¨¦s de diez viajes internacionales, puedo asegurar que la mitad de la gente que hace vuelos internacionales est¨¢ completamente narcotizada: mezcla de alcohol y barbit¨²ricos. A los ni?os no les hacen falta porque tienen la Game-boy. Qu¨¦ jod¨ªos. La gente fea y borracha es muy solidaria, y si te ves en la tesitura de no tener pastillazos, se los pides a otro pasajero y te los da. Si la gente es un espa?ol te da dos o tres, porque todos los espa?oles llevan dentro un m¨¦dico de la Seguridad Social. Mi padre, sin ir m¨¢s lejos, en su mariconera lleva tabaco y barbit¨²ricos; si t¨² te lo encuentras, le dices que vas de mi parte y te da lo quieras, un Orfidal, un Lexat¨ªn, un Valium; depende de la dolencia, ¨¦l ya te dice.
Hace poco, yendo de Buenos Aires a Nueva York me toc¨® de compa?ero un argentino muy gordo que iba a un congreso de Prosegur en Milwaukee o por ah¨ª. Yo no hab¨ªa dormido nunca con un t¨ªo de Prosegur, y ser¨¢ tonter¨ªa, pero como que me dio tranquilidad. Pero el gordo no me dur¨® ni diez minutos porque llevaba una to?a que se qued¨® muerto antes de que nos echaran de comer. De vez en cuando, yo chasqueaba la lengua para que mi gordo de Prosegur dejara de roncar, porque el hombre, dada la borrachera y la papada, emit¨ªa unos gru?idos tan violentos que digo: ay, a ver si este hombre se me muere. Qu¨¦ mal rato. Le mir¨¦ en la oscuridad y tuve un pensamiento peregrino: "Si este avi¨®n se cae en mitad del oc¨¦ano, este gordo de Prosegur ser¨¢ lo ¨²ltimo que vea en mi vida", y movida por un impulso que a¨²n a d¨ªa de hoy no alcanzo a entender, le di un besito en el hombro, que no compromete a nada. Lo digo por acabar este art¨ªculo sobre viajes con buen sabor de boca, porque, ya digo, viajar es una cosa que han sobrevalorado los escritores y las agencias de viajes. Aqu¨ª alguien est¨¢ untando a alguien, porque si no, t¨ªa, es que no me explico ese af¨¢n por ver mundo.
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