Estrella
Tumbado boca arriba en la playa esta noche pl¨¢cida de verano pienso que la suprema armon¨ªa de las estrellas preside la desgarrada violencia de la humanidad y el azar de nuestra existencia. Desear equivale a desiderar. Un deseo es una pregunta que se dirige a los astros siderales que gobiernan nuestros sue?os. Recuerdo ahora el verso de Leopardi: vaghe stelle dell'Orsa. S¨¦ muy bien que una de esas vagas estrellas sin nombre me pertenece. La he adoptado desde mi juventud como gu¨ªa; a ella dirijo mis plegarias si se tuerce el rumbo de mi vida, a ella le doy las gracias cuando soy feliz. Puede que haya desparecido hace miles de a?os y que su luz s¨®lo sea un grano de sal que brilla de noche sin nada que la sustente, pero mientras no se apague, espero seguir navegando con el viento a favor traves¨ªas todav¨ªa muy azules hasta el d¨ªa en que me parta el coraz¨®n la daga del Gran Pirata. Tumbado en la playa en medio de la oscuridad he tomado un pu?ado de arena. Imagino que cada grano tambi¨¦n es un astro, de forma que mi mano contiene todo el universo. Despu¨¦s he dejado que la arena se deslice entre los dedos y al final en el pu?o s¨®lo me ha quedado un peque?o canto rodado. De ni?o, yo le hablaba a una piedra como ¨¦sta, que me acompa?aba a todas partes. Era azul con una veta blanca y a ella le confiaba mis deseos mientras la calentaba con la mano para cargarla de energ¨ªa. Puede que haya cierta armon¨ªa en la violencia. Detr¨¢s de su impasible serenidad, las estrellas se devoran entre ellas con sus fauces de fuego hasta precipitarse en un agujero negro. Tambi¨¦n este canto rodado debe su suavidad a millones de embates que el mar ha desarrollado sobre ¨¦l hasta dejarlo pulido y delicado al tacto. Tal vez esa estrella sin nombre, que he adoptado, sufri¨® una explosi¨®n y desapareci¨® del universo desintegrada en la nada, pero su luz parpadea esta noche en mi frente y a ella le dirijo mis deseos. Quiero que el d¨ªa en que llegue el dolor, su huella me deje suave como esta piedra que tengo en la mano; que el desamor se convierta en una sonrisa placentera; que los sue?os que no logr¨¦ alcanzar se diluyan en el agua azul. No creo que d¨¦ para m¨¢s una noche de verano. Ahora la brisa trae un bolero desde un lejano baile de playa y mientras all¨ª unos adolescentes temblar¨¢n de pasi¨®n al besarse por primera vez , aqu¨ª una pareja de amantes habla, habla en la oscuridad con palabras ya gastadas. Cerca de la orilla hay gente asando sardinas. Vaghe stelle dell'Orsa. Esa estrella que ya no existe es la que amo y a¨²n me pertenece.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.