Seguridad, libertad y comunidades musulmanas
Pongamos que en nuestra comunidad de vecinos somos 30 familias, y que desde hace un tiempo hay alguien dedicado sistem¨¢ticamente a hacernos fechor¨ªas: rompe las bombillas, roba en los pisos, etc. Lo hace en nuestro bloque de viviendas y en los circundantes, pero nosotros tenemos fundados motivos para pensar que es alguien de nuestra comunidad, y tambi¨¦n lo creen as¨ª en las otras comunidades. Un d¨ªa decidimos emplearnos a fondo para encontrarlo y llevarle ante la justicia, para lo que optamos por contratar un detective al que pedimos que vigile todos nuestros movimientos. Tambi¨¦n instalamos c¨¢maras de vigilancia. Con ello estamos aceptando ciertas incomodidades: todos los miembros de la comunidad vamos a ser vigilados. Pero lo aceptamos porque queremos descubrir al detractor, y queremos descubrirlo tanto por las fechor¨ªas que hace en nuestro bloque como por el desprestigio que nos est¨¢ suponiendo ante los vecinos de otros bloques.
En estos d¨ªas se habla de nuevas medidas de seguridad para la lucha contra el terrorismo. Son medidas (control de mensajes de m¨®vil, e-mail...) que van a introducir nuevas incomodidades en nuestra vida, y a todos nos van a hacer sentir m¨¢s vigilados. Pero especialmente ser¨¢ as¨ª para quienes forman parte de las comunidades musulmanas. Muchos musulmanes se lamentan de estar siendo objeto de sospecha, y si la vigilancia se centra m¨¢s en las comunidades musulmanas, este problema crecer¨¢. Hay que abordar el grave problema de los estereotipos que se est¨¢n generando, pero hay que comenzar reconociendo que es inevitable que se produzca un plus de vigilancia sobre las comunidades musulmanas, y creemos que son ¨¦stas las primeras que lo han de reclamar. De la misma forma que en nuestra hipot¨¦tica comunidad de vecinos hicimos la opci¨®n de aumentar la vigilancia en nuestro interior, ¨¦sa debe ser tambi¨¦n la opci¨®n de las comunidades musulmanas, porque son las m¨¢s interesadas en deshacerse de los malhechores que tienen en su seno.
?Est¨¢ justificado que, por el hecho de que hayan aparecido unos grupos de terroristas en varios pa¨ªses del mundo, que han resultado ser musulmanes, se piense que en el seno de las comunidades musulmanas puede seguir habiendo gente dispuesta a convertirse en terrorista? Fundamentalismos los hay en todas las religiones y todos son nocivos. La lucha contra todos los fundamentalismos es igual de importante en todos los casos, porque es la lucha de la raz¨®n contra la locura. Pero cuando hablamos de medidas antiterroristas, las comunidades musulmanas son las primeras interesadas en aislar el fanatismo. Y, de hecho, as¨ª lo est¨¢n considerando ya muchas comunidades musulmanas en Espa?a y en el Reino Unido, cuya postura frente al fanatismo violento es firme y decidida, precisamente porque entienden que ese fanatismo nada tiene que ver con las creencias de la inmensa mayor¨ªa de los musulmanes.
?Se reducir¨¢ nuestra libertad por causa de las nuevas medidas de seguridad? ?Se reducir¨¢ espec¨ªficamente la libertad en las comunidades musulmanas? El actual debate que se est¨¢ produciendo, contraponiendo libertad a seguridad, tiene mucho de falacia. La seguridad puede lograrse sin merma de la libertad en sus aspectos fundamentales, y cuando no es as¨ª es porque lo que se buscaba no era s¨®lo la seguridad, sino que (como ha ocurrido con ciertas medidas de la Administraci¨®n de Bush) la seguridad se ha utilizado como excusa para desarrollar ciertas formas de control. En nuestra valoraci¨®n sobre las nuevas medidas de seguridad, introducidas para combatir el terrorismo, creemos que lo importante es asegurar que se utilicen s¨®lo para eso. Volviendo al s¨ªmil de la comunidad de vecinos, lo que querr¨ªamos es que la informaci¨®n obtenida por el detective y sus c¨¢maras de vigilancia s¨®lo sea utilizada para detectar e inculpar al malhechor; pero el resto de la informaci¨®n obtenida sobre cada vecino no podr¨¢ circular entre los dem¨¢s, ni podr¨¢ utilizarse con otros fines, y deber¨¢ ser destruida.
?ste es el tipo de garant¨ªas que, cuando se dan, hacen compatible la libertad con el aumento de la seguridad. La mayor¨ªa no nos sentimos menos libres por tener que pasar por cada vez m¨¢s detectores en los aeropuertos y edificios p¨²blicos; lo que s¨ª queremos es que cuando un polic¨ªa registra nuestra maleta, buscando armas o drogas, no haga chanza ante el p¨²blico circundante si encuentra alg¨²n objeto ¨ªntimo que le haga gracia, o no nos pregunte por el tipo de lectura que llevamos en la maleta. Lo que cuentan, por tanto, son las garant¨ªas. Y ante las nuevas medidas de seguridad, lo que ha de quedar claro son las garant¨ªas de que se usar¨¢n correctamente y s¨®lo se usar¨¢n para lo que se dice que van a ser usadas. Las comunidades musulmanas tienen derecho a exigir que ese plus de vigilancia que van a sufrir conlleve garant¨ªas de que las cosas no se van a hacer a la ligera, que las actuaciones policiales van a estar bien fundadas, que no se van a dar palos de ciego, y que se va a ser siempre muy celoso para no difundir estereotipos. Cuando estas garant¨ªas no son efectivas, se le hace el juego a los terroristas, que justamente lo que atacan es el derecho a vivir en libertad en los pa¨ªses europeos, tambi¨¦n de los musulmanes.
En esta nueva etapa de la lucha contra el terrorismo fundamentalista hay que poner especial empe?o en no culpabilizar a todos los musulmanes de las acciones de los fundamentalistas. Creemos que Tony Blair ha dado una lecci¨®n positiva en sus primeras reacciones a los atentados de Londres, como tambi¨¦n la est¨¢ dando Rodr¨ªguez Zapatero. Pero esta actitud debe extenderse a todos los responsables pol¨ªticos y a todas las actuaciones policiales. Estamos en un momento en el que todos los esfuerzos son pocos para que no se extienda la culpabilizaci¨®n de toda la comunidad musulmana por las acciones de los terroristas, porque cuando ello ocurre es cuando los musulmanes estar¨¢n perdiendo su libertad, y la estaremos perdiendo todos de alguna manera.
En este debate entre libertad y seguridad es inevitable hablar de las causas del terrorismo. Hay unas que tienen que ver con la m¨ªtica religiosa y sus excesos; otras tienen que ver con la geopol¨ªtica y las situaciones que viven algunas sociedades concretas (Palestina, Irak...), y otras, con el modo en el que las sociedades europeas est¨¢n integrando a las poblaciones musulmanas de origen inmigrado. Hay que preguntarse c¨®mo es posible que unos j¨®venes nacidos y educados en Europa se revelen con una agresividad y violencia terrorista tan brutal contra el pa¨ªs en el que se han criado y desarrollado. Sabemos que la respuesta a esto es muy compleja, pero tambi¨¦n sabemos que hay ciertas causas sobre las que se puede actuar.
Se puede actuar contra los desequilibrios y la pobreza en el mundo, se puede fomentar la paz en las zonas en conflicto, se puede dar m¨¢s poder a la ONU, se puede desarrollar la propuesta de "alianza de civilizaciones", etc. Y todas estas cosas tienen que ver con la lucha contra el terrorismo. Quienes dicen que las injusticias que operan en el mundo no tienen nada que ver con el terrorismo internacional se equivocan. Es cierto que los l¨ªderes ubicados en el fanatismo violento ser¨ªan los mismos con injusticias o sin ellas, pero su n¨²mero de seguidores no ser¨ªa el mismo; el ¨¦xito de su proselitismo no ser¨ªa el mismo, y no ser¨ªa el mismo el n¨²mero de quienes se disponen a la acci¨®n terrorista.
Ahora bien, la idea que aqu¨ª queremos transmitir es que el desarrollo de nuevas medidas de seguridad (de tipo policial) y la lucha contra la injusticia a escala internacional son dos cosas que han de ir en paralelo. Ambas son necesarias, y no tiene sentido desautorizar una poniendo el acento en la otra. La geopol¨ªtica tiene que dar un vuelco para reducir las injusticias, pero, al mismo tiempo, la polic¨ªa tiene que hacer su labor para detectar y detener a quienes se est¨¦n preparando para convertirse en los terroristas del pr¨®ximo atentado.
Miguel Pajares es miembro del Centro de Estudios de CC OO de Catalu?a (CERES) y asesor sobre inmigraci¨®n en el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social Europeo; y Mohamed Chaib es diputado del Parlamento de Catalu?a y presidente de la asociaci¨®n socio-cultural Ibn Batuta.
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